
Ver 7 fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver 7 fotos
Ya en los noventa sostenía que «el fotógrafo ha dejado de llevar a sus espaldas la pesada carga de documentar la realidad». Tras cuatro ... décadas de trayectoria intensa, siempre en evolución, a Ciuco Gutiérrez (Torrelavega, 1956) le reclama la fotografía española como uno de los referentes máximos. Y ello se traduce en numerosas solicitudes de exposiciones a modo de revisión de su trabajo, o bien con carácter antológico, dada la diversidad y singularidad de su creación. Hace escasos meses expuso en Madrid 'Territorios poco explorados', una muestra que abordaba su relación con el paisaje a lo largo de cuarenta años. De allí surge ahora el nuevo proyecto, bajo el epígrafe de 'El Viaje Soñado', en la que el paisaje y su construcción mental están también muy presentes. Una selección de imágenes exponenciales de la singular creación fotográfica que el artista cántabro vuelve a reunir en Madrid, en este caso en la Sala de exposiciones del Centro Cultural Vaguada, desde esta semana y hasta el mes de julio. En septiembre, además, regresará a Santander, dentro del Festival PHotoEspaña a través de la galería Siboney.
El filósofo, ensayista y crítico de arte Fernando Castro Flórez ya apuntó en su día que la imaginación de Ciuco Gutiérrez saca partido de la ambigüedad de las cosas, escenifica un mundo que tiene tanto de personal cuanto de arquetípico. Un creador que «construye 'realidades' desplazando y recontextualizando elementos sacados de lo cotidiano, la infancia, la memoria o los sueños que son capaces de mantenerse en el peligroso filo que separa y pone en contacto lo maravilloso con lo banal».
El artista cántabro, ante esta nueva comparecencia, confiesa que recorrer su propio mundo visual es «como si nunca hubiera salido de mi habitación y a través de la lectura y la ensoñación hubiera viajado por cientos, miles, de territorios. Son paisajes mentales que nacen de los fines de semana de lluvia (cuando en Cantabria llovía) en los que solía estar mucho solo en mi habitación, leyendo y jugando».
A lo largo de 40 años de trayectoria, «el subconsciente me los ha ido trayendo poco a poco para que los hiciera realidad y los compartiera con todos aquellos que estuvieran interesados. Al ver la sala con imágenes con tantos años de diferencia es como si me encontrara conmigo mismo y con el niño que fui. Es como si nunca hubiera dejado de jugar y soñar».
Asimismo, confiesa sentir «un profundo agradecimiento a lo que la fotografía me ha dado, aunque muchos fotógrafos de mi generación piensen que yo no soy un fotógrafo. Quizás porque nunca he tenido la necesidad de ser un «cazador» de lugares, situaciones, momentos y personas curiosas. Quizás porque desde muy joven me dejé llevar por la intuición que me decía que todo estaba dentro de mí, que el mundo era yo y que a través de mí podría realizar el gran viaje y contarle al mundo todos mis hallazgos», reflexiona Ciuco Gutiérrez. Han transcurrido cuatro décadas. En 1983 realizó las primeras imágenes que tenían un marcado acento personal. Irrumpió en el ámbito fotográfico con un lenguaje en el que «el color agresivo y la ironía fueron sus armas expresivas».
Tres años después hizo su primera exposición individual en la Galería Moriarty de Madrid y desde entonces participó en cientos de exposiciones tanto en España como el extranjero. De hecho, fue uno de los primeros fotógrafos, junto a Ouka Leele, Alberto García Alix, Javier Vallhonrat y Joan Fontcuberta que expuso sus fotografías en galerías de arte generalistas y en la Feria Internacional ARCO.
Desde entonces su trabajo ha girado en torno a la «escenificación de espacios y lugares en los que, partiendo de una mirada muy íntima en la que la imaginación ha sido parte fundamental del discurso». Su obra tiene una gran carga narrativa y literaria en donde la paradoja y la metáfora, acompañada de la ironía y el color, son elementos fundamentales en la construcción de un universo onírico propio. Sus imágenes están representadas en colecciones privadas y públicas destacadas, desde el Museo Reina Sofía, el IVAM de Valencia, a la Colección Telefónica, Colección Norte de Cantabria, Comunidad de Madrid, Fundación La Caixa de Barcelona, Fundación Caja Cantabria, y Centro Niemeyer, entre muchas otras.
Al cabo, como subrayó Flórez, Ciuco Gutiérrez ha revisado una forma muy personal géneros clásicos como el paisaje, el desnudo y el bodegón, «siendo capaz, en buena medida, de mezclarlos y conseguir, de esa manera, una propuesta que, a pesar de su multiplicidad, mantiene un sorprendente aire de familia».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La palygorskita, los cimientos del vino rancio en Nava del Rey
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.