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El recuerdo de Miguel Delibes que conserva su hijo Germán, prehistoriador y catedrático de la Universidad de Valladolid, está siempre ligado a la naturaleza y al aire libre. Así lo dijo ayer durante la segunda sesión del ciclo que el Aula de Cultura de ... El Diario Montañés celebra en el Ateneo con motivo del centenario del escritor y Premio Cervantes. «Era un hombre terriblemente trabajador que se sentaba todos las mañanas a escribir y que nunca dejó de contestar a una carta», evocó, pero sobre todo, fue un escritor -también profesor- que por encima de todo se sentía periodista, según afirmó. «Siempre decía que el periodismo era el mejor borrador de la literatura y no concebía que fueran dos cosas distintas». Germán Delibes de Castro fue el invitado principal de un coloquio que compartieron Íñigo Noriega, director de El Diario Montañés; Carlos Aganzo, poeta y exdirector de El Norte de Castilla, -quien además de aportar sus experiencias con el autor de 'Los santos inocentes' también hizo las veces de moderador-; Fernando Zamácola, director de la Fundación Miguel Delibes, y Mario Crespo, historiador y experto en este autor que cerrará este ciclo homenaje el próximo día 13. Pero fue Germán Delibes, que confesó también que su padre fue «su mejor amigo», quien cautivó al público a base de anécdotas y vivencias de un hombre «que amaba a Cantabria aunque él se refiriera siempre a esta tierra como La Montaña», que durante los veranos escribía encima de la mesa de ping pong en la que jugaban sus hijos y que nunca soportó las injusticias. «La época en la que más sufrió fue en la época de la censura ejercida por el Ministerio de Información y Turismo cuyo titular era Manuel Fraga», afirmó.
Íñigo Noriega y Carlos Aganzo coincidieron con Delibes en El Norte de Castilla, periódico del que fue director y, con posterioridad, miembro del Consejo de Administración y recordaron algunas de las vivencias que compartieron con él, como que siempre escribía con las cuartillas que salían de los restos de las bovinas en las que se imprimía, o del rigor que, tras su jubilación, pedía a los redactores durante las reuniones del Consejo.
En esta segunda sesión del ciclo -la primera tuvo lugar el pasado 8 de junio con la participación de Carlos Aganzo- también se habló de 'El Hereje', «la novela de la que más orgulloso se sentía», en palabras de su hijo. Una obra, de la que hizo decenas de anotaciones, borradores e incluso dibujos. «Es curioso que hay quien cuestionó que mi padre había utilizado los servicios de un 'negro' para escribirla, porque se trata de una novela histórica y se salió de los temas habituales. Sin embargo, fue un trabajo brutal que le llevó años y hay mucho de Delibes en ella», dijo.
Todo ese material se conserva en la Fundación que, según anunció Fernando Zamácola, ha ampliado hasta finales de año la conmemoración del centenario del nacimiento del autor, dado que muchas de las cosas que tenían previstas se vieron eclipsadas por la crisis sanitaria. Entre ellas está la celebración el próximo mes de octubre de un congreso de periodismo.
«Hay muchos Delibes, el escritor, el periodista, el cazador, el profesor de derecho mercantil , el ciudadano implicado... pero todos encajan», destacó Íñigo Noriega. Ayer Santander también conoció al padre de familia numerosa en boca de su hijo.
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