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En el año 2005, Mercedes Álvarez obtuvo el reconocimiento unánime de la crítica y un buen número de premios con su primer largometraje, 'El cielo gira', un documental rodado en su pueblo, Aldealseñor (Soria), en el que solo habitaban 14 vecinos y que despertó la ... curiosidad vital y artística del pintor Pello Azketa cuando llegó acompañado de su mujer, con la intención de alquilar una casa y pasar allí una temporada. Dos décadas después del estreno de una película a la que muchos consideraron «el contramonumento a la idea de progreso», se proyectará mañana, jueves, a las 20.00 horas, en la Filmoteca Mario Camus, dentro de la programación de El Temporal. Tras el visionado, la cineasta, autora también de 'Mercado de futuros', participará en un coloquio.
-Han pasado ya casi veinte años desde que debutó con 'El cielo gira' si la rodase ahora, ¿cambiaría algo?
-Cuando la rodamos en 2004 no existía ese término que está tan de moda ahora de España vacía, pero entonces yo quería un diálogo con lo real, con lo que sucedía, con las personas que vivían allí a la llegada del pintor Pello Azketa. La idea era rodar un año en aquel lugar habitado por una última generación como una forma de cultivar la memoria y poner al día la historia del pueblo.
-Un pueblo, que además es el suyo, en el que vivían 14 personas. ¿Ha cambiado mucho en estos 20 años?
-Ahora hay algún vecino más que entonces y hace poco se instaló una familia con tres niños.
-Rodó esta película sin guion previo.
-La idea era ir a Aldealseñor con una cámara que podríamos llamar exploradora y que buscara, durante el tiempo que estuviéramos allí, para construir después el guion, de ahí que sea un documental.
-Hablaba antes de la España vaciada, cuando estrenó 'El cielo gira' no existía este término y el cine no estaba tan pendiente del mundo rural como parece que está ahora. ¿Se considera una pionera?
-En realidad a mí me molesta mucho el concepto de la España vaciada que, efectivamente, está tan de moda ahora y del que se ha apropiado la cultura urbanita. Una cultura que está muy desconectada de lo que ha sido ese mundo o ese universo, que es como yo prefiero llamarlo, porque para mí es una forma de estar en el tiempo. Me parece que lo de España vaciada se utiliza para todo, desde un festival de música a cualquier otra cosa.
-¿Qué es para usted, entonces, lo que se llama España vaciada?
-Eso que llaman España vaciada está lleno de memoria, de cultura, de posibilidades económicas, de historia... Desgraciadamente la mitad del país se ha descartografiado, se ha convertido en un espacio en blanco. Hemos perdido toponimia, los nombres de los lugares y hasta el sentido del lugar que, como te decía, estaban llenos de historia y de memoria. Yo igual lo veo diferente porque cuando hicimos la película tenía una vinculación con aquel lugar, es el pueblo donde había nacido, y por eso creo que esa visión urbanita ignora todo lo que hay en ese mundo.
-¿Entonces, no le parece que el cine está mirando hacia ese mundo?
-Es cierto que hay muchas más películas, pero algunas solo tienen de rural el decorado o el paisaje y parten de unos estereotipos que hemos interiorizado desde el franquismo llenos de personajes grotescos o ignorantes. Hay un estigma hacia eso que llamamos mundo rural y que ha sido ridiculizado. A veces se traspone un guion con un esquema de western o película de terror a un paisaje que muestra soledad, abandono o imposibilidad de progreso y para mí eso, sinceramente, no tiene ningún interés.
-¿Cómo habría que mostrarlo?
-Prefiero un cine que ofrezca la mirada de las personas que viven en ese sitio. Un sitio que vaya a buscar con la cámara, que vaya a conocer. Algo fundamental en el cine es aprender a buscar la mirada de las personas y, sobre todo, que sean estas las que te enseñen a mirar, más allá de ir con estereotipos, con guiones precocinados para ponerlos en escena en un paisaje porque está de moda. Creo que el cine debe mirar, vivir y luego contar.
-¿El género documental está ganando sitio en las salas comerciales?
-Sí, pero esto no es de ahora. La historia del cine es así. Desde sus inicios hay una corriente muy importante y subterránea que tiene que ver con este cine que dialoga con lo real, aunque a veces se asocia la palabra documental como algo auxiliar al periodismo o la antropología, pero nunca ha sido así en los más de ciento y pico años de historia del cine. Más que la palabra documental lo que me interesa es tener en cuenta la fuerza documental que tiene el cine y hay directores que trabajan en eso, en la fuerza que proporcionan estos documentos.
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