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La danza y el cine son dos artes con una esencia común: el movimiento. El valor final de un trabajo o proyecto en ambas disciplinas depende de la forma en que se consiga modular este factor esencial para transmitir al espectador la emoción de la ... que emergen. Así lo entiende el dibujante cántabro Diego Agudo Pinilla (Santander, 1975), quien acaba de estrenar a principios de febrero y en un espacio tan carismático y prestigioso como el Lincoln Center de Nueva York su nuevo proyecto audiovisual, 'Dance on Paper II'. Se trata de una producción basada en sus dos pasiones, el dibujo y la danza, en la que ha contado con la participación de algunas de las más destacadas de la danza a nivel mundial.
«Mi nuevo trabajo es una película de animación tradicional sobre danza realizada con lápices de colores sobre papel y a veces tintas sobre papel», explica. Un proyecto que «retrata diversos estilos de danza representados por distintos intérpretes también, que está dividida en tres bloques centrados en el estilo clásico, la danza contemporánea y la danza española», detalla. El objetivo final y el reto más complejo de este singular proyecto radica en «tratar de representar los momentos y movimientos más relevantes en algunos bailarines que considero claves». «Un tipo de movimiento concreto, la forma en que representan un papel… y que hayan supuesto para mí una emoción especial al verlo sobre el escenario o en un ensayo», añade. «La idea es tratar de proyectar esas sensaciones a través de este otro lenguaje que es la animación o el cine, y tratar de proyectar hacia la audiencia ese tipo de emoción». Para ello, continúa, ha tenido que trabajar «codo con codo con cada uno de los intérpretes, para llegar a ese mismo punto que consiguen ellos en un escenario, y ese ha sido el reto más grande y más difícil».
La complejidad creativa del proyecto, basado en técnicas artesanales de dibujo, salta a la vista. Pero si a ello se le añade el hecho de que los protagonistas son figuras mundiales de la danza, se entiende lo ambicioso de la producción impulsada por Diego Agudo Pinilla. «A nivel de producción han estado involucrados Svetlana Zajárova del Ballet Bolshoi, Diana Vishneva del Marinski y del American Ballet Theatre; la compañía de Paul Taylor de Nueva York; también Aída Gómez en España, que fue directora del Ballet Nacional; y Eduardo Martínez, que es el primer bailarín del Ballet Nacional de España y con quien he hecho y tengo unos cuantos proyectos pendientes de estreno», enumera. «Artísticamente ellos han sido los protagonistas de esta aventura», señala. Pero si en ese aspecto ha contado con el apoyo y la participación de semejantes figuras, por la parte del dinero, en cambio, la situación ha sido radicalmente diferente: «En cuanto a la financiación no he tenido el apoyo de nadie, absolutamente nadie, nada», explica con resignación.
La calidad de esta producción queda retratada por el espacio que ha acogido su estreno: el Lincoln Center de Nueva York. «El trabajo se ha estrenado allí porque hace tiempo, cuando he empezado a hacer cosas sobre danza con Sylvie Guillem entre otras, los que mayor interés han demostrado han sido los responsables de este espacio», señala el dibujante cántabro. «He ido allí a exponer y han presentado el trabajo con bastante interés; de hecho, han organizado exposiciones sobre mi trabajo y me han pedido que diera alguna charla también para exponer el desarrollo del proyecto, a lo que se han sumado varias exposiciones y proyecciones de varias películas mías», añade.
En ese sentido, Diego Agudo se muestra agradecido por el apoyo recibido desde un centro cultural de talla mundial: «Es un foro interesante y creo que el proyecto encaja bien ahí, porque es un sitio bastante prestigioso e importante, y dentro del mundo de la cultura en Estados Unidos es bastante potente». Así lo demuestra, como él mismo destaca, el hecho de que se trate de «un lugar en el que por ejemplo se han presentado las últimas películas de Scorsese y de algunos otros directores destacados». Por ello, considera que el interés de un foro «tan emblemático como ese viene bastante bien».
Pese a vivir semejante estreno, el cántabro no se muestra demasiado optimista con el recorrido que el proyecto pueda tener en España: «Claro que me gustaría que se pudiera ver en España y en Cantabria, me gustaría mucho, pero no lo sé porque tampoco depende de mí». Ahí queda la propuesta, por si algún organismo público o cultural recoge el guante.
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