Noemí Sabugal
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Noemí Sabugal
Noemí Sabugal (Santa Lucía de Gordón, León, 1979) se embarcó durante tres años en una travesía literaria cuyo resultado es 'Laberinto mar. Un viaje por la vida y la historia de nuestras costas' (Alfaguara) que esta tarde presenta en la librería Gil a las 19. ... 00 horas. Mezcla de memoria, ensayo y crónica esta escritora y periodista, autora de novelas como 'El asesinato de Sócrates', finalista del Premio de Novela Fernando Quiñones, ya sorprendió a crítica y lectores con su anterior libro 'Hijos del carbón' otra suerte de ensayo que fue calificado como una «impresionante crónica de un país que nadie había escrito aún».
- ¿Cómo surgió Laberinto mar?
-Me interesa mucho el mundo laboral y que aparezca en la literatura. Mi anterior libro, 'Hijos del carbón', fue también un ensayo que conecta con la historia de mi familia y que aborda el final de la minería del carbón. En ese sector, si hay un accidente y ocurre una tragedia nadie se queda bajo tierra porque, por muy sepultado que esté bajo toneladas de carbón, los cuerpos siempre se acaban recuperan do. Me di cuenta de que esto no ocurre en el mar. Así que primero pensé en centrarme solo en la pesca y los sectores ligados a la investigación y el mar, pero en seguida decidí hacer algo más amplio porque el mar son muchas más cosas.
-¿Qué cosas?
-Cuando mi abuelo se jubiló de la mina se fue a vivir a Gijón. Había y hay muchos mineros viviendo en Asturias y otras zonas de costa porque el aire del mar es bueno para los pulmones de los enfermos de silicosis. Mi abuelo además era un pescador aficionado que siempre llevaba en su bolsillo una tabla de mareas así que siempre he tenido un afán de descubrimiento de un sector que siempre ha sido muy importante en España y que nos ha marcado a todos porque el mar no es ajeno a nadie o no debiera serlo.
-¿Qué es para usted el mar?
-Sobre todo, fascinación porque es un territorio natural que tiene aún mucho por explorar. Y partir de ahí podría hablar de muchas otras cosas relacionadas con lo laboral, lo económico, lo social, lo sentimental...
-Emprende una navegación literaria por las costas de España. ¿Qué ha descubierto en sus escalas?
-Muchísimas cosas, desde profesiones ligadas al mar que no conocía, como las neskatillas del País Vasco. También he profundizado en otras de las que ya sabía como las de los bateeiros gallegos. He hablado con muchos científicos y científicas y eso me permitido ahondar en la situación ambiental de la proliferación de los plásticos, microplásticos y de cómo le afectan las olas de calor. He conocido lugares protegidos, joyas del litoral y otros que por el contrario que están absolutamente degradados.
-Y en esta travesía literaria hizo una escala en la costa de Cantabria. ¿Qué encontró aquí?
-Una de las cosas que me llamó la atención es el potencial que tuvo Cantabria dentro de la Hermandad de las Cuatro Villas: San Vicente de la Barquera, Santander, Castro Urdiales y Laredo. Es una historia superinteresante pues en la Edad Media tenía un gran poder como lugar de comercio. También me ha permitido visitar iglesias, como la de Santa María de los Ángeles en San Vicente de la Barquera, que son testimonio de la importancia del mar y me interesó muchísimo la parte de la pesca de la ballena, que creo está muy olvidada en el resto de España y que en Cantabria estuvo muy presente. También hablo de las sobadoras de anchoa y en un capítulo trato el tema migratorio. Cantabria es un territorio muy migrante aunque ahora, en general, no vivimos una actitud amigable ni humana con este tema.
-¿Olvidamos que fuimos migrantes?
-España ha sido un país migrante. Sobre todo las zonas costeras, y me gustaría que este libro refrescase esa memoria. Entre finales del siglo XIX y el siglo XX, cinco millones y medio de españoles salieron de los puertos, y eso, sin contar a los exiliados por la Guerra Civil. Los territorios costeros también fueron la puerta principal para los que llegaban. No debemos olvidar que el principal drama de la migración en la actualidad viene por mar en todos los países del mundo.
-Tanto su anterior ensayo, el del carbón, como este tienen un punto biográfico. ¿El género está ganando en lectores por qué han cambiado su manera de escribirlos?
-Yo más que de biografia hablaría de lo que Vivian Gornick define como una narrativa personal. Es verdad que cuento algún episodio personal, pero solo si considero que aporta algo al tema que estoy abordando y, sobre todo, por una cuestión de espejo. Las cosas que yo cuento de mi familia son compartidas por miles de personas y creo que la gente las puede llevar a su propia experiencia. Pero, efectivamente, al género del ensayo se le están poniendo muchos nombres, se habla de literatura de no ficción, tomando una definición anglosajona que es muy amplia, pero también de periodismo narrativo literario que es, quizás lo que más hago yo, una crónica literaria. Ahora, el ensayo está dando libros muy buenos y ya no tenemos esa idea de relacionarlo con textos académicos que yo, por cierto, respeto muchísimo y cito en mis libros. Además creo que ahora la gente está encontrando en ellos temas que les son más cercanos y están viendo que estos temas, si se trabajan desde la literatura es muy disfrutable y muy interesante.
-Desde 2010 que publicó su primer libro, ¿cómo ha sido esa navegación por la literatura?
-Estoy en el camino y estoy disfrutando mucho, pero me queda aún una gran travesía por delante y prefiero ir despacio para no naufragar.
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