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Rosa M. Ruiz y Daniel Pedriza
Santander | Fotos
Jueves, 15 de junio 2023, 07:20
Sianoja, el simposio de arte que fundó hace ahora 23 años Manuel Sáenz-Messía cumple ahora 23 años. Un largo periplo en el que han participado un total de 243 artistas de todo el mundo y el dato es relevante porque todos ellos han dejado ... su huella en forma de obra, unas creaciones inspiradas en el mismo paisaje, el de Noja, que cambia según la mirada de cada uno de ellos. Este año vuelve a pasar lo mismo. Ocho pintores trabajan desde el pasado lunes en el Hotel Torre Cristina, cuatro comparten espacio: la japonesa Harumi Miyatsuka, la italiana Raffaella Busdon, el georgiano Giorgi Baramidze, la catalana Tatiana Blanqué y la extremeña afincada en Cantabria, Nieves Moriano pintan en la misma sala en la primera planta del hotel, observan el mismo paisaje, dedican las mismas horas... y sus cuadros no tienen nada que ver unos con otros. En la planta de abajo pasa algo similar con las obras que realizan Luis Bertos, Guillermo Oyagüez y el marroquí Khalid el Bekay. Es como si estuvieran pintado en diferentes lugares. Y ahí, señala Sáenz Messía radica la magia de Sianoja, en esa explosión de creatividad que surge de un diálogo artístico en completa libertad que los participantes viven como un lujo.
a experiencia de compartir la creación con otros pintores es, para esta extremeña afincada en Cantabria, de las cosas más «enriquecedoras» que ha vivido como artista. Tanto que la obra que prepara retrata, precisamente, a sus compañeros pintando. «Traía alguna idea, pero al llegar pensé que mi cuadro tenía que estar relacionado con esta experiencia que tanto me está aportando. Hice fotos de todos ellos trabajando ante sus lienzos, intercambiando ideas, charlando... Y con ese punto de partida comencé mi cuadro». Como pintora, su obra tiende a ser figurativa «aunque me gusta perder un poco la imagen y darle color. Supongo que iré evolucionando, pero de momento, estoy aquí y sigo buscando mi lenguaje». De estos días Nieves Moriano también guarda para sí un momento muy especial: «El primer día di un paseo por la playa que siempre quedará en mi recuerdo».
Esta artista japonesa soñaba con participar en una edición de Sianoja desde que en 2011 conoció a Manuel Sáenz-Messía en otro simposio de arte y la invitó a Cantabria. Este año, por fin, ha cumplido este deseo que comparte con su marido que ha viajado con ella como acompañante y con el que da largos paseos junto a los acantilados que rodean el hotel donde trabaja. Nada más poner un pie en Noja, a Harumu Miyatsuka le vino su infancia a la memoria. «Mi primer recuerdo del mar es a los seis años. Me encantaba recoger las piedras y caracolas que llegaban a la orilla. También había cristales rotos. Pero todo me parecía tan bonito... El impacto visual que me provocó todo aquello hizo que empezara a pintar», asegura. Por eso, en el cuadro que pinta estos días, el mar y sus recuerdos están bien presentes y toda la experiencia, según dice, esta siendo «muy intensa».
El paisaje, como una nueva constante en la obra de la artista catalana, está más que presente en el cuadro que pinta en Sianoja. Ella se ha alejado del mar, de las olas y de la dorada arena de la playa de Noja que inspira a muchos de sus compañeros para plasmar en su lienzo un paisaje en el que el árbol es el elemento central. «La mayor parte de mi obra estaba centrada en interiores arquitectónicos y desnudos hasta que un día me asomé a la ventana y me gustó más lo que vi fuera», dice. Desde entonces la naturaleza forma parte de su trabajo «con el árbol como objeto y siempre como espacios muy atemporales. Tal vez influid también por esta problemática tan bestia que es el cambio climático». Sus pinceladas llevan algo de magia «porque me gustaría que estos espacios se convirtieran en lugares con los que todo el mundo se sienta identificado e interpelado».
La mesa de trabajo de Khalid el Bekay esta llena de figuras humanas. Forman parte de un proyecto en el que trabaja actualmente y que entronca con sus raíces africanas. Más bien «sobre la virginidad» de un continente en el que hay muchos contrastes y muchas civilizaciones, dice. «Lo mejor de estos días en Sianoja es que te permiten desconectar, disfrutar de la naturaleza y, sobre todo, darte cuenta de la cantidad de cosas que se pueden hacer desde un sitio tan pequeño como es Noja y a la vez tan interesante con tantas posibilidades culturales», asegura. Las que él prepara estos días tienen que ver también con la creación de nueva obra para una exposición que en las próximas semanas inaugurará en esta misma villa, en la Galería Espiral y en la que mostrará toda esa reflexión sobre África y las diferentes formas de vida.
A Luis Bertos, por ejemplo, no deja de sorprenderle la falta de un programa estricto que le permite pintar lo que quiere y como quiere. Tatiana Blanqué, asegura que ha participado en otros simposios, pero ninguno como este que se completa con un ciclo de conferencias y otras propuestas; mientras que la italiana Busdon, que regresa a Noja por tercera vez, insiste que llega a tal grado de conexión con sus compañeros que a veces la dan ganas de dejar su cuadro y ponerse a pintar el de lo demás. Todos ellos cuidan este año al más joven, el georgiano que acaba de cumplir 24 años y que a veces, después de la cena saca la guitarra para amenizar la sobremesa.
«¿Sabes una cosa? Esta es la tercera vez que participo en Sianoja y siempre me pasa lo mismo. Estoy tan metida en la convivencia que a veces me dan ganas de dejar de pintar mi cuadro y ponerme en los lienzos de mis compañeros para seguir pintando los suyos». Raffaella Busdon ríe al intentar explicar cómo disfruta con una experiencia de la que cada año aprende un poco más. Este año se ha traído un montón de materiales que forman parte de su proyecto sobre 'Pandora', ese personaje de la mitología griega que guardaba una caja que no podía abrirse bajo ningún concepto. «Vivimos un tiempo en el que parece que alguien a abierto esa caja», reflexiona. Aún así su obra, una delicada pintura que se compone de muchas capas tiene un mensaje para la esperanza del futuro de la humanidad que, simbólicamente, incide, está en las manos de una mujer.
El benjamín del grupo ha viajado por primera vez a España para practicar en este simposio de arte y no puede estar más contento con la experiencia, tanto por el trato que le da la organización como con la convivencia con sus compañeros y eso, ese estado de felicidad se refleja en el cuadro que pinta esta semana y que se compone de tres caras, tres caracteres como él mismo define, pues cada una de ellas refleja un sentimiento. «Pero sobre todo, lo que más me gusta pintar es lo que no se ve», afirma. Esa interioridad la muestra a base de colores «que me ayudan a expresar como me siento. Y ahora mismo, aquí, estoy increíblemente bien». Su estancia en Cantabria le sirve para una especie de preámbulo de lo que va a ser su vida en los próximos años pues este curso, abandona su residencia en Georgia para seguir estudios de diseño gráfico en Madrid.
La inspiración a este artista granadino se la da el lugar en el que está su caballete. Le gusta pintar lo que ve y esta semana su mirada le muestra un paisaje muy diferente al que está acostumbrado y que día a día va tomando formando en su cuadro. «Es un entorno tan distinto al que me rodea, que no puedo por menos que pintarlo», asegura este creador que ha centrado una buena parte de su trayectoria en retratar el paisaje urbano. Esta es la primera vez que participa en este simposio y no puede estar más sorprendido. «Me esperaba algo mucho más programado y, sin embargo, lo que me he encontrado es la posibilidad de crear en absoluta libertad y sin indicaciones de un proyecto para desarrollar». Esa libertad, que valora tanto, le permite también disfrutar de las aportaciones del resto de los compañeros.
Aunque nació en Málaga, este artista se siente madrileño, lugar donde reside y donde tiene fijado su estudio. Esta es su segunda vez en Sianoja, tras su participación en la edición de 2015, una experiencia que fue muy positiva para él porque desde entonces, según explica, le han llamado de muchos otros simposios. Estos días, frente a él una de las rocas de la playa de Noja parece saludarle cada mañana. Y es, precisamente ese paisaje el que va tomando formando en su cuadro. Por lo demás, la convivencia con el resto de artistas y la posibilidad de asistir a las conferencias y presentaciones que completan la estancia «sigue siendo igual de enriquecedora que la primera vez que vine y una estupenda posibilidad de trabajar por unos días alejado de tu estudio y compromisos con las galerías de forma que pintas por y para ti».
«Es muy intenso y muy espiritual», explica Harumi Miyatsuka que en los ratos libres pasea junto al mar con su marido que ha viajado con ella hasta Noja. Con ella, recuerda el organizador del simposio, se reanuda la colaboración de Sianoja con el Museo Galería Sudoh, que se interrumpió en 2020 por la pandemia. Gracias a este acuerdo bilateral, señala, han viajado a esta villa 16 artistas japoneses y se han realizado varias exposiciones de artistas españoles en Japón y de japoneses en Noja. Además de aquí surgió la Residencia Internacional de Artistas Sudoh Gallery en la que participaron entre otros creadores españoles residentes en Sianoja, la fallecida Ana Alvarez Ribalaygua y Víctor Alba. Estos son algunas de los múltiples intercambios, exposiciones y realizaciones que se derivan de este encuentro en Noja, que ha llevado a los creadores participantes a exponer y trabajar por muy diversos lugares del mundo. «Resonancias que siguen expandiendo su onda enriquecedora», dice Sáenz-Messía. El sábado se podrá ver el resultado final del trabajo de estos ocho artistas. Y no hay ninguno igual.
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