
Regurgitar el terror
Bonifaz. Filmoteca de Cantabria. Desde esta semana. ·
Persiste su invocación, su condición de ceremonia y rito. Y esa apelación a agitar experiencia, espectáculo y vívida inmersión en el desasosiegoSecciones
Servicios
Destacamos
Bonifaz. Filmoteca de Cantabria. Desde esta semana. ·
Persiste su invocación, su condición de ceremonia y rito. Y esa apelación a agitar experiencia, espectáculo y vívida inmersión en el desasosiegoNo son precisos ni aniversarios, ni remasterizaciones. Tampoco la muerte de su director, William Friedkin, hace apenas dos años, es una referencia obligada para justificar el regreso al título más icónico del cine de terror contemporáneo. Tampoco secuelas, intentos patéticos de superación, precuelas o pseudo acercamientos a modo de homenajes o guiños. Su sentido equilibrado del efectismo, la dosificación de elementos provocadores que lo mismo se instalan en la superficie o en la atmósfera de la historia, como ahondan en la extrañeza, en lo inesperado, en la eficaz mirada sobre lo que subyace, hacen de 'El exorcista' una cinta tan eficaz y sólida como resistente al paso del tiempo.
Año 1973
País EE UU
Dirección William Friedkin
Guion William Peter Blatty
Reparto Linda Blair, Max von Sydow, Ellen Burstyn, Jason Miller
Género Terror
Ni ese cincuenta aniversario reciente ni las resurrecciones forzadas en busca de nuevos espectadores. La cinta del cineasta de 'The French Connection' mantiene su firme fundamento en lo perturbador, en ese tempo sostenido entre lo psicológico y lo revulsivo. El filme es un vómito de terror puro, sin aditivos ni falsas prótesis ni efectismos en bucle. Su nervio y temblor atraviesan la columna vertebral de la ficción. Y permanece como un manifiesto no escrito de la renovación del género. Ni ouijas, ni profecías.
Adaptación de la novela de William Peter Blatty sobre una niña poseída por el maligno, entre escalofríos, una de sus grandezas reside en ese espanto al acecho que invade la realidad, todo innombrable, sinuoso y viscoso. Una cinta que no caduca dada la intensidad y fiereza maligna que desprende. Una película de miedo que da miedo. Tras un preludio discutido por algunos, a modo de prólogo que genera una expectación distraída, un truco, casi un macguffin que provoca la ansiedad del espectador, se adentra definitivamente en la oscuridad. Lo primigenio y atávico comienza a dominar un escenario que parecía haber domado y superado las sombras. La posesión diabólica, tan manida, adquiere en 'El exorcista' una textura diferente, en la que anida la conjunción de una serie de relatos que se instalan en la piel del espectador. Ni el montaje del director ni minutos extras. Persiste su invocación, su condición de ceremonia y rito. Y esa apelación a agitar experiencia, espectáculo y vívida inmersión en el desasosiego más oscuro, sigue alumbrando la esencia de eso que llamamos terror.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Javier Menéndez Llamazares
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.