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Lo culto de lo oculto
Crítica de cine 'El nombre de la rosa'

Lo culto de lo oculto

Filmoteca de Cantabria ·

Annaud combina lo superficial y lo obsesivo con tan inventiva ligereza como puntillosa ironía | Metafísicia policial o thriller de monjes a la intemperie

Guillermo Balbona

Santander

Martes, 31 de diciembre 2024, 11:43

Umberto Eco construyó un artefacto tan inteligente como eficaz, tan profundamente seductor como encantador en el sentido más primario de la palabra. Una de esas historias que embriaga, la del lector que se siente escritor y la del escritor que sabe lo que busca el lector. En 'El nombre de la rosa' parecía haber volcado una simbiosis lúdica de los apocalípticos e integrados, es decir teoría y acción en un juego de rol histórico, intelectual y sabiamente humano. Entre lo tenebroso, la intriga, el relato jugoso hasta el mínimo detalle, la apelación al viaje físico y metafórico y el misterio y el enigma como mantras permanentes, la obra exorcizó los tópicos y se elevó como una inmersión insaciable en el tiempo. Un conjuro literario que diluyó lo popular y lo oculto, y que antes o después estaba claro que llegaría a la pantalla.

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  • Año 1986

  • País Alemania

  • Dirección Jean-Jacques Annaud

  • Guion Andrew Birkin, Gérard Brach, Howard Franklin, Alain Godard

  • Reparto Sean Connery, Christian Slater, F. Murray Abraham

  • Género Drama/intriga

Hoy sería carne de plataforma. Pero el riesgo de ilustrar una historia de hondo calado en el imaginario de miles de lectores, prescindir de las disquisiciones, limar los pozos de conocimientos suponía un precio muy alto. Jean Jacques Annaud, cineasta de 'Enemigo a las puertas', optó por una poda fundamentada en la claridad, en una línea clara de síntesis respetuosa, evitando las dialécticas teológicas y la posibilidad de encasillar la adaptación en la bizantina discusión de libro/película, ante ese temido vértigo del 'me gustó más el libro'. Lo cierto es que el equilibrio atractivo aflora al priorizar una cuidada ambientación y un crisol de interpretaciones que ejercen de sherpa. La habilidad del guion consiste en su complicidad con el principal valor de la obra de Eco: no soltar nunca la presa. Lo culto en lo oculto y la necesidad de descifrar terrenos medievales entre capas y capas de una fascinante edificación visual se tradujo en un filme en el que religión, ciencia, escepticismo, intuición y azar tienen sus dosis propias de protagonismo.

Seis años después de la aparición de la novela, el cineasta de 'El amante' se atrevió con el franciscano Guillermo de Baskerville y su discípulo Adso de Melk. Y en su depuración, muy discutida en su momento, el paso del tiempo ha demostrado que la adaptación sobrevuela con eficacia la estructura, participa del laberinto con imágenes certeras y no rechaza lo sombrío cuando toca. Annaud combina lo superficial y lo obsesivo con tan inventiva ligereza como puntillosa ironía. Metafísica policial o thriller de monjes a la intemperie.

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