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A César Pérez Gellida (Valladolid, 1974) ya se le conoce como «el mago del engaño de nuestras letras» por la forma de construir sus novelas. ... La última, 'Astillas en la piel' (editorial Suma), es un absorbente thriller psicológico que demuestra que hay cosas del pasado que es mejor no remover. De ella, de su trayectoria y de sus nuevos proyectos hablará esta tarde en un nuevo acto organizado por el Aula de Cultura de El Diario Montañés que tendrá lugar en el Ateneo a las 19.30 horas.
- 'Astillas en la piel' es su doceava novela, pero no se parece mucho a las anteriores. ¿Qué van a encontrar los lectores?
-La principal quizás sea que el elemento de investigación criminal no está tan presente como en las anteriores. Está, pero no pesa tanto en la trama. Aquí nos encontramos con una gran carga dramática que llevan los dos personajes principales, dos amigos de la infancia que tienen una cuenta pendiente de saldar. Uno de ellos tiene una serie de astillas clavadas en forma de recuerdos y necesita la ayuda de su amigo para poder extraerlas, lo que no sabemos es si conviene o no quitar ese tipo de astillas.
-Es una historia muy dura en la que planean los abusos sexuales. ¿Le costó mucho escribirla?
-Realmente es una historia que yo tenía en la cabeza como guion para una de las productoras con las que trabajo habitualmente, pero decidí apropiarme de los personajes porque estaban ya muy dentro de mí y había conectado con ellos. Hay escenas duras, sobre todos las que tienen que ver con esos abusos, y sí cuesta escribirlas porque te tienes que poner en las dos partes y a nadie le apetece interpretar a un ser tan repugnante como el maltratador, pero esto es así y en nuestro trabajo no queda otra cosa.
-De usted dicen que es el «mago del engaño de nuestras letras». ¿Se identifica con esa definición?
-Me encanta que me definan así y en esta novela, en concreto, hay mucho de esto. Hay engaño y mucho juego de prestidigitación porque continuamente estoy enseñando algo para ocultar lo que realmente quiero decir. Pero siempre contando las cosas. A mí no me gusta sacar conejos de la chistera al final. Quiero que se establezca un juego entre los personajes, el autor y el lector y es posible que cualquiera de los tres gane.
-¿El lector se deja engañar o es difícil hacerlo?
-A mí no me resulta sencillo hacerlo, hay que construir muy bien el engaño e hilar muy fino. Yo intento que el lector en su cabeza adelante unos acontecimientos y que realmente la historia vaya por otro lado. Creo que eso es cuestión de oficio y no de artificio. Es cuestión de saber dosificar la información, de saber jugar con ella y de colocar bien los espejos para que en ese juego, que a mí me gusta ganar por su puesto, el lector se vea un tanto confundido.
-Uno de los personajes de esta novela trabaja haciendo crucigramas y ha titulado cada capítulo como si fuera una definición de las que aparecen en esos pasatiempos. ¿Usted también es aficionado a ese entretenimiento?
-Que va. No me gustan nada y soy malísimo en ese tipo de juegos mentales, sudokus, rompecabezas y todo eso. Creo que para ese tipo de pasatiempos se requiere paciencia y yo no la tengo. Tuve la idea cuando estaba con el capítulo siete u ocho de la segunda corrección y me pareció muy brillante, pero la verdad es que me arrepiento muchísimo porque he empleado mucho tiempo para algo que es puramente estético y que no tiene nada que ver con la trama más allá de la profesión de ese personaje.
-Antes hablaba que esta novela estaba pensada para un trabajo audiovisual. ¿Detrás de César Pérez Gellido no se esconderán tres guionistas de exitosas series?
-Ojalá porque entonces tendría un millón de euros más en el bolsillo (Ríe). No. Lamentablemente no. Lo que pasa es que yo ya llevo mucho tiempo trabajando en guiones. Hace cuatro años que realizó distintos proyectos para productoras y algunos de ellos han avanzado. Otros no. Esto me ha permitido hacer un aprendizaje del arte del guion que es una forma de escritura completamente distinta a la de las novelas. Pero es algo que me gusta, que me divierte, que me hace aprender y me permite desarrollarme de otra forma a nivel profesional porque al final, y en definitiva, yo lo que soy es un escritor, de novelas fundamentalmente, pero escritor.
-¿Sigue en marcha el proyecto de llevar 'Astillas en la piel' a la pantalla?
-Espero que sí, la verdad. Confío en ello. He tenido varias conversaciones ya. Pero lo que pasa es que en el mundo audiovisual todo transcurre mucho más lento de lo que a uno le gustaría. Llevo cinco años con un proyecto en marcha de mi primera trilogía. Así que 'Astillas en la piel' igual podría adelantarse pero también podría llevarse a cabo dentro de seis o siete años. Nunca se sabe. Como te digo todo va muy lento y es muy complicado. Hace falta un presupuesto muy elevado y es verdad que ahora hay muchas plataformas, pero también muchos proyectos y un montón de empresas llamando a las mismas puertas. Sencillo no es.
-¿Ya está escribiendo una nueva historia?
-Nada más terminar una novela empiezo con la siguiente. En este caso estoy con una que espero poder publicar en el último trimestre del próximo año y de la que no te puedo contar nada. Primero porque aún no tengo muy claro de que va, pero la tengo que entregar en mayo.
-¿Nos sorprenderá con una novela de amor o una histórica?
-No. Mira que te puedo contar pocas cosas de ese novela, pero lo que sí te puedo asegurar es que no va a ser romántica ni histórica.
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