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Mario Hossen, violinista y director del Festival de Varna, estrenó hace años una obra del cántabro Esteban Vélez en el Centro Botín iniciando un vínculo artístico que hace unas semanas recorrió el camino de vuelta; otra obra del compositor local, hizo el camino de ... vuelta y sonó en ese punto de Bulgaria, dentro de un concierto que celebraba la presidencia de España en la Unión Europea. Y puesto que no hay dos sin tres, este fin de semana, ha vuelto a ocurrir, pero en un formato mayor; el Ensemble Instrumental Cantabria (Enseinc) ha actuado como parte del cartel del evento búlgaro. «Desde el primer momento hubo sintónía y fue todo muy fácil», afirma Vélez. Una de las «grandes potencias» que para él tiene la música es esa universalidad que hace que su lenguaje se traduzca en la misma emoción en dos extremos de Europa.
Además de componer y dirigir, Sanz Vélez hace numerosas actividades formativas para debutantes, que descubren incluso, que pueden cantar. «Transmitir que somos músicos todos y la música es una herramienta maravillosa en nuestras vidas», es una de sus metas.
La formación cameral ha dado dos conciertos en el Varna Summer International Music Festival, una doble oportunidad con la que afirman sentirse «muy felices».
El programa que los cántabros seleccionaron para este festival incluye piezas de Francisco A. Barbieri (El Barberillo de Lavapies), Roberto Gerhard 'Capriccio'', Manuel de Falla ('Concerto for Harpsichord and 5 instruments'), Rodolfo Halffter (Égloga), Tomás Marco ('Rubayats') Joan Guinjoan ('Escenas de niños') y una composición de Esteban Sanz ('Versos de anochecer).
Una selección de diferentes registros de la música española que tienen algún vínculo con el nacionalismo, explica Sanz. «Que se vea la riqueza de la música española y su universalimos, partiendo muchas veces de lo nacional, de lo más típico, que trasciende». Algo propio entendido de manera global.
El Ensemble está formado por Daniel García Gamaza (violín), Alberto Gorrochategui (cello), Isabel López (oboe), Lara Manzano (flauta), Andrés Pueyo (clarinete), Carmen Santamaría (piano) y el propio Sanz como director.
Antes que nada son «músicos excepcionales», como los define su director. Jóvenes de entre 30 y 40 años, gente «formadísima», que han estudiado en diferentes puntos de Europa, con una experiencia profesional «muy larga», profesores de conservatorio, músicos de orquesta. «Gente muy buena, con un gran nivel, con la que da gusto tocar», destaca. Y añade; «todos cántabros». Tres de ellos han sido alumnos del Ataúlfo Argenta.
El proyecto surgió a través del Centro Botín del que han sido becarios. «Hace seis años se planteó la idea de aprovechar ese talento y de ahí nació el Ensemble». Mirar al propio entorno y darnos cuenta de que «tenemos un nivel con un nivel que no tiene que envidiar a nada». Siempre los grandes nombres y «si suena a extranjero, de primeras nos parece más», pero la percepción del público en estos seis años, tanto en Cantabria, España como en otros países, gracias a sus conciertos, ha ido mostrando sus posibilidades.
Para Sanz, más allá de los nombres concretos, lo importante es que exista este grupo en Cantabria, con «prestaciones absolutamente profesionales y que como se demuestra con estos dos conciertos «puede ir a cualquier festival y es perfectamente exportable, con cualquier proyecto». Afrontan repetorios muy exigentes con los que siguen adelante, sin parar de crecer.
«Sin exigencia, no se llega a ningún sitio en cualquier profesión», valora el director y formador, que cree que el rasgo distintivo de su estilo sería el de unificar, inspirar o animar. «Es como más me siento reflejado, en ese tipo de tarea».
El Ensemble tiene un otoño e invierno repleto de actividades, que incluyen conciertos con la Fundación Gerardo Diego, su concierto anual en el Centro Botín (16 de octubre), un concierto de cello y piano (27 de noviembre) y con formación completa en el Palacio de Festivales (30 de noviembre), antes de ir en diciembre al Festival de Música Contemporánea de Segovia. Una agenda resultado del esfuerzo, aunque «parece fácil» y a la que no le sobrarían nuevos apoyos «porque la labor que se podría hacer sería espectacular».
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