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Imbuirse del arte tan solo deambulando por las calles de Roma no es un fenómeno nuevo ni extraño. La ciudad respira propuestas que evocan un pasado imperial mezclado con un presente efervescente que se resiste a anclarse en lo que fue. En la Vía ... Garibaldi, desde hace 150 años, una institución contribuye a alimentar esa atmósfera. Es la Academia de España en Roma y desde ayer, 43 creaciones alumbradas por 37 de sus artistas, todas mujeres, pueden verse en las Naves de Gamazo. Están reunidas en 'Roma, siempre Roma: infinitas formas', una exposición multidisciplinar, auspiciada por la Agencia Española de Cooperación, Aecid, acomodada en en el espacio de la Fundación Enaire hasta el 24 de septiembre, antes de dar paso a la Colección Norte y PhotoEspaña.
El acto de apertura, que contó con la directora de Enaire, Beatriz Montero, el presidente de la Autoridad Portuaria, Javier Álvarez y la concejala de Cultura, Noemí Méndez, fue también el primero para el nuevo director General de Cultura, Juan Antonio González Fuentes, ejerciendo como tal. «Todos los que tenemos vinculación de verdad con la cultura, sabemos de la importancia de la Academia y habríamos querido ser becarios -remarcó- Es un sueño».
Un sueño representado en esta toma de contacto por las ocho artistas que han acudido desde diferentes puntos para poner palabras a sus propias obras. Porque, como indicó la presidenta de la Academia, Ángeles Albert, uno de los inconvenientes de la institución es ser una desconocida para el gran público y su misión, por tanto, ir «tapizando de cultura todo el territorio del país», llevando las creaciones de sus autoras a distintos puntos. Albert es la tercera de las tres mujeres que han ocupado el cargo del total de 30 directores y la selección de obras forma parte del 36% de becarias que han pasado por la Academia; 384 de 1050 desde su fundación. Otro de los desafíos a los que se enfrenta un sector que, sin embargo, cuenta con un notable entramado de presencia femenina. «El ejercicio de venir y conocer, dialogar sobre los retos de la cultura es algo que solo podemos enfrentar sumando esfuerzos».
Las frases
Pilar Cossío-Artista plástica «En esa ciudad construí mi manual de vuelo, dejé atrás un lenguaje convencional para pasar a una etapa sin referencias»
Elo Vega-Artista Visual «Roma fue un antes y un después que supuso un cambio en la concepción intelectual de la creatividad»
Naia del Castillo-Escultora y fotógrafa «Agradezco la oportunidad de, durante ese año de beca, perderme, experimentar, abrir nuevas vías culturales»
Beatriz Ruibal-Artista visual y cineasta «No conocía la ciudad, pero tenía muchos recuerdos familiares y pude recuperar memoria a través de sus espacios»
Pinturas, esculturas, dibujos, grabados, fotografía y vídeo, componen una visión múltiple con Roma como nexo definitorio, bien como inspiración, bien como parte del resultado. Para algunas, caso de la cántabra Pilar Cossío, supuso su «manual de vuelo», un antes y un después de su propio lenguaje artístico. No es la única artista con vínculo local representada; también hay piezas de Belén Rodríguez, que reside en la comunidad o María Teresa Peña, primera artista plástica, que recibió la beca en 1965 y cuyas creaciones se pueden ver también en la Catedral.
«Una de las mejores cosas que le pueden pasar a un artista es un lugar donde pueda dedicarse a la investigación y la práctica del arte. Esto es lo que me dio Roma», dijo Cossío. En este punto coincidieron todas las artistas. La beca, de un año de duración, les permitió dedicarse a profundizar en sus propias emociones para transformarlas en piezas. Paula Anta llenó de hiedra seca un edificio de Borromini. Utilizó la arquitectura como lienzo, invadido por la vegetación. Sonia Navarro mezcló el caos de las calles de la capital italiana con la rectitud del patronaje cuyas referencias heredó de su abuela, reinvindicando la feiminidad invisible en 'Infinitas formas', que da título a la exposición. A partir de las ruinas de la ciudad experimentó Naia del Castillo creando 'La virgen del árbol seco' representando un cambio de dimensión temporal sobre los iconos religiosos clásicos. 'Del Trastevere al paraíso' es la novela gráfica creada por Antonia Santolaia, que bajó al papel el skyline de árboles plasmado con tinta china.
Beatriz Ruibal viajó a la memoria desconocida, donde habitaron sus tíos, artistas en la Roma de los años 70, y con una cámara Súper 8, revivió su legado en el ensayo visual 'Roma 1974/01'. Diana García Roy elaboró con la técnica de cera perdida, una escultura, 'Percorso romano II' y Elo Vega bordó una imitación del antiguo mármol en 'Spolia-Raptae', que como una tabla de ley plasma el artículo 4 de la declaración de las Naciones Unidas que en el año 93 condenó la violencia de género. Una obra en blanco sobre blanco que obliga, como el conjunto de la exposición, a hacer una lectura detenida para captar su relevancia.
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