Cómo suena el mal
Los Ángeles ·
Entre elipsis visuales y sonoras, silencios estridentes, asoma el mal y la banalidad. Toda la historia en un fuera de campo de dos horasSecciones
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Entre elipsis visuales y sonoras, silencios estridentes, asoma el mal y la banalidad. Toda la historia en un fuera de campo de dos horas«En la medida en que realmente pueda llegarse a «superar» el pasado, esa superación consistiría en narrar lo que sucedió». Las palabras de Hannah Arendt resurgen, como casi todas las que dejó, con la sonoridad de la verdad. De la película de Jonathan Glazer ... es imposible salir indemne, aunque el ojo vago de la superficial sociedad de la imagen del presente haga creer que ya se ha visto todo. El fundido en negro que con contundencia preludia de manera exasperante lo que 'La zona de interés' contará después, es un presagio de estilo, forma y fondo, que desafía nuestra falsa comodidad. Inquietante, incisivo, el filme basado en la obra de Martin Amis es emocionalmente conceptual y subliminalmemte aterrador. A qué suena el mal, cabe preguntarse.
País Reino Unido
Año 2023
Dirección y guion Jonathan Glazer
Reparto Sandra Hüller, Christian Friedel, Ralph Herforth, Max Beck
Género Drama
Entre elipsis visuales y sonoras, silencios estridentes, voces que zarandean los espacios ciegos y sordos, la película coloca al espectador en el abismo y ya no permite mirar hacia otro lado. En lo que subyace, en la ausencia sonora de lo que no vemos es donde se revela el horror. El Holocausto, el exterminio, lo finalista están ahí. Pero no es preciso mostrar, ni siquiera sugerir. Es un pliegue entre dos mundos, entre la muerte y la vida, entre un otro lado que se supone oscuro y uno deslumbrado por una luminosidad que hiere por su imponente declaración esteta y autojustificada de la crueldad.
Un pérfido hiperrealismo. Hay planos magistrales para elegir en el filme del cineasta de 'Under the skin'. Como esa imagen de una piscina en primer término, mientras el fondo, como un decorado impostado, muestra las chimeneas que expiden el humo. Bernardo Bertolucci hace más de medio siglo, en la magistral 'El conformista' retrató a un respetable profesor de filosofía que encuentra en el fascismo su hábitat para integrarse en la normalidad. 'La zona de interés' de Amis/Glazer está habitada por un comandante nazi cuya voz interior subraya un pensamiento: «Porque soy un hombre normal con necesidades normales. Soy completamente normal». Como en 'La muerte en directo' de Tavernier, el cineasta británico recurre a una vuelta de tuerca visual y sonora tan rotunda como desestructurada. De tal modo que la cotidianidad familiar del militar nazi traduce la contención más terrorificamente honda de lo sórdido invisible, de lo abyecto plasmado en un off insoportable. Mal y banalidad. Auschwitz. Toda la historia en un fuera de campo de más de dos horas. Y el personaje de Sandra Hüller (Anatomía de una caída) cuida de su pequeño jardín botánico resguardado de las cenizas. Nada más que decir. Solo cabe escuchar el silencio.
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