La Cueva del Castillo, el lugar donde más se ha utilizado el Pasaporte Cultura

El pase que se puede adquirir por 70 euros y que se puede utilizar durante un año, permite el acceso a los 19 centros dependientes del Gobierno a un total de cinco personas, el titular o solicitante y otros cuatros amigos o familiares, eso sí siempre que se utilicen deberán hacerlo el mismo grupo de personas. Es decir, que no vale cambiar de acompañantes en cada visita. Además, la tarjeta permitirá el acceso a promociones exclusivas que se comunican a la dirección de email proporcionada por el solicitante de la tarjeta. Y ¿cuáles son los lugares que en los que se pueden utilizar? Pues los museos Marítimo del Cantábrico de Santander; el Mupac, el Etnográfico de Muriedas, el de la Naturaleza en Carrejo, en Cabezón de la Sal. También se puede conocer el interior de la Casona de Tudanca.

Entre los centros culturales figuran la Ciudad Romana y Domus de Julióbriga, la Villa romana y necrópolis altomedieval de Camesa Rebolledo, el centro de Interpretación del Románico en Villacantid, en Campoo de Suso, la Torre de Pero Niño en San Felices de Buelna, la Torre del Infantado en Potes y las Casas del Águila y la Parra de Santillana del Mar. A todo ello hay que sumar el Palacio y la Capilla-Panteón de Sobrellano en Comillas.

Y entre las cuevas prehistóricas, quienes adquieran este Pasaporte Cultura pueden visitar la de Chufín, El Pendo, El Castillo y Las Monedas, Hornos de la Peña y Covalanas y Cullalvera.

Tras El Castillo, en El Pendo se han canjeado 74 pasaportes y 73 en el Museo de Prehistoria (Mupac).

En Santander, el Museo Marítimo ya ha sellado 74 de estos pases y en el balance también figuran en un lugar destacado la Cueva de Cullalvera donde se han recibido 33 de estos pases; el Museo de la Naturaleza, 38 o la Torre Pero Niño, en San Felices de Buelna, con 22.

Gema Agudo, directora general de Acción Cultural, recuerda que la iniciativa se puso en marcha con el objetivo de «dar un impulso a los centros culturales de la región. Con él se pretende aumentar el número de visitantes proporcionándoles más facilidades para acceder a ellos a través de un programa ventajoso económicamente». Al mismo tiempo, según indica se ha pretendido que los lugares en los que se ubican esos museos, centros o cuevas puedan obtener beneficio con esas visitas. «Consideramos que estas instalaciones también pueden ser dinamizadores sociales y económicos del entorno en el que están, teniendo en cuenta que la mayoría de ellos están en núcleos rurales». Así que, tal y como indica, se ha buscado aumentar el flujo de visitantes y que esas visitas incidan en esos lugares. «porque el objetivo de la Vicepresidencia es que la cultura sirva también como elemento dinamizador».

La facilidad con la que se obtiene, la posibilidad de poder utilizarlo todas las veces que se desee durante un año y, sobre todo, el poder disfrutar con los niños de un plan en algunos de estos lugares, ha hecho que, según Gema Agudo, «haya aumentado el número de visitas en todos estos lugares». «Además, a diferencia de otras iniciativas similares que se han hecho en otros tiempos, este pasaporte es mucho más abierto y no está sólo dirigido a núcleos familiares».

Otra de las ventajas que destaca la directora general de Acción Social del Pasaporte Cultural es la posibilidad de hacer rutas. Es decir, que los aficionados a las cuevas pueden plantearse visitarlas todas con este mismo pase. Lo mismo para los que se decanten por los museos o aquellos que prefieran visitar lugares emblemáticos en distintos puntos de Cantabria, como el yacimiento romano de Juilóbriga o el Centro de Interpretación del Románico, ubicado en Villacantid. «Lo bueno de que se pueda utilizar durante un año es que puedes ir cambiando de planes», concluye.