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Existen en torno a la investigación prehistórica cántabra tantos mitos como sobre la Prehistoria misma. «Con este trabajo lo que he intentado es argumentar ciertas cosas para desmontar algunas inexactitudes que han ido cuajando sobre todo lo que tiene que ver con el estudio de ... esta ciencia», argumenta Manuel González Morales, catedrático y exdirector del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas (Iiipc). Habla de su último libro, 'Leyendo la Prehistoria', editado por La Huerta Grande, que presentará este jueves, a las 20.00 horas, en la sede de la Fundación Botín de la calle Pedrueca.
En un recorrido por los grandes hitos que esta rama del conocimiento ha dejado en la región, se detiene en los errores que se han cometido al revisar las biografías de algunos estudiosos bien conocidos. «El ejemplo de Marcelino Sanz de Sautuola es el más significativo», remarca Morales. «La película que se estrenó sobre su vida recientemente habla de cómo este hombre parece que enfocó su vida a defender sus ideas sobre la verdadera autoría de las pinturas de Altamira, pero la realidad no es esa».
Según Morales, su empecinamiento no fue tal, ni siquiera viajó a ningún simposio en el extranjero para convencer a nadie. «Pero queriendo adornar esa lucha estoica por una idea, nos olvidamos del verdadero valor de su aportación, que es eminentemente científico», remarca el experto. «Hay que pensar que por aquella época era mucha gente la que había visto pinturas en cuevas; pero nadie hizo nada. Solo Sanz de Sautuola se atrevió a construir una argumentación fundada sobre la autoría de las pinturas de Altamira. Solo él, por aquellas fechas, argumentó de forma científica que había sido el hombre del Paleolítico quien lo había hecho. Ese es el verdadero valor de este estudioso, que fue pionero».
La publicación se produjo en 1880 y nadie volvió a hablar en esos términos hasta pasadas dos décadas. «Al menos hasta el 1903, en que hubo más gente que visitó más cuevas y comenzó a hablar con sostén científico del asunto». «Fue más tarde Hermilio Alcalde del Río quien recuperó esa línea y siguió con nuevas investigaciones», relata González Morales.
La negación de la comunidad científica a los argumentos de Sanz de Sautuola son, hasta cierto punto, lógicos. «No debió de ser nada personal contra él, como muchos han defendido. Los procesos científicos funcionan así. Hay que pensar que desde que se formuló la hipótesis teórica de la existencia del llamado Bosón de Higgs, hasta que se ha demostrado experimentalmente que realmente existe, han pasado cuatro décadas. Esto funciona así. Un hecho muy novedoso siempre atraviesa un periodo de estudio, corroboración y comprobación». El texto, editado por Philippine González-Camino y Fernando Gomarín, aborda también toda una serie de curiosidades. «Conocí a una chica que estaba investigando la relación de la aparición de yacimientos junto a zonas donde existen aguas termales. Me llamó la atención aquello y al final llegué a la conclusión de que lo que estaba relacionando con la aparición de cavidades no eran los balnearios sino el ferrocarril», narra Morales. «Cuando se construyó el tren atravesó esas zonas atractivas para el turismo, y es precisamente lo que facilitó a los investigadores moverse con facilidad por esos bosques».
El estudio genético de otra de las joyas del patrimonio cántabro, los restos de la llamada Dama Roja de El Mirón, sirvieron para revelar otros secretos de quienes habitaron Altamira. «Llegamos a la conclusión, contrastando varios factores, que quienes habitaron Altamira y quienes probablemente pintaron aquella obra eran de piel oscura, negros». «Algo muy diferente de lo que nos han presentado siempre en las recreaciones».
El texto reúne algunas de las ideas que ha desarrollado a lo largo de años de ponencias en varias citas universitarias. Muchas de ellas en cursos de verano del campus cántabro, porque la divulgación es para él una prioridad. «Siempre hay que procurar dejar de lado el lenguaje más técnico y saber hacerse entender para cualquiera. Esta es una ciencia que le interesa a todo el mundo y es bueno que nosotros, los investigadores, sepamos contarla». Por eso aprovecha cada foro para defender la necesidad de incrementar los fondos en I+d en todas las vertientes. También en este caso porque está muy manido el dicho 'sin ciencia no hay futuro', que es completamente cierto. Pero es que yo añado: 'Sin ciencia no hay pasado'».
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