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Se cumplen tres décadas de la muerte del artista Jesús Otero en Santillana del Mar donde nació en 1908 y residió a lo largo de su vida. Y como viene sucediendo desde hace años su figura se halla inmersa en el olvido cultural y ... el vacío institucional que se repite ahora pese a lo sonoro de la conmemoración. El 26 de agosto de 1994 fallecía el escultor. Y precisamente en esa fecha se creaba la Fundación que lleva su nombre en su localidad natal. En ocasiones, dependiendo de las corporaciones municipales, se plantearon diversas iniciativas que conllevaran la reivindicación de su obra y la divulgación de su labor entre los jóvenes.
El museo que le dedicó el Ayuntamiento de Santillana fue inaugurado hace ahora 21 años cerca de la Colegiata con una parte de la obra que conservaba y que había donado el escultor ese mismo año su pueblo. La constituyen cientos de dibujos y bocetos a lápiz sobre papel y escayola. Durante los primeros años la Fundación, creada en paralelo a ese legado, desarrolló diversos proyectos fiel a su intención de difundir la huella de Otero. Entre otras, organizó en colaboración con la Universidad de Cantabria, patrona de la Fundación, dos muestras de dibujos en la sala de Náutica. Su Patronato, sin embargo, hace más de veinte años que no se reúne.
Pero este 30 cumpleaños no ha logrado recuperar su actividad ni evocar como se merece la figura artística y humana de Jesús Otero. El escritor, comisario de exposiciones y activista cultural, Luis Salcines ha sido uno de los más activos a la hora de reclamar justicia poética y reivindicar la huella de Otero.
Por ello lamenta que no se haya aprovechado la efeméride para corregir errores del pasado.
Con motivo del 25 aniversario. desde el Museo y la Fundación Jesús Otero se invitó a las entidades públicas y privadas que disponen de obras del escultor a que se unieran a esa conmemoración señalizando las creaciones y facilitando su labor de limpieza y conservación. La pandemia frenó en gran parte lo planificado. Salcines recuerda que los grandes temas y motivos del imaginario de Otero fueron los de carácter religioso y los animales. Respecto al primero, muchas imágenes de Cristo y la Virgen salieron de su taller de Santillana y se encuentran en iglesias de Cantabria (Bellavista, Espinama, Torrelavega, Udalla, Colegio San José de Santander...) y fuera de la región (Osorno, Ministerio de la Vivienda, Berkeley).
En el segundo caso su bestiario personal se centró en una fauna 'doméstica', que estaba relacionada con las tareas del campo (vacas, terneros, toros, caballos, asnos, perros) y de la alta montaña (el oso y el rebeco de San Glorio). Otro de los temas que abordó fue el de la música. Personajes con un cierto aire de ángeles, asexuados, tocando un instrumento: un violín, una flauta. Entre ellos, un magnífico bajorrelieve de la arpista María Rosa Calvo que se encuentra en la sede de la Fundación Caja Cantabria. A finales de 1936 decide incorporarse como voluntario en el frente republicano. En 1937 le hacen prisionero y comenzaría un peregrinaje por varias cárceles, el Dueso entre ellas. Quedaría libre en 1941. Una vez en Santillana, con el peso del duro tratamiento recibido, entabló relación con intelectuales y artistas de Santander, principalmente con el grupo Proel. Y de Torrelavega, especialmente con el también escultor Mauro Muriedas. Trabajó fundamentalmente sobre piedra, extraída de Puente Avíos, pero también realizó tallas en madera.
El Museo Diocesano Regina Coeli, que dirige Enrique Campuzano, es depositario de más de tres mil dibujos del escultor. Un fondo que revela su modo de trabajo y proceso artístico, fundamental para entender la plasmación de las ideas en la obra. De algunas obras se han conservado más de 50 bocetos.
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