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Película diván sin asiento
Cinesa ·
Su debilidad está en la dispersión, en la grisura narrativa y en la continua ruptura de ritmos. Al filme se le olvida sembrar al combate dialéctico de lucidez visualSecciones
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Cinesa ·
Su debilidad está en la dispersión, en la grisura narrativa y en la continua ruptura de ritmos. Al filme se le olvida sembrar al combate dialéctico de lucidez visualFe y ateísmo. El método científico y la naturaleza humana. La realidad, la fantasía y los sueños. Y, como envoltura, un duelo de egos revueltos. La dialéctica y la confrontación y el teatro de la palabra se aúnan en esas obras de cámara que están ... en la esencia de este filme, 'La última sesión de Freud', tan atractivo a priori como desaprovechado por una dirección anodina, soluciones erróneas y un tono reiterativo que no deja respirar lo que en principio era un combate sobre la lona de la excelencia intelectual del siglo XX.
País Reino Unido
Año 2023
Dirección Matt Brown
Guión Mark St. Germain
Reparto Matthew Goode, Anthony Hopkins, Jodi Balfour, Stephen Campbell Moore
Género Drama
A partir de una suposición, se aborda en este caso el retrato de un hipotético encuentro, teatralizado por Mark St. Germain, entre un crepuscular Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, y el escritor inglés y profesor de la Universidad de Oxford C. S. Lewis, autor de 'Las Crónicas de Narnia'. La película diván de Matt Brown, cineasta de 'El hombre que conocía el infinto' y 'London Town' se construye en el caos, lo que no sirve ni para reinar en el desconcierto ni para extraer nuevos caminos. El desorden, la falta de un montaje con sentido, la sensación de plúmbeo y facilón seguimiento discursivo y monocorde, nunca logran que el diálogo de ambos intelectuales y creadores adquiera una textura mínimamente seductora.
La paradoja es que para evitar la teatralidad, Brown recurre a flashs back, muchos de ellos innecesarios, mal encajados y con tan escasa fuerza narrativa (solo ilustrativa) que precisamente las escenas más 'teatrales' resultan las más interesantes. Las interpretaciones sustentan un armazón endeble, aunque también el ejercicio de duelo resulte (siempre en versión original, claro) francamente desigual. Anthony Hopkins encarna a la celebridad como si tragara saliva. No hay fugas ni escisiones. Un sólido retrato del Freud enfermo que mira a la historia y a su propia vida con palabras afiladas atemperadas por la morfina. A su lado, Matthew Goode tenía todas las de perder aunque defiende con entereza su perfil del escritor. El azar cinematográfico permite recordar la curiosidad de que Lewis ya fue encarnado precisamente por Hopkins en la magnífica 'Tierras de penumbra', de Richard Attenborough. 'La última sesión de Freud' tiene secuencias patéticas como la del falso bombardeo, pero donde la cinta demuestra su debilidad es en la dispersión, en la grisura narrativa y en esa continua ruptura de ritmos. Una ausencia de rima que olvida sembrar el relato de la necesaria lucidez visual que permita adentrarse en esa madeja de tensas y brillantes visiones del mundo y del hombre.
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