Naturaleza megalómana
Sala Bonifaz ·
La megalomanía, lo pasional, el barro y el cielo, atraviesan ritmo y tono de una obra entre la pesadilla y el incendio volcánico de lo humano animalSecciones
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Sala Bonifaz ·
La megalomanía, lo pasional, el barro y el cielo, atraviesan ritmo y tono de una obra entre la pesadilla y el incendio volcánico de lo humano animalLa visceralidad como exploración. La desgarradura como mirada sobre las cosas. Aguirre, vista hoy, mantiene un atractivo fundamentado en la extrañeza, en esa idealización entre la utopía y la distopía, en la desgarradura de un rostro. Pero también en que no sabemos muy bien si ... la aventura verdadera tiene lugar en lo interiorizado de un visionario cruel, o en ese paisaje que parece escupir desazón y horror a cada paso. Al tiempo, al espectador le entra la duda al no poder discernir si la ficción con raíces históricas es menos aventura que el rodaje convulso y esa miscelánea de atracción repulsión que afloraba a cada paso en el vínculo entre el cineasta Werner Herzog y el actor Klaus Kinski. Lo lineal es el conquistador desequilibrado que intenta descubrir la mítica ciudad de El Dorado, perdida entre la exuberancia inmensa del Amazonas.
País Alemania
Año 1972
Dirección y guion Werner Herzog
Reparto Klaus Kinski, Helena Rojo, Peter Berling, Ruy Guerra
Género Aventuras/drama
En lo subliminal, uno quiere ver esa pugna visible e invisible de dos vasos comunicantes creativos, tan enemigos como dependientes, tan colaboradores como reacios a reconocer una mirada conjunta. Entre la versión libre de un Herzog que empieza su lanzamiento internacional y ese descaro ácrata, revolucionario de sí mismo, de los primeros planos de Kinski, la película es un estado emocional más que una narración. Como en 'Fitzcarraldo' y en buena parte de su filmografía, el cineasta alemán aborda la existencia de una criatura obsesiva cuya singladura personal, salvaje y primitiva, tiene sus espejos en una naturaleza que parece replicar la dureza primaria y atávica de la identidad y de una empresa: ese sueño imposible pero, quizá por ello construido entre la muerte, el dolor, la violencia, y una mirada finalista sobre el mundo.
Ha transcurrido ya más de medio siglo de su realización y es evidente lo desigual e irregular de la cinta, pero ahí están su magnetismo, desesperación, intrahistoria histérica y excitación telúrica La cuestión es si hay más verdad en la colisión del rodaje con la selva del Perú y los arrebatos de Kinski (pistola de por medio, incluida) que en la propia historia de Aguirre y su fracaso. La megalomanía, lo pasional, lo enfermizo, el barro y el cielo, atraviesan tanto el ritmo como el tono de una obra entre la pesadilla y el incendio volcánico de lo humano animal. Entre lo alucinante y lo onírico, entre el sudor y la sangre, lo fluvial posee efluvios del Conrad de 'El corazón de las tinieblas' y se vale de la atmósfera de la música de Popol Vuh. Paroxismo, humor negro y esa alianza de amor/odio entre el cineasta de 'Teniente corrupto' y el actor de 'Nosferatu'.
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