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Una foto fija al azar del confinamiento en los hogares durante los meses del estado de alarma hubiera retratado a la lectura como una de ... las costumbres cotidianas. Ahora los datos y cifras certifican esa querencia: el confinamiento elevó el número de lectores semanales de libros a su máximo histórico. Así lo revela el 'Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros' presentado ayer y que disecciona un periodo duro y difícil, 2020, en el que el libro fue en muchos caso un asidero de supervivencia, mientras editores y libreros salvaron los muebles frente a otros sectores de la cultura más castigados. Patrici Tixis, presidente en funciones de la Federación de Gremios de Editores de España, que presentó el estudio junto al ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, confirmaba otras señales que son casi constantes en los últimos años como el hecho de que las mujeres siguen leyendo más, que resiste la librería tradicional en las preferencias de usuarios y que «buena parte de los lectores digitales no paga por los libros que lee».
Entre los datos relativos a comunidades Cantabria no fue una excepción. Creció el número de lectores, menos que en otras, situándose en décimo lugar. El índice de lectores de libros en tiempo libre revela que pasó del 60 al 61,9%, pero dos puntos por debajo de la media. El otro dato, más positivo, que asomó en el Barómetro demuestra que Cantabria es la cuarta comunidad de todo el Estado en la que mejor valoradas están las bibliotecas. En 2020 descendió notablemente el número de visitantes a las bibliotecas «a causa de las restricciones a la movilidad y la suspensión del servicio de bibliotecas parte del año». No obstante, se mantiene la excelente valoración que este servicio recibe por parte de los ciudadanos: un 8,3 sobre 10 de media, nota que en Cataluña alcanza el 8,8, seguida de Castilla y León y País Vasco (8,6) y Cantabria (8,5).
El porcentaje de lectores de libros que leen al menos una vez a la semana alcanzó el 52,7%, en 2020 y llegó a un máximo histórico del 57% durante el confinamiento. El tiempo dedicado a la lectura también se incrementó al pasar de 6 horas y 55 minutos antes del confinamiento a 7 horas y 25 minutos, a finales del pasado año. Durante el confinamiento alcanzó las 8 horas y 25 minutos semanales. Madrid, País Vasco, Navarra, Cataluña, La Rioja y Aragón son las que más leen.
Al 81% de los lectores, la lectura les ha ayudado a «llevar mejor la situación durante el confinamiento». El 68,8% de los españoles mayores de 14 años leyó libros a lo largo de 2020, eso sí, apenas tres décimas más que en 2019; y un 64% tiene la lectura como una actividad de ocio, en su tiempo libre.
Lectores. El incremento en el número de lectores por ocio en tiempo libre creció casi dos puntos en Cantabria, con un 61,9, aunque por debajo de la media.
Bibliotecas. Las mejor valoradas son las de Cataluña, con un 8,8, seguidas de las del País Vasco, Castilla y León y Cantabria.
Lectura. Un 64% de los españoles tiene la lectura como una actividad de ocio en su tiempo libre. La lectura por placer ha crecido dos puntos en un año y siete en una década (era del 57% en 2010).
Estas cifras positivas, y en algunos casos récord, colisionan con ese 36% de la población general que no lee nunca en su tiempo libre. «A pesar de la mejora, hay algunos datos que invitan a pensar que aún queda mucho camino por recorrer para conseguir que el índice de lectura en España se sitúe en niveles europeos», subrayaba Patrici Tixis.
Sobre los desequilibrios en cuanto a la edad, el tramo con mayor población lectora es la comprendida entre los 14 y los 24 años (73,8% de población lectora en tiempo libre). A partir de los 25 años se produce una caída en los índices de lectura (64,2%). Se recupera en torno a los 35 años y vuelve a caer de forma significativa entre la población con edad superior a los 65 años (49,2% de la población).
En cuanto a la compra de libros (quedan excluidos los de texto), esta se sitúa en un 51,7% de la población encuestada. Supone un incremento de 11 puntos con respecto a 2010. Siete de cada diez encuestados compraron libros en librerías tradicionales, que se mantienen como el principal canal de compra de libros no de texto y crece durante 2020.
El 30,3% de la población de 14 años o más ya lee libros en formato digital al menos una vez al trimestre. Supone un aumento de 1,2 puntos respecto a 2019, pero en comparación con 2010 (5,3%) el porcentaje se ha quintuplicado. «El e-reader y el ordenador son los dispositivos más utilizados, si bien un 6,2% lee libros en el móvil, lo cual ha sorprendido a los autores del estudio por su reducido tamaño de pantalla». Aumentó notablemente la proporción de lectores de libros en formato digital que pagan por los libros electrónicos (39,8%). Sin embargo, siguen siendo mayoría los que los obtienen sin pagar y «seis de cada diez de los entrevistados que se descargan libros electrónicos gratuitamente saben perfectamente cuándo la descarga no es legal».
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