«La Coral Salvé no soy yo ni es mía, sino de las voces que la han hecho posible»
José Luis Ocejo, fundador y director de la agrupación pejina, recuerda 50 años después de su primera actuación algunos de sus hitos con la mirada puesta en el futuro
Hace cincuenta años, José Luis Ocejo (Escalante, 1942) fundó la Coral Salvé de Laredo. Medio siglo después sigue al frente de esta agrupación con el ... mismo entusiasmo del primer día y con la mirada puesta en el futuro. Aunque reconoce que en su momento pensó en la coral como un proyecto de largo recorrido, admite que al echar la vista atrás le resulta casi increíble todo lo que ha vivido. Y más aún teniendo en cuenta que, en los inicios, hubo quien le advirtió de que en Laredo ninguna iniciativa cultural había superado «uno o dos veranos». Hoy, sin embargo, son ya cincuenta los veranos transcurridos... y los que vendrán.
Desde joven, Ocejo ha estado profundamente vinculado al mundo coral: participó en agrupaciones del seminario, en el de la Universidad de Salamanca, en el del Santuario de la Bien Aparecida... Fue precisamente en este último donde, en los inicios de los 70, conectó con un grupo de laredanos que compartían una inquietud común: recuperar la música tradicional del municipio, especialmente lo que él llama «música pejina» y que en Laredo se conoce como 'Las Cantas'. Esa coincidencia entre la motivación personal y el deseo colectivo derivó en la fundación de la Coral Salvé en enero de 1975.
La convocatoria inicial se organizó en dos tandas: un día se llamó a los hombres y otro a las mujeres, recuerda. Acudieron 80 personas que debutaron el 20 de junio de ese año en el desaparecido Cine Alameda, con 900 localidades. Las entradas, vendidas en el también desaparecido Bar Español, se agotaron en una hora. Aquello fue, señala Ocejo, «una auténtica eclosión de entusiasmo». El éxito fue tal que se repitió el concierto la semana siguiente, apadrinados en ambas ocasiones por el Coro Ronda Garcilaso. Las entradas, entonces, duraron algo más: tres horas.
Desde aquel día, han pasado por la Coral 468 personas, 88 de ellas actualmente en activo. Ocejo subraya que los requisitos para entrar no son especialmente exigentes: «basta con querer, ser buena gente y, si además se tiene oído y voz, mejor». Considera que, aunque haya algunas buenas voces individuales, el valor real está en el conjunto y en el entusiasmo colectivo. En los últimos cinco años se han incorporado 36 nuevos coralistas, con edades entre los 22 y los 60 años, lo que supone un importante relevo generacional para la agrupación.
Llega a esta entrevista con los números bien aprendidos y la verdad es que asombran. A lo largo de estos cincuenta años, la Salvé ha realizado 48 giras internacionales por 55 ciudades de tres continentes, además de actuar en 126 localidades de Cantabria repartidas por 55 municipios. En el ámbito nacional, solo les queda por cantar en Ceuta y Melilla. Y entre todas esas actuaciones reconoce que uno de los momentos más especiales fue un concierto, en los años ochenta, en el Aula Pablo VI del Vaticano, a beneficio de una asociación italiana de apoyo a enfermos de leucemia. Cantaron junto a José Carreras y el acto fue presentado por el cineasta Franco Zeffirelli, amigo personal del tenor. También recuerda con especial cariño una gira europea promovida por Utah Olson, que les llevó a París, Polonia y Dublín.
Además de su labor interpretativa, la coral ha desarrollado un importante trabajo de recuperación del patrimonio musical. Empezaron por el repertorio popular pejino, extendiéndose después a la música marinera y a obras de compositores cántabros como Arturo Dúo Vital, a quien dedicaron más de 15 años de trabajo. También han interpretado numerosas habaneras. En sus programas figuran igualmente composiciones de Ángel Barja, Nobel Sámano -autor de la Misa Popular Cántabra estrenada en 1997 en la Catedral de Santander- y otros creadores que han enriquecido el panorama musical local.
El salto al repertorio sinfónico, rememora, supuso un nuevo reto. Una de las obras más impactantes para él ha sido la 'Misa para la Paz' de Karl Jenkins, compuesta en homenaje a las víctimas de Kosovo. Ocejo la destaca como una de las experiencias más emocionantes, tanto por su exigencia vocal como por su componente visual: «mientras suena la música, se proyectan imágenes de guerra, se trata de un concierto pensado para conmover».
Con más de 528 partituras estudiadas, 30 de ellas de larga duración, Ocejo cree que el criterio principal a la hora de elegir repertorio es que guste al coralista. Si una obra no funciona, no se insiste: «Es importante que el coralista goce con lo que canta».
Siempre ha dejado claro que él no es la coral ni la coral es suya e insiste en ello. «Ni soy yo no es mía. Es de los , de las voces que la componen y también reconoce la labor del equipo artístico, de las nueve juntas directivas que ha tenido y de la Secretaría Técnica que ha permitido que el proyecto funcione durante décadas. «Hay quien canta, y hay quien hace posible que se cante», resume.
«Cantar, como decía San Agustín, es rezar dos veces». Ocejo, que durante los 33 años que fue director del Festival Internacional de Santander no dejó de dirigir este coro, lo ha hecho desde niño, primero como triple solista en el coro de Escalante y hoy como organista del Santuario de la Bien Aparecida, donde lleva 58 años. Cuando se le pregunta qué siente al mirar atrás, responde sin dudar: «Soy un privilegiado. He vivido rodeado de música y de gente que ha creído en ella tanto como yo».
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