«Construir una historia es mi forma de intentar comprender el mundo»

-¿Qué supone 'Contrapaso', su proyecto más ambicioso hasta la fecha, donde se encarga del guion, el dibujo y el color?

-Sobre todo demostrarme a mí misma que era capaz de gestionar un proyecto de cómic desde la escritura hasta el arte final. Los autores pasamos una enorme cantidad de horas trabajando en completa soledad, recibiendo pocos comentarios sobre lo que hacemos (hay autores raros, como yo, que además somos reacios a mostrar lo que hacemos durante la producción) y hay multitud de ocasiones en las que querrías tirar la toalla. Por otro lado, ha supuesto una oportunidad estupenda para bucear en el pasado de España, conocer mejor a la generación de mis padres, su vida y entorno, y comprender por qué arrastramos problemas que vienen de entonces y de periodos anteriores.

-Es muy importante la construcción de los dos personajes protagonistas, a la vez contrapuestos y complementarios, ¿no?

-Para mí, la construcción de personajes es uno de los aspectos más importantes a la hora de elaborar un relato. Trabajo mucho para que no resulten estereotipados, para que se muevan con fluidez y verosimilitud por la historia, para que construyan relaciones fuertes y creíbles que conecten emocionalmente con los lectores. Intento tener muy en cuenta el principio de contraste: que contrasten unos con otros y con su entorno y que contrasten también consigo mismos, que sean héroes y villanos, fuertes o débiles según la circunstancia.

-La libertad de expresión y la ética informativa están en la base del argumento, ¿no?

-Esa fue la idea originaria que me hizo lanzarme a hacer el libro y es el tema principal de todo el relato: cómo expresarse libremente cuando la libertad de expresión se encuentra cautiva. Por eso el cómic comienza con la reflexión que Albert Camus hacía sobre cómo ser un periodista libre cuando no tienes libertad para escribir: con lucidez, obstinación, desobediencia e ironía. Creo que es perfectamente válido para algunas situaciones que se viven hoy en día alrededor del derecho a expresarse o a informar con sentido crítico.

-A pesar del protagonismo masculino, creo que es esencial la visión de la mujer que ofrece la obra.

-Me parece imposible contar cualquier historia sin que tomen parte activa los integrantes principales de cualquier sociedad: los niños, los viejos, los trabajadores, los poderosos, los olvidados, los hombres y las mujeres... Construir una historia es mi forma de intentar comprender el mundo, las relaciones entre personas o cómo se organizan las sociedades. En ello, obviamente, las mujeres tienen una importancia capital porque son la mitad de la población, aunque en muchos momentos de la historia, como el que cuenta 'Contrapaso', no se les permitiera participar en la mayoría de aspectos que conforman la vida pública y se intentara limitar sus vidas a la familia y el hogar.

-Al igual que en 'Curiosity Shop', ¿los conflictos a que se enfrentan los protagonistas son un reflejo de los de la época?

-Sí, procuro informarme muy bien sobre aquello de lo que quiero hablar, comprender los conflictos propios de la época, sus causas y sus efectos. Resulta sorprendente porque descubres que ni los tiempos ni las gentes son tan diferentes, y que muchos de los problemas de entonces (las grandes cuestiones éticas, los retos sociales, la forma de enfrentar los conflictos, de tomar posición...) son muy similares hoy y están por resolver.

-El capítulo documental es impresionante: desde las panorámicas a los detalles cotidianos ¿Cómo se las ha arreglado para recrear el Madrid de los 50?

-El archivo fotográfico de la Comunidad de Madrid, el cine de la época, los trabajos de fotógrafos como Alfonso, Urech, Santos Yubero y muchos otros, fueron esenciales para recrearlo a nivel visual. Y leer libros que analizaban el periodo o las charlas con personas que vivieron entonces lo fueron para recrear el ambiente social.

-También hay homenajes las publicaciones y dibujantes de la época, donde mimetiza su estilo: las revistas para niñas, La Codorniz y similares...

-Fue un ejercicio muy divertido, que me permitió homenajear a grandes artistas gráficos de nuestro país como Bagaría o Tono.

-E incluso ha introducido un pequeño y anecdótico homenaje a su padre, ¿no?

-Era un regalo que quería hacerle, dibujarle en el café Fuyma, donde él empezó a trabajar de botones con 13 años y del que no conseguía encontrar ni una sola fotografía.

-¿Encuentra alguna afinidad entre los dibujantes con los que ha trabajado y su propio dibujo?

-Reconozco en mi dibujo muchas cosas de aquellos artistas que admiro y, sobre todo, de aquellos con los que he compartido tablero, como Montse Martín o Juanjo Guarnido. También de Miguelanxo Prado, con quien comparto mucho tiempo y conversaciones. Los trabajos de Gibrat, de Efa, de Munuera, Homs, Alice, Rocheleau y otros están siempre a mi alrededor para aprender e inspirarme.

-¿Prevé realizar más aventuras de los dos protagonistas?

-Estoy escribiendo el segundo tomo, en el que quiero hablar del cine de los años 50.