Sororidad en la campiña
Groucho ·
Cine social que fluye entre ramas y fruta. Cadencia generacional, cierta mirada melancólica y la ansiedad de unas vidas en construcciónSecciones
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Groucho ·
Cine social que fluye entre ramas y fruta. Cadencia generacional, cierta mirada melancólica y la ansiedad de unas vidas en construcciónComienza en una camioneta que carga a los jornaleros, en su mayoría mujeres, camino del trabajo en el campo. Y se cierra desandando el trayecto en la misma camioneta. 'Entre las higueras' es un filme hermoso que lo mismo ilumina la amargura que oculta la ... esperanza. En ambos casos, recurre en ocasiones a las elipsis para ensalzar el valor de la intimidad, cobijar lo privado y desvelar un estado de complicidad donde fluyen las miradas, los silencios, el sentido de colectividad y, en especial, la sororidad. Es una cinta aparentemente amable, pero que nunca oculta las aristas de las frustraciones, los demonios que espantan los sueños. Realismo social, retrato de un día de labores en el campo, la cineasta Erige Sehiri se ocupa de que no haya muchas distracciones.
País Túnez
Año 2022
Dirección Erige Sehiri
Guion Sehiri, Peggy Hamann, Ghalia Lacroix
Reparto Fedi Ben Achour, Firas Amri, Ameni Fdhili, Feten Fdhili, Fide Fdhili, Gaith Mendassi, Abdelhak Mrabti, Leila Ouhebi, Hneya Ben Elhedi Sbahi, Samar Sifi
Género Drama
Entre el viaje de partida y el de vuelta citados, el ecosistema pone el foco en los trabajos manuales agrícolas. Un filme que tan pronto parece desviarse hacia el cine de Kiarostami como se postula como una versión suave del trasfondo social y político de la filmografía de Ken Loach. No obstante, por cercanía de ambientes, cronología y complicidad, la cinta se asemeja en algunos aspectos a la exitosa 'Alcarràs' de Carla Simón. La coproducción franco tunecina es una particular burbuja de conversaciones que van construyendo inquietudes, confesiones, colisiones intergeneracionales, huellas de tradiciones y deseos de futuro. Un juego a modo de diálogo y confrontación, entre árboles, sombras y frutos, al norte de Túnez, que la cineasta de 'Railway Men' (obra desconocida por estos lares) convierte en un relato coral y bastante unitario. Afloran las aspiraciones personales, los temores, las utopías domésticas, las desigualdades de clase, cultura y género y los secretos compartidos. Ellas, un grupo de mujeres de diferentes edades, tejen su delicado y sutil territorio acotado que crece entre ramas e higueras.
Cine social mediterráneo, de detalles y planos que entrelazan un complejo canto de libertad. A veces parece dudar sobre si se decanta por un Renoir de recogida de fruta, casi impresionista, o mostrarse radical en su retrato social, casi documental, y en sus cargas de profundidad crítica. Cadencia adolescente, afectos, tensiones y una cierta mirada melancólica, como de desmayo no solo por un golpe de calor, sino por la ansiedad de unas vidas en construcción.
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