Secretos encriptados
Groucho ·
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Groucho ·
Lo desgarrado, lo que subyace, lo no dicho nunca acaba de mostrar su dimensión. El drama parece anudado a unos límites que restan su verdadEl silencio, un silencio en concreto, recorre su entraña. Pero la película del cineasta belga Joachim Lafosse, un fajador nato a la hora de hacer frente a las intimidades corruptas, a la moral a la intemperie y a los cadáveres familiares, se vuelve preso en ... su nuevo filme de ese silencio al que apela y describe.
Año 2023
País Bélgica
Dirección Joachim Lafosse
Guion Lafosse, Chloé Duponchelle, Paul Ismael
Reparto Emmanuelle Devos, Daniel Auteuil, Matthieu Galoux, Salomé Dewaels
Género Drama
Para hablar de secretos es dudoso que sea obligado mostrarse opaco, decididamente oscuro e hipotecar el drama hasta lo retorcido. El cineasta de títulos como 'Un amor intranquilo' y 'Perder la razón', que siempre disecciona ese otro lado de la pareja y de las comunidades y relaciones familiares, maneja una historia sin desperdicio, de esa agitada hasta lo impensable donde duermen pesadillas, aguardan secretos y callan voces que antes o después sabemos que serán rotundamente sonoras.
Lo desgarrado, lo que subyace, lo no dicho, sin embargo, nunca acaba de mostrar su dimensión en 'Un silencio'. Y el drama parece anudado a unos límites que restan su verdad. Cuando se trataba de ir desvelando capas hasta llegar al núcleo, Lafosse se empeña en hurgar sin propósito de búsqueda, en ahondar pero sin despegarse de la superficie. La película, eso es sabido, está basada en el caso real de Victor Hissel, abogado de un mediático caso de pederastia en Bélgica, acusado a su vez de tenencia de pornografía infantil. Las fronteras, la construcción de los hechos, el juego entre el pasado y el presente, el tiempo de la catarsis, el camino que lleva de lo oculto a la revelación constituyen el magma de buena parte del filme y ahí el director de 'Después de nosotros' enseña su estilo, su bisturí para ir definiendo la cirugía que desvela lo mejor y lo peor de la condición humana. Sin embargo, el filme entra en parada cardiorrespiratoria cuando su cineasta duda sobre qué contar y qué dejar en elipsis, en lo emocional y en lo visual. Paradójicamente son dos o tres miradas de una actriz admirable como Emanuelle Devos, la madre silenciada, lo sublime de la historia. Del otro lado, la pieza clave del padre gana autenticidad en pantalla gracias a la interpretación de Daniel Auteuil por encima de una sutil complejidad introspectiva de la culpa íntima, que Lafosse nunca desentraña. La claustrofobia y esa atmósfera de asfixia que se antoja instalada en la impostura secuestran al espectador. El guion no acompaña en paralelo ese esfuerzo. Y la redención, el secreto desmayado, todo al borde del melodrama, todo cerca de la afectación narrativa, no llega a alumbrar el corazón de la desgarradura.
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