Carlos Sobera
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Carlos Sobera
Cuesta coger cariño a un personaje machista, fanfarrón y despótico como el que interpreta Carlos Sobera en el Palacio de Festivales. Tras la función de ayer, el popular actor y presentador vasco volverá hoy a ponerse la lórica romana para representar a ese militar bobalicón ... que Plauto creó hace 2.500 años y que al final causa más ternura que rechazo gracias, precisamente, a la pericia del autor para redimir a sus personajes. Así lo explica Sobera, quien también reconoce lo poco que ha cambiado la humanidad desde entonces.
-El argumento de 'Miles gloriosus', el clásico de Plauto ya es archiconocido, ¿qué es lo que le atrajo de la obra y quién es el personaje que interpreta?
-Es una obra que, como todas las clásicas, sigue siendo ultramoderna. Plauto se la dedica a un personaje que es el militar fanfarrón que yo interpreto. Un machista omnipoderoso, egocéntrico, vanidoso y que ejerce el poder de una forma despótica. En fin, un personaje que por lo visto existía hace 2.500 años, que sigue existiendo hoy y que, probablemente, existirá dentro de otros 2.000. Aunque sea una obra tan clásica y tan antigua en el tiempo, me atrajo mucho porque está muy de actualidad. Además se ofrece en clave de comedia. Es muy risible todo lo que ocurre en el escenario y que no es otra cosa que de darle un escarmiento a este militar. Una treta muy divertida, con unas situaciones que provocan mucha risa por lo que la gente se lo pasa de miedo en la función.
-La obra, como dice, está de plena actualidad pese a que fue escrita hace más de 2.000 años. ¿No le parece mentira que hayamos cambiado tan poco?
-Parece mentira, pero ya lo decía José Luis Arsuaga, el director de Atapuerca que desde aquella época hasta ahora los seres humanos apenas hemos cambiado. Seguimos teniendo las mismas pasiones, las mismas limitaciones y también el mismo impulso a veces creador y otras destructor. Por eso los autores clásicos no fallan nunca porque fueron a lo básico de la naturaleza humana y eso permanece inalterable con el paso del tiempo.
-Al final hasta usted mismo ha reconocido que se acaba cogiendo cariño a este personaje tan machista y despótico. ¿Cómo es posible?
-Porque Plauto le da dos características al personaje. Por un lado lo dibuja como un tontorrón, en el sentido más amplio de la expresión, o sea como un ingenuo inocente que tiene todos los defectos del mundo y que no posee la cualidad de la inteligencia. Y luego, como muchos otros autores clásicos, Plauto tiende a redimir a sus personajes al final de la obra. Después de ver todos los escarnios que le hacen para escarmentarle es muy difícil no solidarizarse de alguna forma con él porque llega a provocarte compasión al tiempo que cuando el resto de personajes admite su error te provocan ternura y hasta te haces amiguito de ellos. Es un truco que utiliza este autor: Deconstruir para luego construir.
-Se han vendido casi todas las entradas para ver estas dos funciones, parece que la gente está volviendo a las salas de teatro.
-Yo creo que el público siempre vuelve y salvo cuando sufrimos la crisis enorme del IVA , entre el 2010 y el 2014, o la que provocó el covid que fue terrible y hubo una espantada general, la gente siempre ha respondido a las propuestas escénicas. El teatro tiene la gran virtud de que es un espectáculo en vivo y en directo y eso es lo que la gente persigue cada vez más. El resto, sea televisión o sea plataformas, sigue siendo lo mismo. La gente quiere tocar a los actores y ver las historias a diez metros de distancia de ellos y, sobre todo, busca una calidez que solamente te ofrece un espectáculo como el teatro.
-La gente vuelve al teatro y a usted le siguen teniendo el mismo cariño que le profesaron en sus inicios televisivos. ¿Cómo lo ha logrado después de tantos años?
-Conmigo la gente tiene un comportamiento maravilloso. Lo digo siempre. Estoy superagradecido y cuando alguien me pregunta si no me molesta que me paren por la calle para hacerme una foto, siempre contesto que para nada porque es la forma que yo tengo de dar las gracias, aunque sea mínimamente. Puedo sentirme orgulloso porque el público me da mucho cariño, me sigue mucho y gracias a ello puedo dedicarme a esta profesión y ser ambicioso en lo que respecta a los nuevos proyectos.
-Antes de dedicarse a esta profesión dio clases en la Facultad de Ciencias de la Información en la Universidad del País Vasco. ¿Qué queda de aquel profesor en este actor y presentador tan popular?
-Queda todo porque muchas de las cosas que he aprendido en cuanto a naturalidad, dominio del tiempo, tranquilidad, a no perder los nervios cuando estoy en público... Todo eso lo aprendí cada día que iba a dar clases a la facultad y me ponía delante de 200 alumnos a cada cual más exigente y que me buscaban las vueltas todo lo que podían. Los profesores y los alumnos somos enemigos naturales, no nos engañemos. Así que tener que ganártelos cada día y resistir sus embestidas es algo que te curte, de lo que yo he aprendido mucho y que me ha venido muy bien. Así que les debo mucho a mis alumnos.
-En el escenario está triunfando, pero también en televisión. Ahora mismo se le puede ver en dos programas. ¿Qué significa para usted de este medio?
-Es el medio por excelencia porque la televisión lineal es la más demócrata que existe ya que es gratuita y permite su acceso a todo el mundo, no como las plataformas que al final tienes que terminar pagando para acceder al producto que quieres. La televisión lineal, la que vemos todos es un medio que te permite todo tipo de proyectos ambiciosos: desde la retransmisión de un Mundial de fútbol en directo a unas Olimpiadas o cualquier serie de ficción que son tan necesarias para mantener la industria en España. La tele es un medio maravilloso que te da un contacto con el público muy muy directo. Y no te digo nada si trabajas en un programa en vivo y tienes la respuesta del público de forma inmediata: es algo extraordinario. Al menos yo así lo vivo.
-¿Y entre tanta televisión y la gira de 'Miles gloriosus' tiene tiempo para sorprender a sus seguidores con algún nuevo proyecto?
-Pues sí. Estamos preparando dos estrenos. Uno que tendrá lugar en julio del próximo año que se llama 'remátame otra vez' y que es un texto de comedia. Luego en octubre volveré al teatro con una nueva función que se llamará 'Los inmaduros', una obra argentina que narra la historia de dos hombres 'cincuentones' que en su relación con las mujeres se siguen mostrando incapaces de gestionar sentimientos y emociones. Es una obra que va a servir también para dar un repaso a la masculinidad mal entendida y para hablar de la relación hombre mujer en el siglo XXI.
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