Un emotivo viaje hacia la inocencia y la diversión

Sí el circo se puede definir de alguna forma, una muy acertada es como una auténtica fábrica de risas y sonrisas. No sólo por sus irreverentes payasos, ni por los arriesgados números de trapecista y funambulistas, ni por la danza, viva y constante, los malabares, los chistes, los acróbatas o la tétrica y excelente ambientación. La aventura de vivir un historia desde dentro, viendo y casi tocando a los intérpretes, sintiendo el olor del humo, el sonido de los golpes, los preparativos de los números en la penumbra... son sensaciones que se traducen automáticamente en nervios, risas y diversión, tanto para los más pequeños como para los que ya no lo son tanto. Así lo ha demostrado desde el 21 de mayo en los Campos de Sport de El Sardinero la compañía Il Circo Italiano, una formación que este domingo finalizará sus funciones y después se trasladará a Torrelavega.

En este caso presentan su última producción, 'El circo encantado', una historia tan tierna como divertida que transcurre en la mansión de Doña Terrorífica. No lo digan muy alto, eso sí, porque cada vez que alguien pronuncia su nombre durante el espectáculo se desata una breve pero tremenda tormenta de rayos y truenos que a más de uno le puede hacer pegar un buen bote del asiento. Esa, la de pasárselo bien y hacer disfrutar a los espectadores, es la premisa fundamental de un espectáculo escrito por Nacho Embid, quien también interpreta a la dueña y señora de la mansión, repleta de criaturas y monstruos, en la que desembarca la pareja formada por los payasos Paute y Capitano junto a su hija Lucía, a la que Doña Terrorífica trata de comerse por todas las vías posibles. El montaje, una historia trepidante estructurada en varios capítulos que finalizan con su correspondiente moraleja didáctica para los más pequeños, combina todo tipo de disciplinas y géneros para convertirse en una propuesta muy dinámica y entretenida.

Nacho Embid, intérprete forjado en el teatro clásico y la televisión, es también director artístico y coreógrafo de esta propuesta escénica. «'El circo encantado' está planteado para que los niños se diviertan y aprendan recibiendo mensajes importantes», explica. «La conclusión de este espectáculo vale para todos, y es que tenemos que enfrentarnos a nuestros propios miedos y vencerlos». Gran parte de la magia de la función, que solo es posible gracias a las cerca de 60 personas que trabajan en el circo «como una gran familia», radica en «la cantidad de disciplinas que se combinan, porque hay técnicas de circo, de interpretación, danza, cantamos en directo todas las canciones...», señala.

A la hora de salir al escenario, Embid, que empieza a prepararse una hora antes de cada sesión, disfruta «interpretando este tipo de personajes de composición, porque te permiten sacarles mucho jugo y jugar mucho con la voz, los gestos y la propia interpretación». 'Primerizo' en materia circense, el director destaca la unidad que existe entre todos los miembros de la compañía y se muestra sorprendido por detalles como «el escenario circular, que hace que tengas a mucha más gente cerca y que debas cuidar todos los ángulos», o la vida itinerante, que «no difiere mucho de una gira teatral, pero en este caso vas con la casa a cuestas y eso siempre es más cálido y cómodo que andar de hotel en hotel», confiesa entre risas.

Tras más de una década en la formación, Pau Sarraute, que interpretar a uno de los payasos protagonistas, sabe bien lo mucho que ha cambiado el circo. En su caso ejerce también como «encargado de la venta por canales online y de toda la gráfica del circo y los espectáculos», explica. «Y también hago de chófer de tráiler cuando toca viajar», añade riendo. Hablando de los cambios que ha vivido, Sarraute explica que «el circo, como toda empresa, tiene que renovarse o morir», algo que comenzó con «el primer gran paso, que fue evolucionar del circo tradicional, basado prácticamente en la exposición animal y los números de los malabaristas y de los payasos, a nuevas propuestas», señala. En el caso de Il Circo Italiano, «la familia envió a su sexta generación a estudiar a escuelas de circo de Italia y Francia para consolidar esa nueva corriente». Fruto de esa apuesta, hoy la formación presenta espectáculos que ya han dado el siguiente paso, consistente en «darle a todo una vuelta más porque con los números no basta, así que hay que generar una buena historia, cuidar mucho la escenografía, la música, la iluminación, la ejecución, los vestuarios...», destaca Sarraute. En ese sentido, afirma, «'El circo encantado' es la culminación de un proceso muy largo y ambicioso». «Como empresa ya no somos el típico circo de panfleto y altavoz», añade, «sino que tenemos que saber movernos en el mercado digital para llegar al público». «Ahora mismo, por ejemplo, me estoy volviendo loco con el Google Ads (plataforma de publicidad digital)», confiesa riendo de nuevo.

Sarraute es abiertamente jovial y charla distendidamente mientras ejerce de Cicerón y nos conduce por la zona cero del circo, repleta de grandes caravanas y de tráilers pintados y con puertas laterales abriéndose y cerrándose constantemente ante el trasiego de artistas, que se intensifica a medida que se acerca la función. Uno de ellos es la portuguesa Nuria Mariani. «Gracias a Dios por haber podido volver a abrir», señala, «porque han sido meses muy duros». Mariani, que como el resto de la formación tuvo que pasar los tres meses de confinamiento en Beasain, reconoce que «al principio nos costó mucho porque trabajábamos con un aforo muy reducido, y esa primera función fue muy emocionante, acabamos todos llorando», señala. La actriz también destaca los grandes cambios que ha experimentado el circo: «Me gusta más el circo actual, primero porque no soy partidaria del uso de animales y, segundo, porque engloba teatro, música en vivo, danza y números, y creo que es más interesante para la gente», afirma. «Como artista es algo que te hace salir de tu zona de confort, que te enriquece y te permite mejorar».

La gran familia de Il Circo Italiano encara la última semana de funciones en Santander, que finalizarán este domingo, antes de trasladarse para actuar durante tres jornadas en Torrelavega.

La trapecista Mónica Rossi valora positivamente su visita a la ciudad porque «en Santander siempre nos han tratado bien y está viniendo mucha gente». La artista explica que con el paso del tiempo han notado un incremento del público: «La gente tiene muchas ganas de divertirse, y este es un espectáculo nuevo que está funcionando muy bien», señala Rossi. «Cuando había más incidencia del covid y no había todavía vacunas costaba más, pero ahora la gente viene encantada porque además es todo muy seguro», resalta la intérprete cubana Jennifer Janes Iglesias.

Hoy en día el circo compite como opción de ocio con otras propuestas digitales como las consolas o las plataformas de contenidos, una batalla que desde la agrupación plantean defendiendo tanto la magia de los espectáculos en directo como el carácter didáctico de su propuesta. En ese sentido, Nacho Embid destaca que «aquí los niños pueden sentir y vivir el espectáculo, es una experiencia mucho más completa e intensa». Además, en el caso de 'El circo encantado', defienden, se trata de una propuesta «con mensaje», algo que consideran muy importante «porque ayuda a crear y desarrollar valores entre los niños, algo que los videojuegos de pegar tiros u otros tipos no ofrecen».

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