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El diálogo entre arte y arquitectura vertebra la última etapa expositiva del Centro Botín de este convulso 2020. Como ya avanzaba la Fundación en su último balance de actividades tras la 'desescalada', el cierre este próximo domingo de la muestra de Anri Sala da ... paso a un nuevo ciclo hasta finalizar el año. Según desvelaba este jueves la institución, el próximo 9 de octubre el edificio de Renzo Piano albergará la exposición 'Arte y arquitectura: un diálogo', muestra que permanecerá abierta al público hasta mediados de marzo de 2021.
La propuesta entabla una conversación con el Centro Botín, convertido desde su apertura en icono y punto de referencia del muelle y aledaños, y aborda «la relación que los artistas mantienen con el espacio en el que presentan sus obras; cómo se apropian del espacio expositivo y arquitectónico, indagando en la influencia de la arquitectura en el arte y ofreciendo reflexiones sobre cómo la arquitectura conforma nuestras propias vidas y articula la interacción social».
Propuesta. 'Arte y arquitectura un diálogo' relaciona el edificio del centro de arte y las obras, mientras aborda el vínculo que los artistas mantienen con el espacio en el que presentan sus obras. Comisariada por Benjamin Weil, permanecerá abierta del 9 de octubre hasta mediados de marzo de 2021.
La pandemia ha provocado la alteración de todas las programaciones de centros de arte y museos. Los proyectos internacionales y las producciones más ambiciosas han sufrido aplazamientos o suspensiones. El impacto y la incertidumbre condicionan a la hora de programar y de plantear el vínculo con el público. En este contexto la programación del Centro Botín ha ido adaptando o acomodando sus criterios, posibilidades y proyectos hasta este nuevo fruto, desde el otoño: una selección de obras de artistas que en su día dirigieron un Taller de Artes Plásticas de la Fundación Botín y expusieron sus trabajos en Santander, junto con piezas creadas por antiguos beneficiarios de la Beca de Artes Plásticas que concede la institución.
El resultado es una selección de obras de Leonor Antunes, Miroslaw Balka, Carlos Bunga, Martin Creed, Patricia Dauder, Fernanda Fragateiro, Carlos Garaicoa, Carsten Höller, Julie Mehretu, Jorge Méndez-Blake, Muntadas, el santanderino Juan Navarro Baldeweg, Sara Ramo, Anri Sala y Julião Sarmento. Comisariada por Benjamin Weil, director artístico del Centro Botín, permanecerá abierta hasta la primavera del próximo año.
La exposición se sitúa en la segunda planta del Centro Botín y se divide en dos espacios separados por una pared abierta, diáfana, que crea el ritmo expositivo. Mientras en la primera sala se citan obras en dos dimensiones, en la segunda se aglutinan las piezas en tres, «reflejando así la idea de la arquitectura como objeto y como sujeto, aunque la frontera en muchas de las piezas expuestas es difícil de delimitar».
La Fundación ya trabaja en un catálogo que se publicará como complemento a la exposición y que estará compuesto por textos en los que los propios artistas narran su relación con la arquitectura.Weil sostiene que si el propósito inicial de los edificios era dar techo a los seres humanos y animales domesticados, «hoy funcionan también como ágoras en los que se desarrollan un amplio espectro de funciones sociales, que van de lo comercial y lo administrativo a las actividades profesionales o los espacios culturales, como es el caso de los museos». Además, es frecuente ver a arquitectos de renombre diseñar museos. El Centro Botín es uno de los espacios de arte más recientes de los muchos ideados por Piano, cuyo catálogo incluye el Whitney Museum of American Art en Nueva York, la Fondation Beyeler en Basilea o (en colaboración con Richard Rogers) y el icónico Pompidou de París.
En el caso de la arquitectura como objeto muchas de las obras presentes en la nueva exposición «beben, en lo formal, de la filosofía del minimalismo». Es el caso de Seven 'Sliding Doors Corridor '(2016), de Carsten Höller, que se vale de materiales y de mecanismos electrónicos para generar una experiencia física prototípica de la modernidad.
La obra de Jorge Méndez-Blake, por ejemplo, recurre a ladrillos en 'Desde el fondo de un naufragio' (2011) para edificar dos estructuras en forma de torre que escenifican con teatralidad un libro de poesía simbolista, y funcionan, de algún modo, como una especie de desproporcionados sujetalibros. Algunas obras de 'Arte y arquitectura: un diálogo' «remiten a la gran tradición de la pintura al fresco y la escultura monumental, que forma parte integrante de la historia».
En el caso de la arquitectura como sujeto, por ejemplo, las piezas de Julião Sarmento se inspiran en los arquitectos del Movimiento Moderno, ya que él mismo fue estudiante de arquitectura antes de decantarse por el arte.
Carlos Garaicoa, que también cursó estudios de arquitectura, recurre a ella para reflexionar sobre el estado de decrepitud que se vive en Cuba, su país de origen. El santanderino Juan Navarro Baldeweg, el único que se ha dedicado a la arquitectura como profesión, ha llevado a cabo en paralelo una investigación formal en el ámbito de las artes plásticas. Y Julie Mehretu reflexiona sobre la importancia de la arquitectura como marco de estructuras e interacciones sociales.
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