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'Las mujeres de Las Carolinas' es la cuarta novela de Concepción Revuelta, una historia ambientada en la década de los años treinta y que ... transita por los convulsos años del final de la Segunda República, la Guerra Civil y la primera posguerra. Con el emblemático edificio capitalino –hoy convertido en escuela de hostelería– como uno de los escenarios principales (otro importante será el incipiente hospital de Valdecilla), la escritora pretrata las vidas de cuatro mujeres de la época, procedentes de diferentes estratos sociales pero a las que la lucha contra la injusticia acabará uniendo en una amistad inquebrantable.
Presentada la pasada semana en el Corte Inglés de Santander, el éxito del libro ha sido inmediato, con el anuncio de la segunda edición por parte de Plaza y Janés en apenas una semana. Un éxito que sigue la estela de anteriores entregas de la escritora santanderina, desde que en 2013 debutase en la novela con 'Aromas de tabaco y mar' (editorial Popum), a la que luego seguirían 'Te di mi palabra' en 2018 y 'Días grises con cielo azul' en 2021.
En plena vorágine promocional, entre puestas de largo en librerías y entrevistas en medios de comunicación, la autora hizo un alto para atender a los lectores de El Diario.
–Segunda edición en una semana… ¿Está más orgullosa o más sorprendida?
–No, esto cuesta mucho y va poco a poco, pero hay mucha gente que ya me conoce de novelas anteriores, que me tienen presente y en cuanto aparece el libro están ahí. Pero esto no se consigue en un día tampoco; son ya doce años escribiendo.
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–Y además una presentación por todo lo alto…
–Casi cuatrocientas personas, y yo creo que estuvieron muy a gusto.
–Por no decir que logró reunir a gobierno y oposición en el mismo banco.
–Tenía de todos los partidos, no me puedo quejar.
–La referencia a Las Carolinas no podía resultar más inmediata…
–Quien conoce Santander y ve la portada, rápidamente la identifica, pero los lectores de fuera lo primero que me preguntan es qué es Las Carolinas.
–¿Y qué es?
–Una casa que hoy es hotel y además sede de la Asociación de Hostelería de Cantabria.
–Pero en 1935, cuando arranca la novela, no era exactamente lo mismo.
–No, no era ni parecido. Entonces era una casa particular, y había que subir ese prado que ahora es Camilo Alonso Vega y al llegar al Alta, como llamaban a General Dávila, había grandes casas. Algunas todavía se conservan, como la de Jado o la finca Altamira. Pero al otro lado de la calle no había nada más que prados.
–¿Por qué este edificio tiene tratamiento casi de personaje?
-La casa es el vínculo entre las protagonistas: allí es donde se conocen, allí hacen su vida, allí piensan en lo que pueden hacer. Es donde se divierten y donde lloran.
–Cuatro mujeres muy diferentes entre ellas pero cuyas vidas se van a cruzar…
–Así es; Susana es cocinera y viene de Isla; Gloria es una modista de Reinosa que sueña con ser enfermera; Laura es de Santander y ya es enfermera; y Ana, que vive en Las Carolinas, quiere estudiar derecho pero empieza a trabajar para La Región, el periódico de Matilde Zapata.
–¿Sus personajes son reales o ficticios?
–El único personaje tomado de la realidad es Susana. Está inspirada en mi abuela, que fue cocinera en Las Carolinas. Y de ahí surgió la idea de la novela.
–También tienen un papel importante las enfermeras de Valdecilla.
–Quería valorar un poco más su profesión, empoderarlas aún más, porque se lo merecen. Cuando estamos enfermos todos pensamos en los médicos, pero realmente son las enfermeras las que hacen mucho del trabajo. No solamente con el enfermo, sino con la familia.
–Aunque quien une a todas es Ana, la periodista…
–Por su carácter, y porque es la más informada y sabe lo que está ocurriendo en el país. Ella es la que las empuja y las mueve, porque tiene muchas ganas de salir adelante y se involucra en conservar lo poquito que se ha conseguido con la República.
–Dice en el prólogo que muchas de las pequeñas historias que aparecen en la novela se basan en noticias recogidas en la prensa local de la época.
–A veces, no todo lo que investigas puede aparecer en la historia, pero a mí me sirve para poder novelarla. Así que tuve que investigar primero Las Carolinas y ver cómo era esa por dentro realmente. También quise retratar cómo era Valdecilla cuando se construyó, un hospital con lo mejor que había en ese momento en el mundo. Y además estaba la guerra, el periodismo de la época…
–El momento histórico coincide con las 'sinsombrero'. ¿En Santander también había movimientos similares?
–Sí, pero en menor medida. Aquí no eran tan decididas como en las grandes ciudades.
–Además, en la antigua sede del 'veraneo regio'…
–Hasta el final de la República no hubo grandes alteraciones, y en menor medida que en otros lugares; supongo que tiene que ver con ese carácter nuestro.
–Fue también un momento clave en la lucha por la igualdad de las mujeres, aunque de recuerdo agridulce.
–Al final se cortaron de raíz todas sus aspiraciones, e incluso se iría a peor.
–Nada que ver con el tiempo presente…
–No me gustaría que en el tema de la mujer pudiéramos pensar siquiera que vamos a retroceder, aunque a veces ves cosas y dices: Dios mío, que estamos yendo para atrás, después de lo que nos ha costado llegar hasta donde estamos, y de lo que nos queda.
–«No olvidemos para que jamás vuelvan a repetirse acontecimientos bélicos que dañen la integridad de las personas», escribe en el libro. ¿Teme que la sinrazón nos vuelva a nublar?
–No, en España no me preocupa para nada; quiero pensar que somos un país lo suficientemente adulto como para no llegar a esos extremos. Pero hay cosas que se tienen que saber, porque tanto de un lado como de otro, todas las personas sufrieron. Y no nos vamos a poner a decir si unos hicieron más y otros menos.
–¿Ya le han llegado las primeras reacciones de los lectores?
–Sí, y a la gente le está gustando, que era el miedo que yo tenía, porque al estar ambientado en esta época puede gustar o no. Aunque creo que lo que más importa es cómo cuentas la historia, y parece que funciona, porque se devoran el libro en dos días.
–Pues son unas quinientas páginas…
–Y eso que les recomiendo que se sienten y lo lean despacio, pero poco caso me hacen.
–¿Ya está maquinando la quinta novela?
–Tengo dos ideas en la cabeza y en cuanto me decante por una empezaré a documentarme.
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Ana del Castillo
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