Viengsay Valdés
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Viengsay Valdés
Bailar con el corazón es el consejo que Viengsay Valdés (La Habana, 1976) da a todos los niños y niñas que quieran dedicarse a la danza. Primera bailarina del Ballet Nacional de Cuba, en 2020, tras la muerte de Alicia Alonso, se hizo cargo además ... de la compañía y con ella regresa este viernes al Palacio de Festivales, un escenario en el que interpretó 'El lago de los cisnes' y que está deseando volver a pisar con un programa «diferente a lo que solemos presentar normalmente».
-Háblenos del programa que va a bailar su compañía en el Palacio de Festivales.
-Interpretaremos cuatro ballets de corte neoclásico incorporados recientemente al repertorio de la compañía. Se trata de 'Love Fear Loss', del brasileño Ricardo Amarante, con piano en vivo. Es una coreografía inspirada en la vida de la gran cantante francesa Édith Piaf, para la cual se utilizan piezas antológicas que reflejan su trágica vida amorosa. Le sigue la obra 'Tres preludios', una de las más célebres de Ben Stevenson, cuya acción se desarrolla a partir de tres composiciones para piano de Serguei Rachmaninov, y como gran cierre, 'Séptima sinfonía', de Uwe Scholz, un ballet muy coral donde el cuerpo de baile juega un papel protagonista, además de los bailarines principales que guían con virtuosismo cada uno de los cuatros movimientos de la Sinfonía nº 7, Beethoven.
-¿Es muy exigente?
-Sí y a la vez, diferente a lo que suele presentar el Ballet Nacional de Cuba. Un programa identificado con los grandes clásicos heredados del siglo XIX, pero en el que se podrá apreciar la amplitud y diversidad estilística del repertorio de la compañía.
-Es la primera vez que viene a Santander como directora del Ballet, pero estuvo en este mismo escenario como primera bailarina. ¿Cómo lo recuerda?
-He bailado en el Palacio de Festivales en varias ocasiones y recuerdo especialmente cuando interpreté 'El lago de los cisnes' al completo, pues hice los dos personajes principales: Odette-Odile la mujer cisne. Tampoco he olvidado el espacioso escenario y la edificación del teatro. Ambas cosas son, sencillamente, maravillosas.
Programa Coreografías de Ricardo Amarantes, Ben Stevenson, Alexei Ratmansky y Uwe Scholz.
Directora Viengsay Valdés
Fecha, hora y sala El viernes, a las 19.30 horas, en la Sala Argenta
-Antes de hacerse cargo de la dirección del Ballet trabajó como subdirectora con Alicia Alonso. ¿Qué significó para usted?
-Alicia Alonso es un paradigma. El más alto ejemplo de trabajo cotidiano que pueda tener cualquier bailarín porque era una trabajadora incansable. Ejemplar. No resulta nada fácil bailar sus versiones coreográficas con las dificultades técnicas e interpretativas que ella demandaba. Ahora en el Ballet vigilamos especialmente que no se pierdan y, por tanto, los bailarines deben tener un nivel alto para interpretar un clásico con el grado de dificultad que tienen nuestras versiones y que las hacen tan aplaudidas y únicas. Eso se lo debemos a Alicia Alonso. Su ejemplo, perseverancia, exigencia y amor incondicional a la danza son y serán fuentes de inspiración.
-¿Ha puesto en marcha algún proyecto que rompa con el trabajo que había seguido el ballet con anterioridad o sigue una línea continuista?
-Mi objetivo es conservar la tradición y enriquecerla. Honrar la historia de la compañía y ampliarla con la mayor cantidad de obras y estilos posibles. Además, pretendo brindar oportunidades a los más jóvenes y mantener en ascenso el nivel de exigencia sin descuidar la pasión por la danza y el trabajo interpretativo que le da alma a las obras. Me gustaría también lograr una compañía más abierta, más versátil, con una proyección que le acerque a la de las grandes compañías con las que siempre se nos compara, aunque con el reclamo de que vivíamos encasillados en un solo estilo, el clásico. Ya no es así y con esta gira lo demostramos.
-¿Qué otros proyectos más inmediatos llevará a cabo?
-Este año el Ballet Nacional de Cuba cumple 75 años. Dentro de los proyectos para celebrarlo está el rescate de obras que también cumplen aniversarios importantes en 2023, ya sea de coreógrafos cubanos o extranjeros y que hayan tenido una repercusión en la historia de nuestra compañía. Por ejemplo, después de esta gira por España, repondremos en La Habana el ballet 'Bodas de Sangre' de Antonio Gades. Una versión que el coreógrafo hizo exclusivamente para nosotros y que ahora cumple 40 años.
-No ha dejado de bailar. ¿Cuál es su rol favorito?
-Di a luz recientemente y me he superado mucho para volver a la escena. Me podrá ver en Santander. He interpretado la mayoría de los roles del repertorio romántico-clásico y cada uno es especial para mí. Siempre me han destacado por mis personajes de Kitri de 'Don Quijote' y de Odile el Cisne Negro. Además, adoro interpretar a Carmen y Giselle.
-¿Y qué le cuesta más, ponerse las zapatillas de punta o dirigir a un ballet de tanto prestigio como es del Cuba?
-Ambas son responsabilidades importantes que requieren mucha atención. No es fácil simultanearlas, así que debo planificar mi día con detenimiento. Siempre he sido metódica y disciplinada como bailarina y así trato de llevarlo a mi dirección. Me gusta que las decisiones sean colegiadas antes de tomar una determinación. Hoy en día son muy pocas las directoras que aún bailan y que además sean madres.
-¿Por qué es tan importante la danza en Cuba?
-La trilogía de los Alonso logró crear la Escuela Cubana de Ballet y su reconocimiento a nivel mundial. La labor de masificar un arte que para otros países resulta elitista fue admirable. Supieron llevar a cada rincón de la isla la demostración de los que significa ser un bailarín de ballet y todo lo que eso lleva implícito. Los detalles técnicos de los pasos. Las condiciones físicas que se requieren, las interpretaciones de los roles, el uso de la pantomima, los estilos... Todo eso fue una manera didáctica de aprendizaje y entendimiento de esta manifestación artística, que permitió garantizar un público conocedor, hasta en ocasiones exigente, pero sobre todo convertir al ballet en un arte popular. Nuestra compañía se convirtió en Patrimonio Cultural de la Nación en 2018 además de haber contado con el apoyo incondicional del gobierno cubano .
-¿La Escuela de Ballet de Cuba sigue manteniendo el prestigio?
-Siempre se ha velado por la buena práctica de nuestra metodología y existe un claustro de maestros muy preparado para comprobar las exigencias. Durante la pandemia hubo que hacer programas especiales para no romper esa cadena de entrenamiento y no resultó del todo satisfactorio, pero fue un suceso puntual que afectó a todo el mundo. Dentro de nuestras preocupaciones está recuperar ese tiempo. A pesar de esta situación cada año vemos en las graduaciones resultados positivos.
- En el Palacio siguiendo la actuación habrá muchas niñas y niños de las escuelas de Cantabria. ¿Qué consejo les daría?
-Aquellos que aman la danza que sienten que les conmueve, que les inspira y quieren dedicarse a ella, deben entregarse por completo y dar todo lo mejor de sí cada día, porque solo con la práctica y la constancia se consiguen los propósitos. Algún día verán con ilusión los resultados de ese esfuerzo y serán recompensados con el mayor de los aplausos de un público donde estarán sus familiares, amigos y admiradores.
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