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Aunque la relación entre el cineasta santanderino Mario Camus y el director de 'La caza' no fue duradera ni fructífera, existió un reverenciado respeto mutuo. La colaboración a través de la escritura de dos guiones abrió, al cabo, en los años sesenta el vínculo entre ... Carlos Saura y Cantabria. La presencia en las aulas de la UIMP en La Magdalena, localizaciones y retratos con su cámara fotográfica, más premios y participación en diversos foros y festivales alimentaron su presencia en actos y espacios de la Santander. La última imagen del cineasta de 'Elisa, vida mía' en la ciudad está fechada en septiembre de 2021 con motivo de la clausura de la Semana Internacional de Cine de Santander (SICS). Saura acudió a Santander para participar en la entrega del premio Faro de Honor al operador José Luis Alcaine.
No obstante, Saura fue un testigo activo y creativo del proceso de construcción del Centro Botín de Renzo Piano. Fascinado siempre por Altamira, lo que ha quedado reflejado en 'Las paredes hablan' -su último proyecto estrenado hace apenas una semana-, la relación del director fallecido con la Fundación santanderina se materializó en el encargo de un documental sobre la edificación del centro de arte. Ello supuso la visita periódica del cineasta a Santander desde 2013 para el seguimiento de las obras. Sin olvidar nunca su Leica, el cineasta abordó este documento de uso interno de la institución santanderina que, según apuntó ayer, no descarta su futura distribución. La Fundación lamentó el fallecimiento del cineasta.
El documental de Saura traza una perspectiva audiovisual de la construcción del Centro Botín profundizando también en el contexto: «En esa realidad cántabra, su paisaje, su memoria, sus gentes y costumbres. Todo eso es esencial para explicar la naturaleza y filosofía de este nuevo edificio», dijo Saura hace diez años acerca del proyecto que preparaba. «De cuando en cuando nos acercamos a algunos de los rincones maravillosos que tiene esta región: La Bahía, Picos de Europa, Potes, la Vega de Pas... Son todos enclaves que ayudarán a entender este proyecto». Saura mantuvo antes varias reuniones con el arquitecto responsable del edificio Renzo Piano, en su estudio de Génova. «El concepto de Renzo Piano me sorprendió desde un inicio: él es muy audiovisual. Llegó a decirme que es un director de cine frustrado», recordaba entre risas. Todo el documento está aderezado con breves entrevistas a la familia Botín. «Me parece fundamental. Conocer esa historia y las motivaciones de esta familia son cruciales para entender el futuro centro de arte y para situar Santander».
Detrás del proyecto estuvo Álvaro Longoria (Santander, 1968) cineasta y productor, uno de los artífices y pilares de Morena Films, que participa activamente en la internacionalización del cine español, y también impulsor del largometraje 'Altamira' de Hugh Hudson (también fallecido ayer). «Cuando supe que se iba a construir el Centro Botín me pareció una gran idea unir a dos grandes genios y personalidades como Piano y Saura». La cinta se concibió como testimonio, testigo documental de una transformación urbana «simultaneada con la interacción entre dos popes de sus respectivas áreas, algo así como el juego del cazador cazado llevado al audiovisual en torno a Piano y su obra con el particular estilo de Saura: Estuvimos con él desde el primer día y hemos seguido todo el proceso de diseño y construcción del edificio. Contamos las tensiones y dificultades que han surgido, cómo se han ido salvando y todo lo que ha rodeado al proyecto».
El documental además es reflejo «de cómo un edificio puede cambiar una ciudad». El cineasta fue una de las 300 personalidades que asistieron a la inauguración del Centro Botín.
En 2016 el director de 'La prima Angélica' fue distinguido con el Premio de Honor del Festival de Cine y Arquitectura de Santander. El cineasta de 'Cría cuervos' presentó precisamente en ese contexto el avance de su documental sobre Piano y el Centro Botín (aún quedaba un año para la finalización de la obra). El trabajo se presentó además en el Biografilm Festival de Bolonia (Italia) pero nunca llegó a distribuirse. Entre su prolífica creación, hay un destacado antecedente de características documentales cercanas al encargo de la Fundación Botín. Saura realizó para la Exposición Internacional de Zaragoza 2008 un celebrado cortometraje, 'Sinfonía de Aragón', considerado un magistral ejercicio audiovisual. El trabajo constituyó el lenguaje audiovisual del pabellón de Aragón en la Expo. También incluía una serie fotográfica del director, la faceta más recurrente en los últimos años del autor de 'Deprisa, deprisa'.
Saura, que expuso en el Centro Niemeyer, recibió el premio 'Puente entre las artes'. El galardón santanderino distinguió su «creatividad inagotable de una carrera prolífica que abarca el cine, la fotografía, la literatura, el teatro, la danza, el dibujo o la pintura».
Años antes, en 2011, el cineasta de 'Flamenco' recibía de manos del rector Salvador Ordóñez el III Premio UIMP a la Cinematografía por su trayectoria. El crítico Diego Galán fue el encargado de glosar la laudatio del director en el Hall Real del Palacio de La Magdalena. En su comparecencia Saura expresó su lamento: «La crítica española me ha maltratado». Algo que calificó como positivo porque «de esa manera, uno nunca se puede sentir que es una persona importante». El director aragonés evocó a Camus y a José Luis Borau». Y reflexionó: «Hace años uno tenía un proyecto y tenía la seguridad de que se iba a hacer. Ahora, estoy metido en cinco proyectos y sólo sé de uno que se pueda hacer con seguridad». Además, durante su discurso de aceptación del premio, Saura se declaró heredero de la tradición artística de «Picasso, Buñuel y Miró» pues consideraban España como «un país bárbaro» donde aún queda algún que otro artista capaz de «mostrar esa fuerza, pasión y violencia cuando es necesario y al mismo tiempo expresar una extremada sensibilidad». El cineasta se definió como «un amateur de la fotografía» y se refirió a la luz como eje fronterizo entre lenguajes. «En el mismo momento que aprietas el obturador, lo que se guarda en la cámara ya es pasado».
PILAR G. RUIZ.- El primer largometraje de Carlos Saura, 'Los Golfos' (1960), que alcanzaría un recorrido internacional, y 'Llanto por un bandido', contaban con guión del santanderino Mario Camus. Era 1963 y el director trazaba las primeras pautas de lo que sería un estilo personal y reconocible de mirar el mundo a través de una cámara. Camus y Saura, respetuosos uno con otro, más compañeros que amigos, siempre despiertos, formaron parte de la generación del llamado Nuevo Cine Español, junto a José Luis Borau o Basilio Martín Patino con la meta compartida de abordar viejos temas con una perspectiva renovada.
La casualidad, el azar o los designios a los que uno quiera encomendarse, han querido que su último proyecto, también esté vinculado con Cantabria. 'Las paredes hablan' es el documental que establece un hilo histórico entre las manifestaciones del arte rupestre y los grafitis más contemporáneos. Saura, entre paredes rocosas, asomado a una lente, es uno de los retazos de ese documental que, precisamente la pasada semana se preestrenaba en la Filmoteca de Cantabria 'Mario Camus'. Al estreno acudía la responsable del montaje, Vanessa Marimbert, ganadora del Goya por 'El buen patrón', quien ya ha trabajado anteriormente con Carlos Saura. La relación de la cántabra con el cineasta oscense se remonta quince años atrás.
Entre otros trabajos con él Marimbert colaboró en 'Flamenco, flamenco' o el documental sobre el Centro Botín y Renzo Piano que todavía no se ha estrenado. «Por eso, poder estar con él y con Barceló, que nos abrió las puertas de su estudio, me lo tomo casi como un premio», afirmaba.
Para ella, «Saura se ha convertido en alguien muy importante. Una persona a la que aprecio un montón y me siento muy privilegiada de poder estar codo con codo con uno de los directores más grandes del cine que además escucha siempre las aportaciones de las personas que trabajan con él lo que nos motiva mucho», afirmaba.
En la presentación de la cinta en Cantabria participó también el guionista, José Morillas, ideólogo del proyecto que presentó a Saura hace más de ocho años y que fue tomando diversos derroteros para cumplir el objetivo de armar un relato con una narrativa nunca antes abordada. El resultado toma forma de ensayo gracias a «la mirada de un gran director de cine que observa una historia». Una historia por la que desfilan las cavidades de Santillana del Mar y Puente Viesgo o las voces de Roberto Ontañón, director del Mupac o Pedro Saura, diseñador de la neocueva de Altamira. La cinta, que configura ya una suerte de despedida tras la muerte ayer del cineasta, cambió de dimensión durante el rodaje: «La mirada de Saura hizo una propuesta inédita, original, que trascendía incluso esa primera propuesta».
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