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Ventanas, estancias
Cinesa ·
Hay una tristeza, nunca corrompida por el humor, que edifica el pasado y empapa la presencia y la ausencia, la presencia de la ausenciaSecciones
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Cinesa ·
Hay una tristeza, nunca corrompida por el humor, que edifica el pasado y empapa la presencia y la ausencia, la presencia de la ausenciaNo se trata tanto de parecidos ni de conversión de viñetas en fotogramas. Como de ese rastro de atmósferas, complicidades, de ser coherente en la ... fusión y relación entre lenguajes: el cómic y el cine entrelazados, pero a su vez independientes. Se adapta una historia, en este caso la celebrada de Paco Roca y se acaba rodando en la mismas estancias que inspiró el cómic original. Y en esos vasos comunicantes, escenarios, voces mudas, ecos, resquicios y oquedades, se levantan y entrecruzan recuerdos. Primero fue la ilustración y luego la visualización en otro movimiento pero en ambos casos, más allá de espejos y reproducciones, de ventanas al mundo y de la pantalla como gran mirador y balcón, lo que acontece es una extraña comprensión de evocación y de pérdida. Y en los dos casos la vida y la muerte, el pasado y el presente, confluyen a través de una manera de contar el mundo.
País España
'La casa' se abre despejando las telarañas del olvido y los habitantes unen paisajes, imágenes fugaces, rostros desaparecidos con sus montajes propios y ajenos. En apenas ochenta minutos, sin aspavientos, Álex Montoya se apropia con dignidad de la construcción. Probablemente desde la consciencia y la lucidez de reconocer que uno y otro creador recrean y suman huellas, pliegues, historias inacabadas o fragmentos que pertenecen a territorios autobiográficos. Al cabo, a Paco Roca se le transparentó ya una necesidad de rescatar y de mirar hacia dentro en 'Arrugas'. Aquí las ventanas alternando recuerdos difusos de tres hermanos y filmaciones (otros formatos) que permiten alternar deseos, ensoñaciones, quizás espejismos. 'La casa' es una conversación entrecortada, en la que también ella habla de forma silente. Una historia reconocible ya trillada, pero que se despoja de afectación y discurre con una naturalidad emocional que suena a reencuentro, a fotografía analógica en papel ocre y a vieja grabación.
Montoya, desde el respeto al original, avanza al recrear y, de algún modo, sumar. Lo importante es que edifica una burbuja de intimidad, como una respiración, donde parece que todo escucha, algo casi asombroso en los tiempos que corren. Hay desgarros, confrontación, tensiones, pero 'La casa' se postula como un tragaluz donde lo doméstico, los recuerdos enfrentados sirven tanto de luz como de oscuridad. Y la novela gráfica y el filme dialogan por dentro y por fuera. Cercanía y delicadeza. A veces todo se desmorona y, sin embargo, todo parece regresar de nuevo con una coreografia contenida.
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