La cultura recupera el latido del público entre la prudencia y el optimismo

«La gente por fin está volviendo a la sala». El propietario del cine Los Ángeles está notando «sobre todo en estas dos últimas semanas» un mayor número de espectadores. Sin llegar a las cifras anteriores a la pandemia, dice, porque entre otras cosas aún no ha puesto el cien por cien de las entradas a la venta, sí ve con cierto alivio que la gente está perdiendo el miedo y regresando «poco a poco». Lo que sí percibe es un cambio en el espectador. «Antes el público venía al cine porque era sábado o domingo y tenía ese hábito. Ahora se nota que viene porque el título que se proyecta le llama la atención».

En Los Groucho no comparten el mismo optimismo y su propietario, José Pinar, insiste en que «el público sigue ausente». Se ciñe a los datos oficiales del sector y asegura que las cosas no pueden ir peor. «Estamos al 55% por ciento de ocupación con respecto a los años anteriores a la pandemia». En sus dos salas, pese a que solo se ponen a la venta 42 entradas, «tenemos una asistencia ridícula», afirma. Todo esto le hace prever «un camino muy largo y duro porque si estamos así ahora que es la temporada fuerte de estrenos, no quiero pensar cómo vamos a estar en el mes de mayo y en el verano».

La Filmoteca de Cantabria Mario Camus fue la primera de toda España en abrir tras el confinamiento y actualmente la sala solo permite el 50% de su aforo. Aunque esto tiene sus días contados ya que, como anuncia su director Antonio Navarro, «la próxima semana pondremos a disposición del público el cien por cien de las butacas disponibles». Navarro también asegura que «poco a poco» la gente vuelve a disfrutar de las películas y que esto se puede extrapolar a otros rincones de Cantabria pues la actividad de esta institución, dependiente del Gobierno regional de Cantabria, se extiende a otras localidades de la región. Con prudencia, pues la variante Omicron hizo que en las Navidades se notase un retroceso «y nunca se sabe lo que puede pasar», su balance es de optimismo.

Blanca del Barrio, una de las directoras de Escena Miriñaque se muestra contenta y aliviada. «El pasado fin de semana hemos podido recuperar el recuerdo de sábados y domingos de antaño con la sala llena de papás, niños y un grupo de espectadores con ganas de disfrutar. La sala vuelve a ser lo que siempre hemos querido que sea, un punto de encuentro entre intérpretes y público». En Miriñaque también predomina la prudencia, tal y como afirma, y siguen dejando una butaca de separación entre los grupos burbuja.

En el Café de las Artes el sentimiento es el mismo. «Enero ha sido terrible, posiblemente porque en Navidades se multiplicaron los casos con la nueva variante, nuestro ciclo 'Merienda en el Teatro ha sido más flojo que nunca, pero desde que hemos comenzado con el nuevo, 'Mejor reír', la carcajada ha vuelto a la sala». Alicia Trueba, codirectora, explica que en su espacio tampoco se sacan a la venta el cien por cien de las entradas, «de momento estamos con el 80%», y añade un dato más para el optimismo: «Nos están llamando de muchos colegios para preguntarnos por los ciclos escolares».

En Oruña de Piélagos las cosas no pueden ir mejor, tal y como explica Pati Domenech, propietario e impulsor de la Teatrería de Ábrego que cada semana cuelga el cartel de 'no hay entradas'. «El público no ha dejado de ir al teatro y siempre lo ha hecho con ganas de disfrutar y demostrando un gran compromiso con la cultura». Y añade que, salvo los meses de cierre obligado, siempre han tenido el aforo al completo en función del número de butacas permitidas. Ahora mismo ofrecen el ciclo 'Sólo tú' ya al cien por cien de ocupación, tal y como permite Sanidad, «y lamentablemente tenemos que dejar a mucha gente interesada en la calle», expone.

La Biblioteca Central es otro de los pulmones culturales de la ciudad que se paró a causa de la pandemia. Además de las labores habituales de préstamos y de investigación en el edificio de la antigua Tabacalera se celebran durante todo el año un gran número de eventos que pasan desde las exposiciones hasta la proyección de películas, cuentacuentos y conciertos. Una actividad que, según señala su directora Alexia Luiña, ha vuelto con ganas. «Sobre todo las visitas escolares», subraya. Aunque en general los préstamos de libros siguen un poco parados, las salas de estudios han recuperado la normalidad. ¿Y el resto de actividades? La demanda cada vez es mayor si bien, la directora afirma que el público siempre respondió a las propuestas incluso en los meses de más incertidumbre. Actualmente el aforo es el 100% y adultos y niños participan con entusiasmo en las propuestas.

En las galerías de arte, tal y como expone Juan Silió, presidente del colectivo en Cantabria, la percepción es que 'la visita' se ha transformado desde el inicio de la crisis sanitaria. «En las galerías apreciamos una especialización en la asistencia, y no sólo porque se generen visitas guiadas, o se realice un cierto circuito.... Sucede que vienen a la galería con una información previa que han obtenido en redes, en las propias páginas web de las galerías, y en páginas especializadas». «Ni se han desplomado, ni han aumentado simplemente apreciamos que hay una tendencia por parte del público, a relacionarse con el arte y con las galerías de otra manera, y en este sentido cabe destacar que junto a la irremplazable visita presencial, se produce un aumento en las visitas a la web de las galerías o a la de los artistas o aquellos canales que ofrecen información para poder establecer la relación entre la galería, el artista y el público».

En el Palacio de Festivales, tal y como señala el director de programación Carlos Troyano, también se nota un claro incremento de espectadores y eso que aún están al 70% del aforo. «En lo que llevamos de nueva temporada que ha empezado en febrero hemos tenido varios llenos y ahora mismo tenemos vendidas ya 17.000 entradas». En su opinión, «el Palacio y la cultura, en general, ha sabido hacer una buena gestión de la crisis sanitaria, respetando en todo momento la normativa y poniendo todos los medios para que predominara la seguridad y eso se nota en que la gente regresa más confiada». También observa que se nota una mayor influencia de público joven a espectáculos, como los de música clásica, que antes eran mayoritariamente de espectadores más adultos.

El Centro Botín llena los aforos de todas sus actividades en la mayoría de las ocasiones. «En 2021 tuvimos una ocupación de más del 90%. Con la pandemia, a raíz de la reducción de los aforos, decidimos realizar muchas más sesiones para poder responder a la demanda del público. En la actualidad, con la vuelta de los aforos completos, seguimos llenando nuestras actividades», asegura Fátima Sánchez, directora ejecutiva del Centro. «En cuanto a las exposiciones, estos primeros meses de 2022 ya estamos en cifras muy parecidas a los dos primeros meses de 2020, antes de la pandemia. Hemos vuelto a recuperar las visitas de los escolares, que para nosotros son muy importantes. Nos encanta recibir y trabajar con grupos de escolares para potenciar su creatividad a través de las artes».

En la sala Casyc desde que Santander pasó al nivel 1 se ha recuperado el aforo al 100% tal y como explica Juan Muñiz, director general de la Fundación Caja Cantabria, quien indica que durante toda la pandemia la institución ha cumplido de forma rigurosa las normativas y que desde hace un mes ha puesto todas sus butacas a disposición del público, con distintas medidas de seguridad, como el uso obligado de mascarilla, la salida controlada por filas, ventilación, etc. Todo eso hace que el público esté volviendo a la sala «con relativa normalidad y mucha prevención, cosas que agradecemos».

«A nosotras nunca se nos ha ido el público», aseguran desde el Colectivo La Vorágine y es que, salvo los meses más duros del confinamiento en los que así todo hubo actividad online, desde que se permitió la apertura de los locales en nuestro espacio todas las actividades que han organizado han contado con el respaldo del público. En esta librería también han preferido esperar a abrir el aforo al cien por cien y de momento sólo 40 personas pueden asistir a las convocatorias tras inscribirse en su página web, si bien, tal y como aseguran desde el colectivo, «en ocasiones hemos recurrido apoyo del Colegio Cisneros o del Centro Asturiano que nos prestaron sus locales».

El Gil también piden inscripción previa a los que deseen asistir a alguna presentación aunque, como señala Paz Gil, cada vez son más las peticiones, sobre todo si el autor es de Cantabria. «Se nota que la gente tiene ganas de reencontrarse y de compartir y nosotros, por nuestra parte, intentamos que puedan hacerlo con todas la seguridad posible».

El Ateneo mantiene su aforo al 50% (125 asientos) y un metro y medio de separación entre los asistentes. Y sí, notan más interés en la gente, según asegura su presidente Manuel Ángel Castañeda, si bien apunta que la reticencia por algunos sectores aún sigue vigente. Sin embargo, en algunas presentaciones muchos interesados tuvieron que quedarse con ganas de entrar en la sala por falta de asiento. Castañeda apunta que algunas de las medidas que se adoptaron a la vuelta de la normalidad permanecerán como la emisión online de las conferencias que está dando muy buen resultado.

Los menos optimistas en lo que al regreso de espectadores se refiere son las dos salas de conciertos con las que ha hablado El Diario Montañés para este reportaje. En Escenario Santander, su portavoz José Luis Quirós afirma categóricamente que «no se nota mejoría» y que «después de dos años de parón, el público ha adquirido otros hábitos. «Tengo la sensación de que el mundo se ha transformado y ya nada va a volver a ser como antes a lo que conciertos se refiere». También en la sala Rock Beer The New ven «tibia» la respuesta por parte del público. «Depende del concierto hay más o menos interés, pero lo cierto es que no estamos para tirar cohetes y la previsión con los nuevos acontecimientos mundiales no deja lugar a la esperanza», asegura Juan Lucy Gómez.

No solo en las últimas semanas, en Torrelavega desde que se empezó a recuperar la normalidad la respuesta del público ha sido siempre muy alta, tal y como asegura la concejal de Cultura, Esther Vélez quien recuerda que «bajo el paraguas del Gobierno de Cantabria fuimos la primera ciudad de Europa en ofrecer un concierto». En este tiempo de pospandemia solo se han aplazado dos eventos «y por causas ajenas a nosotros» porque nunca han faltado espectadores. Por su experiencia en el Teatro Concha Espina y en el resto de espacios culturales asegura que: «Si la oferta es de calidad y con un buen horario, el público de todas las edades responde y en esa línea estamos trabajando».