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Oro parece, plata no es
Crítica de cine 'Hit man: asesino por causalidad'

Oro parece, plata no es

Cinesa ·

Cabe el thriller y lo sofisticado, la provocación y la intriga. Y uno asiste a uno de los romances con mayor chispa y complicidad de los últimos años

Guillermo Balbona

Santander

Domingo, 9 de junio 2024, 20:55

Es lúdica, entretenida y aparentemente frívola. Pero Richard Linklater, cineasta de 'Antes del amanecer' la convierte en una comedia diferente. Las etiquetas son tan superfluas como incómodas en esta 'Hit man', a la que se le ha añadido una tontorrona y prescindible prótesis, el título en la distribución española, 'asesino por casualidad'. Lo híbrido toma el mando pero sin pedanterías ni estilizadas demostraciones pretenciosas. El juego está presente hasta en ese supuesto anuncio que alude a que el filme está 'basado en hechos reales'. Pero la historia de Gary Johnson, un profesor universitario de filosofía que, en sus ratos libres, colaboraba con la policía haciéndose pasar por matón y asesino a sueldo, valiéndose de su destreza para el disfraz y la actuación de muy diferentes roles, contiene juerga, frescura, un poso de desazón y, sobre todo, una singular y agitada mirada sobre la identidad.

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  • País EE UU

  • Año 2023

  • Dirección Richard Linklater

  • Guion Linklater, Glen Powell, Skip Hollandsworth

  • Reparto Glen Powell, Adria Arjona, Austin Amelio, Retta

  • Género Comedia

A partir de la voz en off del personaje, encarnado de modo excelente por Glen Powell –también coguionista– Linklater traza una crónica desconcertante y atractiva a la vez. Hay enredo, diálogos y frases que parecen marcadas a fuego para convertirse en chascarrillos de cinéfilos, a lo Tarantino, por ejemplo; cabe el thriller y lo sofisticado, la provocación y la intriga. Y, además, uno asiste a uno de los romances con mayor chispa y complicidad de los últimos años. Y ya sabemos que en eso el cineasta de 'Boyhood' es un maestro. Cinta pegadiza, con toques noir, a veces parece tomarse en serio cuando se antoja distante y ligera, y otras muta lo aparentemente trascendente en una mueca de transgresión casi cínica. Es como si a 'Perdición' de Wilder se la despojara la fibra de género y se quedara a la intemperie toda la ironía del maestro. En el cruce libertario y claramente juguetón pero reflexivo del cineasta es donde brilla el regreso desconcertante del cineasta.

Frases repetidas como un mantra (la del pastel), los nombres de las calles y los pensamientos compartidos con el espectador o expresados en las acciones del personaje profesor/sicario, acompañan al trayecto de este laberinto de espejos con dominio del tempo. Sin zona de confort, está dispuesto a romperlos en mil pedazos antes de caer en lo convencional. Una representación de la representación sin dejar de ser un jocoso tour de force sobre simulaciones, apariencias, máscaras y donde, si Pessoa me permite la licencia, el actor es un fingidor (o quizá lo somos todos). Una comedia, que como toda las buenas cobija una tragedia. --

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