Terrores muy reales
Cinesa, Ocine y Yelmo ·
La actriz Zöe Kravitz debuta en la dirección con una muy interesante sátira, militante en su sonoridad, pero más ejercicio de estilo que logroSecciones
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Cinesa, Ocine y Yelmo ·
La actriz Zöe Kravitz debuta en la dirección con una muy interesante sátira, militante en su sonoridad, pero más ejercicio de estilo que logroQuizás en su propio elogio de la ambigüedad reside la enredadera que impide la excelencia. Tras una arranque de esos que capturan y cautivan, aunque no exista del todo originalidad, el filme entra en un metraje desigual, irregular, que no sabe desprenderse de su celebración ... de una idea. Además, opta por una opción final que no le favorece y provoca cierta desazón respecto a las expectativas creadas. En todo caso Zoë Kravitz, ya con casi medio centenar de películas a sus espaldas como actriz especialmente, firma en 'Parpadea dos veces' su ópera prima muy atractiva y prometedora, de la que también es coguionista. Nunca renuncia a moverse en un terreno movedizo y sin subrayados discurre en una vaivén entre el terror, el thriller y la sátira social. A veces parece un esqueje de 'El menú', otras una sucursal inquietante del Shyamalan de 'Tiempo', incluso podría ser un guiño al Ruben Östlund de 'El triángulo de la tristeza'.
Año 2024
País EE. UU.
Dirección Zöe Kravitz
Guion E.T. Feigenbaum y Kravitz
Reparto Naomi Ackie, Channing Tatum, Christian Slater, Simon Rex
Género Thriller
La película, no obstante, con mucha fe en sí misma, avanza trazando su propia atmósfera de hedonismo-trampa, bien interpretada y con un sentido muy planificado de aquello aparente que esconde otra cosa. Ese inherente defecto de todo debutante en acumular mucho equipaje y recrearse en el ejercicio de estilo. Es por ello que el impacto que, como cuento y fantasía militante, alegoría feminista y golpe en la mesa, se demora en revelarse acabe por frenar su latido interior, su personalidad visual.
A quien más puede asociarse en su turbiedad, en su diatriba y sarcasmo es al cine de Jordan Peele: esa individualidad que de pronto se ve atrapada en una colectividad, lo subliminal emergente en tramas con su diablillo dentro, el absurdo y lo surreal, no exento del dios Buñuel, y todo con la mirada puesta como referente en esa cinta magistral que es 'Déjame salir'. Su ecuación de humor sardónico, agitación psicológica y, por supuesto, retrato del abusador funciona como inteligente mensaje ligado al MeToo, pero quizá parece insuficiente en su totalidad. Resultan más interesantes su estructura y su mecanismo narrativo que sus frutos. La hija de Lenny Kravitz edifica una simbolista y metafórica cruzada de sororidad. No es nueva pero sí es perturbadora, aunque su crítica quede algo enterrada en la maleza exuberante de su argumento y sus criaturas. Montaje, banda sonora y rotundo reparto. Y, ya sabe, nada más terroríficamente real que el abuso de poder.
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