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Arriba, en portada MP&MP Rosado. 'Used bodies II'. Colección Bragales
Hay fondos de arte que, más allá de los factores obvios de privacidad, gusto personal y ese gabinete íntimo implícito en el equipaaje del coleccionista, constituyen un caleidoscopio plural y diverso de la creación. Es el caso de Bragales, la Colección del santanderino Jaime Sordo en la que habitan conexiones, encrucijadas y relatos no solo fruto de abarcar de manera equilibrada pintura, fotografía, escultura e instalaciones, sino por representar un mosaico revelador de tendencias y expresiones. Una colección de arte, en palabras de María Toral, que permite establecer distintos diálogos coherentes. «Teniendo en cuenta que su afición por la creación plástica le ha acompañado siempre y que lleva desde 1976 realizando un acervo inigualable de obras, es lógico que podamos realizar estas lecturas mutables».
Artistas nacionales e internacionales, estilos muy variados, multiplicidad de técnicas y soportes, el origen de este conjunto –sostiene la comisaria de la actual muestra del coleccionisa en en Vitoria– «se encuentra en la reflexión, la constancia y la dedicación que Jaime Sordo pone en la Colección Bragales». Cada una de las obras que la configuran son fruto de su esfuerzo: «Detrás existe una labor de búsqueda, además –como es lógico– de su marcado gusto personal. El resultado es un conjunto que permite crear distintas conexiones. Si nos guiamos por las técnicas, podríamos hacer una exposición de pintura, otra de fotografía, de escultura, de videoarte…». Desde hoy, en el Centro Nacional de Fotografía CN Foto de Torrelavega, la Colección de Sordo da otro paso en su decidida y constante vocación pública al mostrar una selección del fondo de escultura que forma parte de Bragales. La cita, bajo comisariado de Jesús Alberto Pérez Castaños, es una de las cinco muestras de muy diferente concepción y contenido que intergran la celebración del cuarenta aniversario de la colección: En esta conmemoración Sordo ha organizado dos muestras, la reciente de pintura de los 90 en la sala Mauro Muriedas, y esta de escultura. Y, además, se exhibe en la actualidad otra en la Vital Fundación de Vitoria, 'Sin cerraduras', y en perspectiva: la cita en el Centro Valey en Castrillón, en agosto, bajo el epígrafe 'De la modernidad al informalismo' y en la Fundación Madariaga de Sevilla la última sobre fotografía de gran formato con el título 'Retrospección. Una época fotográfica'.
Stephan Balkenhol.
‘Figurensäule. Mann
mit verschranketen
Armen’.
COLECCIÓN BRAGALES
Louise Bourgeois.
‘Fallen woman’.
COLECCIÓN BRAGALES
Sara Huete.
COLECCIÓN BRAGALES
Stephan Balkenhol.
‘Figurensäule. Mann
mit verschranketen
Armen’.
COLECCIÓN BRAGALES
Louise Bourgeois.
‘Fallen woman’.
COLECCIÓN BRAGALES
Sara Huete.
COLECCIÓN BRAGALES
Louise Bourgeois.
‘Fallen woman’.
COLECCIÓN BRAGALES
Sara Huete.
COLECCIÓN BRAGALES
Stephan Balkenhol.
‘Figurensäule. Mann mit verschranketen Armen’.
COLECCIÓN BRAGALES
Louise Bourgeois.
‘Fallen woman’.
COLECCIÓN BRAGALES
Sara Huete.
COLECCIÓN BRAGALES
Stephan Balkenhol.
‘Figurensäule. Mann mit verschranketen Armen’.
COLECCIÓN BRAGALES
Hay fondos de arte que, más allá de los factores obvios de privacidad, gusto personal y ese gabinete íntimo implícito en el equipaje del coleccionista, constituyen un caleidoscopio plural y diverso de la creación. Es el caso de Bragales, la Colección del santanderino Jaime Sordo en la que habitan conexiones, encrucijadas y relatos no solo fruto de abarcar de manera equilibrada pintura, fotografía, escultura e instalaciones, sino por representar un mosaico revelador de tendencias y expresiones. Una colección de arte, en palabras de María Toral, que permite establecer distintos diálogos coherentes. «Teniendo en cuenta que su afición por la creación plástica le ha acompañado siempre y que lleva desde 1976 realizando un acervo inigualable de obras, es lógico que podamos realizar estas lecturas mutables».
Artistas nacionales e internacionales, estilos muy variados, multiplicidad de técnicas y soportes, el origen de este conjunto –sostiene la comisaria de la actual muestra del coleccionista en Vitoria– «se encuentra en la reflexión, la constancia y la dedicación que Jaime Sordo pone en la Colección Bragales». Cada una de las obras que la configuran son fruto de su esfuerzo: «Detrás existe una labor de búsqueda, además –como es lógico– de su marcado gusto personal. El resultado es un conjunto que permite crear distintas conexiones. Si nos guiamos por las técnicas, podríamos hacer una exposición de pintura, otra de fotografía, de escultura, de videoarte…». Desde hoy, en el Centro Nacional de Fotografía CN Foto de Torrelavega, la Colección de Sordo da otro paso en su decidida y constante vocación pública al mostrar una selección del fondo de escultura que forma parte de Bragales. La cita, bajo comisariado de Jesús Alberto Pérez Castaños, es una de las cinco muestras de muy diferente concepción y contenido que integran la celebración del cuarenta aniversario de la colección: En esta conmemoración Sordo ha organizado dos muestras, la reciente de pintura de los 90 en la sala Mauro Muriedas, y esta de escultura. Y, además, se exhibe en la actualidad otra en la Vital Fundación de Vitoria, 'Sin cerraduras', y en perspectiva: la cita en el Centro Valey en Castrillón, en agosto, bajo el epígrafe 'De la modernidad al informalismo' y en la Fundación Madariaga de Sevilla la última sobre fotografía de gran formato con el título 'Retrospección. Una época fotográfica'.
La muestra de Torrelavega, completada con seis pequeñas instalaciones, exhibe obras y piezas de 18 artistas nacionales y 8 internacionales, que abarca escultura moderna, desde 1930 a 1950, y contemporánea, desde los años 50 a la actualidad. «Una visión de casi un siglo», en palabras del coleccionista.
Este nuevo peldaño en la escalera de la Colección, que permite la altura necesaria para tomar perspectiva de la creación artística, responde a un selectivo depósito de piezas escultóricas realizadas por artistas nacionales y extranjeros. «Obras de original factura conceptual inmersas en las múltiples tendencias que han caracterizado los movimientos estéticos más vanguardistas de estos últimos tiempos», a juicio de Pérez Castaños.
Bragales en esta nueva revelación de su identidad, espejo del arte que ha venido asomando al mundo en las últimas décadas, la integran un conjunto de autores que desarrollan un evidente carácter distintivo en sus trabajos escultóricos. Y designan una representación formal que interfiere en el ambiente, en el entorno. Carmen Anzano, Stephan Balkenhol, Ignacio Bautista, Julio Blancas, Louise Bourgeois, Carlos Nicanor, Pilar Cossío, José Pedro Croft, Naia del Castillo, Antonio Díaz Grande, Leandro Erlich, Concha García, Richard Hamilton, Raúl Hevia, Sara Huete, David Martínez Suárez, Adrián Melis, Manuel Minch, Tobías Rehberger, Sara Reyes, MP&MP Rosado, Paula Rubio Infante, Dora Salazar, Clara Sánchez Sala, Baltazar Torres, Eloy Velázquez son los artistas elegidos por Bragales y reflejados en esas 29 obras que señalan las distintas modalidades de la mirada ante la percepción de sus categorías estéticas. La propuesta, que complementa la mirada compartida con el público y edificada en los últimos años en torno a la identidad de la Colección, «establece significaciones estéticas de complejidad creativa altamente sofisticada. Sus referencias conceptuales nos permiten disfrutar de un itinerario perceptivo que dirige nuestras miradas a nuevas formas de ver».
Itinerario sintético
Una muestra que se exhibirá hasta final de julio y que, de la mano del Ayuntamiento de Torrelavega, despliega sus credenciales a través de un catálogo. Coleccionismo y mecenazgo, esa mirada atenta a los nuevos talentos, confluyen en la militancia artística de Sordo como certifica su labor de artífice del foro de Coleccionismo de la UIMP. En un itinerario sintético pero representativo la cita escultórica abarca también nombres cántabros: Carmen Anzano, una creadora de trabajos sensitivos y dúctiles; Pilar Cossío, que genera modelos perceptivos críticos sobre el pensamiento convencional y sus contradicciones de fondo; Sara Huete que plantea un divertido juego de palabras que describe la subjetiva deriva de las estampas y postales; Antonio Díaz Grande que incide en la perspectiva crítica sobre los artificiosos argumentos de la manipulación social y sus estructuras de poder; y Concha García, quien muestra un revelador juego exegético sobre la realidad de lo visual y su comprensión como imagen especular.
Paula Rubio Infante. ‘Fuentes de sombras variables’.
COLECCIÓN BRAGALES
Antonio Díaz Grande. ‘Trampa’.
COLECCIÓN BRAGALES
Raúl Hevia.
‘Retrato de familia’.
COLECCIÓN BRAGALES
Paula Rubio Infante. ‘Fuentes de sombra variables’.
COLECCIÓN BRAGALES
Antonio Díaz Grande. ‘Trampa’.
COLECCIÓN BRAGALES
Raúl Hevia.
‘Retrato de familia’.
COLECCIÓN BRAGALES
Paula Rubio Infante.
‘Fuentes de sombra variables’.
COLECCIÓN BRAGALES
Antonio Díaz Grande.
‘Trampa’.
COLECCIÓN BRAGALES
Raúl Hevia.
‘Retrato de familia’.
COLECCIÓN BRAGALES
Paula Rubio Infante.
‘Fuentes de sombra variables’.
COLECCIÓN BRAGALES
Antonio Díaz Grande.
‘Trampa’.
COLECCIÓN BRAGALES
Raúl Hevia.
‘Retrato de familia’.
COLECCIÓN BRAGALES
Y, entre otras, en la muestra el coleccionista ha incluido la emblemática y exquisita pieza de Louise Bourgeois, realizada en porcelana y pan de oro, un universo de fantasía sensitiva que relaciona lo objetual con el artificio del deseo. La escultura de Paula Rubio Infante versa sobre la conciencia de los actos políticos, sociales, culturales. Naia del Castillo busca con intensidad encontrar un camino diferente en la representación de los objetos, que analizara la temperatura sensible de lo escultórico. Dora Salazar, con su homenaje a Frida Kalho, instaura una lectura rigurosa sobre la aferrada anatomía sufriente de la pintora mexicana. José Pedro Croft es un hacedor de paisajes referenciales (hierros y espejos), lugares envolventes en los cuales se superponen geométricas interferencias.
Algunos de los artistas presentes en la exposición han dirigido sus miradas creativas hacia la figura humana con variados enfoques estilísticos: La obra de Stephan Balkenhol posee una sugerente capacidad comunicativa en su aparente hieratismo figurativo. El cántabro Eloy Velázquez, por el contrario, considera a la figura humana dotada de una esencialidad icónica a modo de solitario tótem provisto de una memoria emotiva. MP&MP Rosado recrean su duplicidad personal en imágenes cuya versatilidad y estética aportan la apariencia de un espectáculo identitario. Baltazar Torres reflexiona sobre sus paradojas físicas, sobre su naturaleza constructiva ineludible.
Y la más joven, Sara Reyes, indaga con asombrosa lucidez sobre las propiedades y diferencias sustanciales que emanan de los objetos.
En definitiva, un nuevo destello del compromiso y la diversidad histórica creativa que aglutina la Colección.
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