Abraham Jiménez Enoa | Periodista y escritor
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Abraham Jiménez Enoa | Periodista y escritor
«Detrás de la imagen romantizada y bonita de Cuba hay un régimen abusivo»Primero fue un arresto domiciliario y después una salida obligada de su hogar. De un extremo a otro. El escritor Abraham Jiménez Enoa (Cuba, 1988), fundador de la revista 'El estornudo', se convirtió en un personaje incómodo para el régimen del país. En una voz ... a silenciar dentro de las fronteras. Desde hace un año y medio reside en Barcelona y en 'La isla oculta' (Libros del KO), ofrece otra visión de Cuba, que compartió ayer en la Feria del Libro de Santander, una ciudad «más moderna» de lo que esperaba y con «gente acogedora».
-Las 16 historias que cuenta en su libro, ¿son suficientes como para que Cuba deje de tener partes ocultas para el lector?
-Yo diría que sí o al menos es mi intención. Puede haber alguien que lo niegue, por supuesto, y es válido, pero mi intención primera era contar el verdadero país, el real. Y dentro de ese país real, contar lo que la gente, incluso los cubanos, no conocen de Cuba. Sobre todo es un libro que me propuse escribir con la misión de contar el país que es hoy.
-Un país que está viendo desde lejos desde hace un tiempo. ¿Qué es lo que más le duele de esta salida forzada?
-Ha pasado solo un año y medio y lo que me llega de rebote es que el país sigue igual. Extraño a mi familia, el calor, pero a la vez, también, he vivido una suerte de renacer en mi vida, justamente por contar esas historias.
-Ha vivido ese renacer con 33 años. ¿Cómo es descubrir la vida de nuevo cuando eres un adulto y no lo buscas?
-Es muy duro. Mi sensación es la de volver a nacer y que a los 33 años te digan: mira, te han robado tu vida y el mundo es de esta manera. Tú no lo sabías y tienes que comenzar a vivir de nuevo. Es la sensación de ir poco a poco, sin desesperarme, viviendo, aprendiendo a vivir el mundo que había fuera de los límites de Cuba, que es absolutamente otro planeta.
-¿Se siente libre ahora?
-No, claro que no. No me siento libro porque, si bien salí de la dictadura cubana y mi exilio me ha dado otras libertades que no tenía, como, sencillamente, relacionarme, que reconozcan mi profesión, caminar sin que me sigan, viajar, ese tipo de cuestiones, pero a la vez, me imposibilita estar donde yo quiero, que es en mi país, con mi familia, con mi gente. Yo no quiero estar en España, quiero estar en mi país y no tengo esa posibilidad, por lo que, obviamente, no soy libre. Además, no es que fuera de Cuba no haya dictadura.
-¿Qué otras dictaduras ha encontrado fuera de la isla?
-La dictadura del consumismo, la del capitalismo, del neoliberalismo. De alguna manera, también el racismo que me ha tocado vivir en este año y medio. Son montones de cosas diferentes que allí no tenía y aquí sí. Es una sensación agridulce.
-¿Cuál es el destello positivo que le ha aportado esta vivencia?
-Bueno, creo que me ha traído poder publicar este libro, poder decirle a la gente, en primera persona que Cuba no es lo que se imaginan, que abran los ojos y dejen de romantizar la isla apreciada y bonita del Caribe. Porque sí, lo es, pero detrás de todo eso hay un régimen totalmente abusivo.
-Señala que una de las peores cosas que le pudo pasar, siendo alguien que escribe y publica sus textos, es que le dieran visibilidad.
-Sí, porque una vez que te dan visibilidad allí, significa que siempre vas a estar bajo las luces el gobierno. Y allí es muy mala esa posición, porque significa que siempre vas a estar vigilado, perseguido y todo el tiempo supeditado a la represión del régimen.
-Ganar un premio a la libertad de prensa y no ser libre como para poder celebrarlo en su casa ¿no es un tanto contradictorio?
-Totalmente. Ese día justamente sentí montones de sensaciones encontradas, justamente porque me dan un premio por luchar por algo que de alguna manera ya no podía seguir haciendo. Ya no puedo regresar, al menos de momento, porque hay gente que está padeciendo lo que padecí yo hasta ese momento. Te están dando un reconocimiento por poner el cuerpo, por tener el montón de heridas de salud mental que tengo yo, por el simple hecho de decir lo que piensas, de expresarte. Para mí es un premio, en un sentido, contradictorio. Entiendo a quienes me lo dan, entiendo que exista, pero en mi interior, es sumamente doloroso y me afligió mucho porque me genera un viaje al pasado y recorrer todo aquello por lo que pasé en Cuba.
-El escritor nicaragüense Sergio Ramírez nos decía esta semana que lo peor del exilio es la desesperanza. ¿Lo es también para usted?
-Yo no quiero vivir fuera de mi país, pero tengo que ser objetivo y pragmático. El régimen cubano no se va a acabar a corto plazo. La situación en Cuba no va a cambiar, o al menos no hay nada que diga que va a ser así en los próximos años. Por tanto, yo voy a tener que permanecer en el exilio durante no sé cuanto tiempo. Obviamente ahí hay una gran desesperanza y un gran dolor. Y un sentimiento de desarraigo, cuando estás condenado a vivir fuera de donde naciste, donde quieres vivir y a donde tú perteneces, y donde toda tu obra está enmarcada. Volver a nacer no es solo reconocer una nueva realidad, es caer tú en esa realidad y reinventarte como persona. Comenzar a abrirte paso en un sitio desconocido para ti.
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