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El Ateneo de Santander se ha llenado esta tarde para escuchar a Julia Navarro, en el que fue el primer acto del Aula de ... Cultura de El Diario Montañés. En esta ocasión, la periodista y escritora regresaba a la ciudad con su nueva novela, 'De ninguna parte' (Plaza & Janés), un viaje, tal y como ella misma ha señalado, «al fondo de la condición humana». Acompañada por Luis Revenga, presidente de El Diario Montañés; Manuel Ángel Castañeda, presidente del Ateneo; y el crítico y escritor Javier Menéndez Llamazares, Navarro hizo un recorrido por esta obra, que comenzó a escribir antes del confinamiento, que ultimó durante los meses de cuarentena y que se publicó justo cuando los talibanes ocuparon Afganistán. Una novela que ha presentado «como una historia de espías, de periodistas, de políticos y de informáticos... Un libro de aquí y ahora» que, en realidad, surge como todas las que ha publicado hasta ahora, «de hacerme preguntas y de una necesidad de conocer por qué suceden las cosas».
En este caso, esos interrogantes, fueron surgiendo en su cabeza durante la lectura diaria de los periódicos. Una costumbre que le lleva a pensar y a preguntarse qué es lo que pasa con los protagonistas de esas noticias. En los últimos años, «por desgracia», los atentados yihadistas se han repetido por Europa y han ocupado muchas páginas de esos diarios. «Y ante esas noticias tan terribles sólo puedo preguntarme el por qué. ¿Qué le puede pasar por la cabeza a alguien para llegar a cometer semejantes atrocidades?», ha expuesto.
Por eso en su novela se mete en la piel de adolescente que presencia, impotente, el asesinato de su familia durante una misión del ejercito israelí en el sur de Líbano y que ante los cadáveres de su madre y hermana pequeña, jura que perseguiría a los asesinos durante el resto de su vida. «Un niño que de pequeño quería ser ingeniero y que acaba convertido en un monstruo».
En la obra «acompaña» a este adolescente a Europa si bien la autora ha señalado durante la presentación que no se centra en el conflicto árabe israelí como pudiera pensarse en un principio, sino más bien en el «desencuentro palpable entre Oriente y Occidente».
Julia Navarro ha recalcado que su objetivo como escritora no es el de dar respuestas a esas preguntas que ella misma se hace, ni juzgar los comportamientos de sus personajes, «son los lectores los que deben hacerlo», pero que sí tiene claro que, «sin justificar para nada la violencia», «nunca podremos entender a los demás si no nos ponemos en su piel».
En ese viaje al fondo de la condición humana, la escritora ha llegado a la conclusión de que «Europa tiene una asignatura pendiente con todas esas personas que llegan huyendo de sus países y que tiene en común un gran desarraigo» y también cree, aunque ha repetido en varias ocasiones que es consciente de que no debe ser fácil, que «Europa no está haciendo las cosas bien». En ese sentido ha hecho una crítica hacia los políticos. «Tienen que buscar soluciones, lo fácil es poner concertinas», ha apuntado en referencia a la reciente instalación del vallado en el Puerto de Santander para frenar la entrada de polizones con destino al Reino Unido.
En su opinión, hay que ordenar el fenómeno migratorio con herramientas que no pierdan de vista «el respeto de los seres humanos porque su dignidad debe prevalecer antes que cualquier otra cosa». Con respecto a los personajes femeninos de su novela ha recordado que «las mujeres siempre hemos tenido que pagar un precio muy alto por alcanzar y mantener nuestra libertad».
Julia Navarro ejerció el periodismo durante 40 años, un oficio que le apasiona. «No me puedo explicar a mí misma sin el periodismo», ha defendido. Por eso cree que la conexión de la profesión con la escritura está siempre conectada. «Me siento muy orgullosa de la huella que ha dejado en mí porque, en el fondo, literatura y periodismo son dos profesiones con caminos paralelos para contar una historia».
También se ha referido a los certámenes literarios para confesar que no cree que se vaya a presentar nunca a uno de ellos. «Me pondría muy nerviosa y también me daría mucha rabia no ganarlos».
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