Trayectos de redención
Cinesa ·
Si uno acepta el viaje, incómodo pero con sonido vital, entonces encontrará fácil asiento. Si uno exige combatir lo predecible deberá sacar otro billeteSecciones
Servicios
Destacamos
Cinesa ·
Si uno acepta el viaje, incómodo pero con sonido vital, entonces encontrará fácil asiento. Si uno exige combatir lo predecible deberá sacar otro billetePositividad es la palabra. La celebración del cine es muchas veces la celebración de la vida. Amanece que no es poco. 'El bus de la vida' es un drama pero es también una necesaria búsqueda de resquicios donde explorar las emociones. Es travesía y viaje, ... trayecto metafórico y simbólico. La del cuerpo, la de los sentimientos, la del dolor, la de convertir lo introvertido del drama en extrovertido de una extraña complicidad luminosa.
Año 2024
País España
Dirección Ibon Cormenzana
Guion Eduard Sola y Cormenzana
Reparto Dani Rovira, Susana Abaitua, Elena Irureta, Antonio Durán
Género Documental
El reparto tiene mucho que ver en que la cinta de Ibon Cormenzana sea otra cosa que lo esperado aparentemente. Ya saben, cierto buenismo, lo lacrimógeno y el conformismo ante la adversidad. Con una suave capa romántica, dando protagonismo al azar y lo inesperado con habilidad narrativa, sin excesos, y ese espíritu de libertad que parece desprenderse de muchas de las interpretaciones, el filme asoma y se postula como una obra de experiencias que no se regodea en ninguna de ellas. El cáncer es el maldito mantra y las cotidianas redenciones son las pausas, los territorios de sensibilidad donde siempre cabe la hipérbole o una salida en falso.
La presencia de Dani Rovira puede parecer coartada, carta marcada, lo cierto es que es un actor con un extraño carisma, como esos rostros del cine de siempre que se hacían querer. El cineasta de 'Alegría Tristeza', como si fuera un trasunto de 'Del revés', se mueve de modo sutil a través de terrenos minados, delicados y sale a flote para evitar caer en lo superficial, en desgarros facilones y en incontinencias forzadas. El humor, la vitalidad –Susana Abaitua siempre transmite una luz especial desde la pantalla– se convierten en el motor de ese bus que transita entre emociones opuestas, sobre una carretera que el destino se ha encargado de marcar en negro pero con esa constante oposición a la desazón de lo terminal. Con semejantes factores solo podría sumar la música al trabajo interpretativo. Hay cercanía y simpatía coral, más que empatía, y por eso el viaje sin grandilocuencia y sin descensos peligrosos, muta en algo llevadero. La trama es trágica, la forma es conductora de una vindicación de la felicidad fragmentada y conservada en destellos, y la estructura, sin embargo, mira de modo constante a la comedia. Su humanismo, digamos, no puede eludir la tentación del sentimentalismo. Si uno acepta el viaje, incómodo pero con sonido a vida, entonces encontrará fácil asiento. Si uno exige combatir lo predecible e inevitable, esos tópicos de manual, entonces deberá sacar otro billete.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.