«Si dices lo que te da la gana después tienes que asumir las consecuencias»

-Llega usted a Cantabria en un buen momento. Después de la broma de la pandemia hay mucho que festejar, ¿no?

-Sí, ha sido una broma muy pesada y ahora hay mucho que celebrar. Pienso que esto ha sido un aviso muy grande y que todavía hay mucha gente que lo está pasando mal porque está sufriendo sus consecuencias, pero también que es una oportunidad muy grande para que el público acuda a los teatros y se olvide un poco de sus problemas. Para eso estamos los cómicos, para que la gente se divierta. Es momento de animarnos y de mirar hacia delante.

-La risa es terapéutica. ¿En qué medida puede el humor rescatarnos en situaciones como esta?

-El humor nos viene bien para todo. Lo único para lo que viene mal la risa es para las patas de gallo. En realidad el humor es algo que la gente demanda mucho, aunque a veces se suela pensar que no es momento para ello por la situación que hemos vivido, o porque la gente está más susceptible. El humor es algo que nos une mucho y que el público reclama. Por eso muchas de las películas más taquilleras son comedias, y por eso el humor está tan presente en tantos programas y momentos. Así que sí, es un buen momento para el humor.

-Más que una oportunidad, entiende usted el humor como una actitud...

-Sí, todos tenemos problemas y momentos duros, pero si somos capaces de verlos con humor y tomar perspectiva de esa situación, eso es algo que nos ayuda mucho en nuestro día a día.

-Dicho así parece fácil... ¿Cómo se hace eso de ver siempre el lado divertido de las cosas?

-Hay algo de actitud vital, y también en mi familia ha habido siempre mucho sentido del humor y bromeamos siempre todos mucho. En mi caso he mamado esa forma de ver las cosas, pero en realidad nunca pensé que me fuese a dedicar a la comedia de manera profesional. Eso fue, como dicen los anglosajones, un feliz accidente. Mi intención era dedicarme a la ilustración y al diseño, y todo lo del humor fue algo que surgió de una forma muy casual. Siempre había tenido cierta predisposición a la comedia, había sido el 'graciosete' del grupo. Fue una oportunidad que surgió y que aproveché.

-Un 'quién le ha visto y quién le ve' en toda regla...

-Desde luego... (ríe). Siempre me acuerdo de una frase que me dijo en un encuentro John Cleese, miembro de los Monty Python: «Si quieres hacer reir a Dios cuéntale tus planes». La vida me ha llevado por este lado y me considero muy afortunado por poder dedicarme a la comedia.

-La de ver al público reírse entregado tiene que ser una buena sensación, sin duda.

-Sí, esa es una de las mejores cosas de ser cómico, que la gente se te acerca y te dicen que gracias a tu trabajo han superado un momento malo. Eso es muy gratificante, y de hecho es el motivo por el que hacemos esto.

-En el caso de 'Festejen la broma', ¿qué temas trata a lo largo del espectáculo?

-Suelo tocar siempre más o menos los mismos temas aunque el enfoque va cambiando a medida que voy cambiado yo. Ahora hablo de cosas domésticas, del día a día, de ser padre, de los hijos, de la infancia... También de cómo nos ha cambiado la vida con todo esto que nos ha pasado. Al final en el monólogo tienes que hablar de cosas que la gente sienta cercanas e intentar siempre ser original con el enfoque.

-Aunque parece que últimamente se ha calmado un poco, el tema de los límites del humor ha suscitado muchos debates. ¿Cómo ve usted esta situación?

-Creo que cada uno debe ser responsable de sus bromas, que se puede bromear sobre todo y que la cuestión radica en el enfoque. Creo que la autocensura no es otra cosa que tener criterio. Si dices lo que te da la gana tienes que exponerte y asumir las consecuencias. No se puede apelar a la libertad de expresión y luego pretender que la gente no opine.

-¿Cómo valora la gestión de la situación del sector cultural durante la pandemia y su estado actual ?

-En el sector cultural nos quejamos porque siempre parece que estamos en la última fila. Ha habido ayudas, pero ha habido muchas situaciones que me han dado mucha rabia, como el hecho de ver cómo trataban a los teatros con los aforos cuando luego veías que los aviones iban llenos. Se ha sido muy escrupulosos con el teatro y los cines y con otros sectores no. En ese aspecto a veces nos hemos sentido un poco solos.

-Ahora, por suerte, parece que la situación se asienta y usted y su gira son un buen ejemplo de ello. ¿Cómo está viviendo este momento?

-Estoy muy contento de volver a los teatro, de que ya casi se hayan recuperado los aforos por completo y de ver que la gente tiene ganas de acudir a ver los espectáculos y otros eventos en directo. Esas ganas se han notado en la afluencia y en la actitud de la gente, que se ríe y disfruta mucho.