«La cultura debe hacer de una vez un frente común para paliar esta crisis»

En casa, con su marido, y con la mente puesta en Madrid donde permanecen sus hijos durante esta crisis sanitaria, Valentina Granados sigue trabajando para que en agosto dé comienzo una nueva edición del Festival Internacional de Santander. La directora ejecutiva del FIS vive, como el resto de los programadores de este país, la incertidumbre de saber qué pasará con las actividades culturales cuando esta pandemia finalice aunque está bien esperanzada de que el Festival, buque insignia del verano cultural de la ciudad, se celebrará como siempre y que el público responderá, con su presencia, a las actuaciones.

-¿Si tuviera qué hacer una pieza de música clásica inspirada en la situación que estamos viviendo que sería: una sinfonía, un cantata, un réquiem...?

-Vivimos tiempos raros, difíciles y de mucha incertidumbre, pero desde luego un réquiem no compondría. Lo veo más como una partita de Bach para violín o como un gran coro en el que todos cantarían el 'Himno de la alegría' de Beethoven. Son tiempos complicados, pero también de una gran unidad.

-¿Cómo se dirige un festival de la envergadura del de Santander desde casa?

-Como podemos. La verdad es que el grueso de la programación, a falta de algún fleco, ya estaba cerrada. Así que ahora estamos trabajando en lo que podemos hacer desde nuestras casas, como la documentación: la redacción de los dosieres, los programas de mano... En fin, en todo lo que sabemos que podemos hacer.

-¿Le preocupa todo eso que no saben si van a poder hacer?

-La incertidumbre está ahí, claro, pero yo confío en que en agosto podremos celebrar nuestro festival. En realidad no sabemos que va a pasar, cuanto tiempo tendremos que permanecer en casa y cómo puede afectar. Seguro que sí nos va a afectar pero aún no podemos prever de que forma. Estamos también a la espera de saber que pasa con otros festivales como el de Salzburgo cuya presentación está prevista para el 31 de mayo y que va a marcar un poco al resto. Lo que sí puedo decir es que todos, y me refiero a todo el país, estamos haciendo un esfuerzo por recuperar la normalidad cuanto antes. Esto que estamos viviendo es tan excepcional que es imposible pensar a corto o medio plazo.

-Entonces, ¿cree que la próxima edición del FIS está a salvo?

-Espero, deseo que sí pero sería imprudente aventurar lo que va a pasar. Vivimos en un mundo globalizado, y eso está muy bien, pero eso influye en todo. Lo que sí puedo decir es que estamos trabajando para intentar sacar adelante el Festival que teníamos pensado. La suerte es que nos ha pillado económicamente saneados y con mayor capacidad económica que en los últimos años. Además estoy segura que después de este confinamiento la gente va a estar deseando salir de casa y asistir a espectáculos en vivo.

-Se habla de lo mucho que va a perjudicar este 'parón' del país, pero ¿se sacará algo positivo?

-Espero que muchas cosas. Me emociona, por ejemplo, los aplausos de las ocho de la tarde a los sanitarios porque ese gesto conlleva una sensación de unidad. Salimos a aplaudir, pero también a vernos y a buscarnos. Siempre he estado en contra de esa frase que dice que las desgracias te hacen más fuerte, porque yo prefiero ser más débil y feliz, pero no tengo ninguna duda de que esta crisis nos va a hacer más sabios.

-Después de esos aplausos muchos músicos aprovechan para ofrecer conciertos en los balcones. ¿Le emociona?

-Si no desafinan sí, que se escucha de todo (ríe). Esta claro que la música clásica, bueno creo que toda en general, es un bálsamo y en estos tiempos un consuelo. A mí y creo que a la mayoría de la gente siempre me emociona la música en vivo. Estos días tenemos la suerte de poder ver grandes conciertos por internet que nos están ayudando a sobrellevar esta cuarentena, pero nunca podrán compararse con los conciertos en directo y, por ello creo que esas actuaciones improvisadas nos están ayudando tanto y que la gente vendrá al Festival.

-¿Quién vencerá antes al coronavirus los políticos o la sociedad?

-Yo englobo a los políticos dentro de la sociedad que no es otra cosa que la suma de todos nuestros aciertos y de todos nuestros errores, ya habrá tiempo de juzgar actuaciones más adelante.

-Veo que no le gusta hacer pronósticos, pero visto lo visto, ¿no teme que la cultura pagará esta crisis más que otros sectores?

-Está claro que la cultura es un motor de rendimiento económico y, sobre todo, social. Otra cosa es como se trata aquí. En Alemania, por ejemplo, se ha declarado bien de primera necesidad porque está claro que de la cultura no se puede prescindir. A mí me preocupan todos esos aplazamientos de espectáculos que se están haciendo. La gente lo ve como algo positivo, pero yo tengo dudas, no sólo por el sobrecargo que va a haber de programaciones, también porque eso no permitirá nuevas contrataciones. Creo que todos tendremos que trabajar duro para que la cultura no desaparezca. Nosotros, los programadores siempre vamos a ser necesarios, pero hay que cuidar toda la estructura.

-¿Cómo?

-Unidos. A veces me parece que cada sector va a lo suyo y no piensa en los demás. Esta semana me han llegado distintos manifiestos de varias asociaciones con varias peticiones y todas ellas concretas para cada sector. Estaría bien que aprovechásemos esta situación para hacer un frente común. La solidaridad es importantísima y escasea.

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