«En la danza futura todo estará completamente mezclado, sin límites técnicos o expresivos»

-'Tocororo' es una versión en formato suite del montaje Tocororo fábula cubana, estrenada en 2003 en La Habana. ¿Cuál es la identidad de la obra que acoge el FIS?

-'Tocororo Suite' es una obra que explota la cubanía al máximo. Ahí están nuestros bailes populares y folclóricos, la danza contemporánea y el ballet en un solo espectáculo. También refleja nuestro buen humor y ese ánimo del cubano de hacer una fiesta en todo momento. Es una obra brillante, con una música muy buena que es tocada sobre la escena y la danza defendida por los bailarines de mi compañía, que están preparados para enfrentar esa diversidad de estilos con mucha calidad, gracia y alegría.

-A veces ha definido la danza como un viaje. ¿Cómo ha evolucionado como lenguaje y expresión en ese sentido?

-La danza sigue siendo un viaje, pero creo que ahora se ve más comprometido con su entorno social, con las realidades de las mujeres y los hombres de estos días. Estamos en un tiempo de reevaluaciones. Hay varios temas en discusión sobre la mesa y vivimos en un escenario con fuerzas antagónicas directamente enfrentadas. Es imposible que todas estas tendencias, ideas encontradas y crisis, no se reflejen en las artes, en la danza. Se están viendo cambios en estos momentos en los conceptos de la danza escénica y espero que todos sean para bien.

-¿En qué medida cree que el confinamiento y el periodo de la pandemia han cambiado a la danza como concepto, o en su vínculo con el público?

-Creo que ha sido un tiempo en que se ha probado la necesidad de las artes como arma y refugio de los seres humanos. De la pandemia también sacamos el fortalecimiento de la presencia de la danza en el mundo virtual. Internet ya no es vista solo como otro espacio de promoción de espectáculos teatrales si no que se ha entronizado como un verdadero escenario escénico. Desde la pandemia se han estado creando coreografías y espectáculos para ser transmitidos por streaming. Existe la necesidad de que las compañías de ballet y danza desarrollen contenidos para las redes sociales y eso está marcando una nueva manera de gestionar el arte, de dar a conocer a los artistas. Ahora una bailarina puede bailar en vivo 'La muerte del cisne' en la palma de la mano de cada persona, desde los teléfonos celulares. Cada vez más los coreógrafos y bailarines conciben la danza especialmente para el vídeo. Y todo eso me parece genial.

-Acaba de presentar en Londres una versión de Don Quijote. ¿Sigue existiendo un equilibrio entre la vuelta de tuerca a las piezas clásicas y la innovación?

-La danza sigue siendo un espacio de confluencia de lo nuevo y lo histórico, porque las grandes obras no deben desaparecer. Lo histórico es también motivo para lo novedoso, de la recreación, del desmontaje, de lo iconoclasta Lo más importante es que todo lo que se presente mantenga la calidad y la sinceridad de las obras de arte.

-Su trayecto de chaval marginado en Cuba a estrella del Royal Ballet de Londres ha inspirado a muchos. ¿Cómo es su experiencia con los jóvenes?

-A todos les aconsejo el trabajo constante y concentrado. Eso es lo más importante para tener una carrera larga y buena.

-¿Cómo define el presente de Cuba? ¿Continúa existiendo esa efervescencia creativa?

-En este momento Cuba está enfrentando una crisis económica muy fuerte. La convulsión del mundo también está afectando a la isla. El cubano sobrevive los problemas gracias a la energía de su carácter siempre empático. Efervescencia es lo que nos sobra, forma parte de nuestra naturaleza. El espectáculo 'Tocororo' es muestra de eso.

-¿El mestizaje es uno de los factores esenciales de la riqueza artística?

-El mestizaje cultural es lo que nos define. Somos una cultura mulata, con una base española y africana, pero atravesada por todas las grandes influencias que nos han ido definiendo a través de la historia, desde Francia, Estados Unidos, China, México, también Rusia, entre otros muchos países. Somos una amalgama interesante.

-¿El talento sin disciplina está huérfano?

-Por supuesto, la disciplina es lo que garantiza el éxito duradero. En el ballet clásico si no hay disciplina no hay nada.

-Cuando concibe coreografías, ¿hacia dónde cree que camina la danza?

-Hacia un punto en que todo esté completamente mezclado, en que no existan límites técnicos o expresivos, todo respaldado por los avances tecnológicos.

-¿Echará de menos el hecho físico de bailar en un escenario?

-Me despedí del ballet, pero no de la danza. No he dejado de bailar y por ahora no pienso hacerlo. Creo que hasta los ancianos pueden bailar, seguir en la escena. Ese cuerpo es portador de un conocimiento y de una fuerza expresiva que no se aprovecha. Hay que crear los espacios para que el cuerpo siga expresando con sus posibilidades en todas sus edades, sin que criterios que van siendo prejuicios se interpongan.

-¿La película de Icíar Bollaín sobre su vida refleja que sin dolor no hay belleza?

-El dolor forma parte de la vida, vivir es una mezcla de alegrías y tristezas, de sacrificios dolorosos y también de sensaciones plenas de felicidad. Todo eso está en mi historia como en la de cualquier otro.