«Después de 50 años, la Camerata Coral quiere seguir superando nuevos retos»

Al frente de la Camerata estará su director desde hace 20 años, Raúl Suárez, profesor superior de oboe y miembro del consejo de dirección del Aula de Música de la UC que cuenta además con una dilatada trayectoria profesional que le ha llevado a dirigir diferentes formaciones en numerosos países de Europa y el resto del mundo.

La Camerata está formada en la actualidad por 55 personas de distintas edades, desde alumnos de primero de carrera que cuentan ahora con 18 años, hasta veteranos que forman parte de ella desde que se fundó hace ya medio siglo, según indica su director. «Se trata de un coro bastante versátil en cuanto a su repertorio porque en sus inicios estuvo muy centrado en la interpretación de música antigua y en la recuperación de los maestros de capilla de la catedral de Santander pero que luego ha ido ampliando su abanico de canciones y, además de hacer repertorio de música antigua, hemos hecho estrenos de todo tipo de composiciones como Tomás Marco y Juanjo Mier, entre otros».

Desde su llegada en septiembre de 2004, este músico ha podido comprobar que además de su calidad vocal y compromiso, la Camerata cuenta con una gran baza a nivel convivencia. «Hay un gran ambiente entre todos y es algo a valorar porque por desgracia, hoy en día, en pocos sitios se da. Y aparte de lo que es la actividad musical, que es mucha afortunadamente, hay un gran componente de sociabilidad entre todos que además es transversal porque se juntan personas de diferentes generaciones».

Si se le pregunta por alguno de los hitos de la Camerata desde su llegada a la dirección, Raúl Suárez reconoce que hay muchos, desde el Premio Nacional del Disco, al también primer Premio Nacional en Polifonía, además de distintos galardones en certámenes corales nacionales e internacionales. «La verdad es que cada año hemos tenido algún acontecimiento relevante, pero que nos hayan marcado y de los que tengamos un recuerdo especial están las giras por Bélgica, Francia o Portugal porque en esos viajes se hace mucho grupo y disfrutamos un montón». De esas giras rememora el momento especial que vivieron los miembros del coro cuando actuaron en la Catedral de Chartres o en Notre Dame. «Pero también en Brujas o Bruselas porque todas esas actuaciones nos ha proporcionado un gran placer a los que nos dedicamos a hacer música».

Reconoce también que la participación en los concursos, y en estas últimas décadas han obtenidos números premios, ha sido algo muy positivo para el coro porque les ha dado un gran empuje y una animación extra para seguir cantando. «Pero también el poder actuar en grandes producciones como las que se ofrecen en el Palacio de Festivales como la 'Misa en sí menor' de Bach, 'El Mesías' de Händel o 'La creación' de Haydn entre otras.

Sobre la vida de este coro -no todas las formaciones sobreviven 50 años con tanta calidad- su director reconoce que se siente muy afortunado porque en estos tiempos que corren «no es fácil encontrar el compromiso de la gente para ir a ensayar un par de veces a la semana» pero también está convencido de que el soporte y el apoyo que proporciona la Universidad de Cantabria a la formación es fundamental.

Y entre sus objetivos más inmediatos, reconoce que cada año se plantean nuevos proyectos «lo más atractivos posible para la gente y no es fácil encontrar cada año uno diferente con esas características y con los recursos que tenemos porque hacer algo con una orquesta, por ejemplo, supone disponer de un presupuesto alto que no tenemos». En este sentido destaca la posibilidad de interpretar «polifonías más clásicas en marcos históricos o iglesias emblemáticas, que siempre es una parte importante de nuestra programación» o la de participar en un gran proyecto con alguna orquesta o banda como el que van a poner en escena este viernes. «A los miembros del coro les motiva mucho poder hacer una obra como 'Carmina Burana'».

La elección de esta obra para la celebración del cincuenta aniversario se debe, según señala, a que se trata de una pieza que nunca han interpretado «y siempre intentamos tener retos nuevos», pero también por lo que supone una obra que conoce mucha gente «incluso los que no son muy aficionados a la música clásica» y también por la energía que transmite. Además, destaca, que se trata «de una combinación entre lo arcaico, con textos del siglo XII, pero que se interpretan con unos medios modernos y porque además a la Banda Municipal y a su director Vicent Pelechano le pareció muy buena elección y «la acogieron con entusiasmo».

Y es que, según destaca, la colaboración con otras agrupaciones seguirá siendo una de sus señas de identidad «porque si unimos fuerzas, todos saldremos ganando».