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A Benito Madariaga no le gustaban mucho las entrevistas. Evitaba hablar de él mismo y con los periodistas solo se explayaba para hacerlo de alguno de los personajes sobre los que escribía. Todo lo que tenía que decir, que era mucho, lo hizo en ... sus múltiples obras y artículos que dejaron constancia de su rigor con los datos y su generosidad a la hora de destacar las virtudes de los protagonistas. Una de las últimas veces que se dejó preguntar fue en diciembre de 2014 para la página web de la Asociación Española de Cronistas Oficiales. Como casi siempre que se referían a su persona sus respuestas fueron escuetas. «Creo que soy el único veterinario cronista en España, pero los hay médicos», aseguró.
En esa misma entrevista que hizo Olav Mazarrasa Mowinckel confesó que de niño era un gran aficionado y lector de las biografías de la editorial Maucci y que sus primeros artículos se publicaron siendo escolar en el colegio de los P.P. Escolapios.
En otra entrevista para El Diario Montañés, con motivo de la publicación de su libro 'Consideraciones sobre los signos en el arte prehistórico de las cuevas de la región cantábrica' confesó que «Mi vinculación con la prehistoria se debe principalmente a mi libro sobre la vida y la obra de Hermilio Alcalde del Río, estudioso de las cuevas de Altamira, El Castillo, Hornos de la Peña y Covalanas, algunas descubiertas por él. Pero también soy conocido por mis libros de historiografía prehistórica y el análisis de los moluscos de los yacimientos de algunas cuevas».
La arqueología y la prehistoria le llevaron además a participar en el ciclo de conferencias de Puente Viesgo en el año 2013 donde se cuestionó '¿Cómo ha evolucionado el homo sapiens hasta hoy?': «La antropología es una asignatura pendiente porque faltan respuestas -indicó-. Aún así, sobre el origen del hombre cada vez tenemos más datos por yacimientos como Atapuerca, en la provincia de Burgos», dijo.
Otra de sus inquietudes en este campo estuvo relacionada con el significado de los dibujos que se conservan en la cueva de Altamira, objeto de varios de sus libros. «Hoy día conocemos muchas cosas de la cueva y se han ido paulatinamente descubriendo algunos de sus secretos, pero continuamos con incógnitas que se resisten a ser desveladas. Una de ellas es la intencionalidad de las figuras que decoran el techo (...) y tampoco sabemos qué quisieron explicar y el por qué de la predominancia de ciertos animales y el motivo de su elección», aseguró en el año 2010 con motivo de la publicación de 'Vida y Muerte en la Cueva de Altamira'.
Al tiempo de la publicación de esa obra se le preguntó su opinión sobre la apertura o no de la cueva al público y Madariaga, con la prudencia que le caracterizaba, afirmó: « Yo no tengo autoridad para decir nada. Que se abra o no, es algo que tiene que decir el CSIC, aunque haya opiniones de todos los gustos».
También opinó sobre la réplica de la cueva en el Museo. «No es lo mismo. Es como si te gusta el café pero tienes que tomar descafeinado. La cueva original no se puede comparar con la neocueva, pero hace un papel extraordinario porque pasan miles de personas, lo ven con más tiempo e incluso se lo explican más detalladamente».
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