Sincera agitación
Filmoteca de Cantabria. Ciclo. ·
El paso del tiempo no ha restado valor a su atmósfera, al vigor de la mirada de Cassavetes y su enérgica mezcla de desazón y brutalidad emocionalSecciones
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Filmoteca de Cantabria. Ciclo. ·
El paso del tiempo no ha restado valor a su atmósfera, al vigor de la mirada de Cassavetes y su enérgica mezcla de desazón y brutalidad emocionalCassavetes es un género en sí mismo. Sus retratos humanos –aquí el de los sentimientos de una mujer sumida en un estado mental que desciende a los infiernos– participan de una hondura y un tratamiento singulares, entre la extrañeza de vivir y un tono existencial ... salvaje. A tumba abierta. Y, sin duda, 'Una mujer bajo la influencia' posee todos los resortes, elementos y factores para considerarse quizás el cenit de este representante del cine independiente, cuando esta catalogación tenía una razón de ser y una emoción, lejos de la etiqueta comodín del presente. Su magistral retrato de catarsis e inestabilidad emocional es ajeno a artificios e imposturas. Y ni el paso del tiempo ha restado valor a la atmósfera, ni vigor a su enérgica mezcla de desazón y brutalidad sentimental. Nunca es epidérmica y, además, posee una cualidad que la distancia de buena parte del cine actual: su sinceridad.
Año 1974
País Estados Unidos
Dirección y Guion John Cassavetesrama
Reparto Gena Rowlands, Peter Falk, Katherine Cassavetes, Fred Draper
Género Drama
Hay dos coordenadas que no solo sostienen, sino que edifican un constante pulso alrededor de su personaje: uno es el de no perder de vista lo cotidiano, lo doméstico, la intimidad y la cercanía de ese ecosistema alrededor de la mujer en su hogar. El otro, claramente, es Gena Rowlands, la mano de obra, constructora y arquitecta que interpreta los planos, la escritura y la mirada del que fuera su compañero, el actor y director John Cassavetes. Su presencia y su forma de estar y ser ante la cámara minimiza el 'método' al convertirse en puro estado emocional. 'Una mujer bajo la influencia', asimismo, es fruto del estilo de su director llevado al paroxismo, al extremismo, tanto al manipular a sus actores como a la hora de provocar reacciones, perseguir un perfeccionismo fruto de la entrega, nunca de la pulcritud técnica y la caligrafía de su despliegue visual.
Sin medios, prolongando en el tiempo de modo casero las filmaciones, el director de 'Noche de estreno' busca una disección casi enfermiza de un microcosmos en este caso familiar. Una inmersión dramática, sin tregua, que en realidad atraviesa un epílogo de más de dos horas, como si hubiésemos entrado en otra película. Peter Falk, mucho más que un acompañante de Rowlands, incide en la intensidad que envuelve a esta pareja mostrada a la intemperie, entre la crudeza y la erupción efervescente de un realismo primario y auténtico.
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