Cuando las verdades duelen
Cinesa, Ocina y Yelmo ·
Es una sátira inteligente. Lúcida, casi cruel, se ensaña con la estupidez masculina, zarandea al machismo y sus aliados y reaviva la comedia negraSecciones
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Cinesa, Ocina y Yelmo ·
Es una sátira inteligente. Lúcida, casi cruel, se ensaña con la estupidez masculina, zarandea al machismo y sus aliados y reaviva la comedia negraVerdad y mentira. Apariencias y giros. Zonas de confort y terrenos explosivos, terminales. No es nuevo pero lo parece. El toque de fantasía científica, de ci-fi (cada vez menos, dada la velocidad de lo tecnológico) como fábula, metáfora y, sobre todo, sátira de géneros, ... pero también sexual y social, caracteriza la identidad de 'La acompañante'. Un magnífico debut de Drew Hancock, curtido en series, que aquí demuestra ideas muy claras en cuanto a ritmo, tempos y planificación. Un retrato de pareja que se cita con otras amistades en una mansión ubicada en un bosque. 'La acompañante' (Companion) es como un caramelo del que desconocemos el sabor y al que obligadamente hay que desenvolver sin premura, deleitándose en el deseo de descubrir. Tampoco piensen en efectismos e impactos.
País EE UU
Año 2025
Dirección y guion Drew Hancock
Reparto Sophie Thatcher, Jack Quaid, Lukas Gage, Megan Suri
Género Thriller/Ciencia ficción
Esta mirada satírica sobre la estupidez masculina, sobre la dependencia que el presente muestra de manera cada vez mas acusada de las máquinas, mete el dedo en el ojo con inteligencia y acidez y sin dejar el más mínimo margen de tregua o de comprensión. Hancock se permite el lujo de agitar desde la conjugación, en pequeñas pero certeras dosis, de géneros tan diversos como el terror (con guiños de gore) el musical (dos tres gotas excelentes), el thriller sin cabos sueltos, y en especial, la comedia negra que golpea una y otra vez. Ridiculiza al macho alfa, ataca lo artificial y deja a la intemperie el machismo de una criatura enrocada en la falacia, que cree que toda ambición emocional pasa por tener a su lado una mujer servicial. 'La acompañante', pese a su madurez formal, nunca pierde la frescura de su atrevimiento, el manejo de hacer creer que va a contar una cosa (un robo perfecto enunciado al inicio) para mutar en una burla nada frívola, en un juguetón y revelador sarcasmo, casi cruel, disfrazado de sucesión violenta y festiva.
Al cineasta le bastan apenas diez personajes (cuatro de ellos circunstanciales) para crear un microuniverso al límite que recuerda mucho al debut de los Coen (la maravillosa 'Sangre fácil) y sembrar de espinas el camino. La irónica composición funde con ingenio y contundencia la ecuación de machismo y poder pero enmarcada por lo tecnológico como herramienta implacable de lo abusivo. Y en el epicentro, salvaje y desencadenada, tirando de verdades y... de cuchillos, una Sophie Thatcher (Heretic) escandalosamente sublime. Billy Wilder la hubiera adoptado. Hay acidez hasta saciarse.
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