Este programa se fundamenta y postula en el hecho de que «la sociedad en general -tanto a nivel, local, como regional-, se encuentra en deuda con estos dos insignes personajes». Su especial dedicación a Camargo ha hecho posible que brotase este programa que pretende «resaltar los valores de estas dos personas, conscientes de que la pátina del tiempo es la mejor aliada para enterrar en el olvido su extraordinario trabajo», tal como subrayan los comisarios de esta propuesta Ramón Montes y Valeriano Teja.
El acto de presentación de las diferentes actividades programadas para alimentar el homenaje tendrá lugar el próximo viernes, día 11, en el Salón de plenos del Ayuntamiento de Camargo. Un programa que será abordado desde el próximo día 17 hasta el 16 de febrero de 2021 a través de la reedición de libros, ciclo de conferencias, rutas guiadas y un acto institucional final que certificará el homenaje. No obstante, el eje público principal se plasmará en la exposición prevista en el Centro Cultural La Vidriera. El acto final del homenaje civil -que incluye dedicar sendas calles a los homenajeados en el casco urbano de Muriedas-, tendrá lugar el 5 de febrero. La iniciativa ha sido promovoda por el Ayuntamiento de Camargo junto con la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria. Y los actos cuentan con la colaboración de la Familia González Echegaray, el Mupac, el Museo Etnográfico, el Centro Universitario Ciese-Fundación Comillas, la Escuela Universitaria Altamira y el Centro de Estudios Montañeses.
El proyecto tiene su epicentro en esa familia de la primera mitad del siglo XX, afincada en el corazón de Santander capital y en cuyo ambiente familiar se cultivan una serie de valores ente los que destaca el amor por la cultura. Sus cinco hijos han destacado en alguna faceta del patrimonio. «Carlos, el mayor, ha sido un reconocido africanista. Sus estudios sobre Guinea son hitos en el conocimiento de la lengua y etnografía de los pueblos de aquel territorio. Rafael, el segundo de los hermanos, es oficial de la Marina Mercante y director general de la Compañía Trasatlántica y publica numerosos libros dedicados a 'la Marina cántabra', dando cuenta de sus barcos. María del Carmen fue pionera entre las mujeres dedicadas a la historia en la región. Ana María, la cuarta hermana, es también historiadora y, por último, Joaquín el benjamín de la familia, considerado uno de los primeros orientalistas españoles y uno de los mejores conocedores del Paleolítico de la región cantábrica.
El acto final consistirá en la concesión de sendas calles y el descubrimiento de las placas en cada una de las vías dedicadas a los investigadores
La aportación de Joaquín al patrimonio prehistórico de Camargo es inmensa. Los comisarios recuerdan que excava en las cuevas del Pendo y el Juyo, pero «es fundamentalmente a raíz de sus trabajos en la cavidad del Juyo en Igollo donde sitúa al municipio a nivel internacional».
Y, por otra parte, gracias a María del Carmen González Echegaray, «Camargo puede sentirse orgullosa de conocer su pasado más reciente, el milenio en el que se forjó lo que hoy es este municipio de la Cantabria contemporánea».
La exposición contará en paralelo con escritos de Celestina Losada, Roberto Ontañón, Pilar Fatás, Carmen de las Heras, Manuel Joaquín Rueda, José Manuel Morlote, Emilio Muñoz Fernández y los dos comisarios. El material gráfico tiene su origen en los Archivos de la Biblioteca de la Universidad y del Centro de Estudios Montañeses, Ciese de Comillas y Universidad de Cantabria / Museo de Altamira y Alberto G. Ibáñez.
Además el Centro Territorial de RTVE en Cantabria ha aportado contenidos audiovisuales. Asimismo, los fondos se completan con el préstamo de material de la Familia González Echegaray, Altamira, Mupac, Etnográfico y Ciese-Fundación Comillas.
Auténtico renovador de la arqueología española, a la que incorporó las nuevas técnicas y tendencias metodológicas procedentes de la denominada 'Nueva Arqueología' anglosajona. En Cantabria es particularmente conocido por sus trabajos sobre los Cántabros, la Romanización y los inicios del Cristianismo en la región. Estuvo vinculado a la cueva de Altamira durante casi 60 años, dedicado a su investigación arqueológica, a la conservación de su arte rupestre y primer director del Museo.
Sin duda, la Genealogía y la Heráldica fueron dos de sus declaradas pasiones. La serie de siete volúmenes de 'Escudos de Cantabria' (1969-2009) constituye una fuente fundamental para cuantos se dedican al estudio y gestión del Patrimonio Cultural en Cantabria. Tan ingente obra, junto con el 'Diccionario de apellidos y escudos de Cantabria' (2001), la hicieron merecedora del Premio Nacional de Estudios Genealógicos y Heráldicos (2002). Dedicó toda su vida a la investigación y la conservación de la cultura regional.
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