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Uno de los últimos retratos de Concha Espina. EFE
La escritora «más cantábrica»

La escritora «más cantábrica»

La escritora Concha Espina hubiera cumplido 150 años en 2019, un aniversario que ha pasado desapercibido salvo por la reedición de dos de sus novelas y la recopilación de sus poemarios

Rosa Ruiz

Santander

Viernes, 6 de diciembre 2019, 11:10

Se llamaba María de la Concepción Jesusa Basilisa Rodríguez-Espina y García-Tagle y nació hace 150 años en la calle Méndez Nuñez, en el corazón de Santander si bien siendo una chiquilla se trasladó a Mazcuerras, un lugar que inmortalizó literariamente como Luzmela y al que nunca dejó de volver. El año que ahora termina ha recordado, aunque no tanto como se debiera, a Concha Espina «la escritora, el escritor, más cantábrico que darse pueda y, a la vez una gran autora española y universal» tal y como la definió Gerardo Diego. La autora de 'La niña de Luzmela', 'El metal de los muertos' o 'Un valle en el mar' apenas ha sido objeto en los últimos meses de actos de recuerdo salvo la reedición de dos de sus obras, una por parte de la Universidad de Cantabria y la otra por la editorial Renacimiento. También Mazcuerras la tuvo bien presente durante el festival de arte 'Aselart' que celebra a lo largo del verano y el Gobierno regional, ha colaborado con la edición de Torremozas de la obra de Fran Garcerá 'Poesía reunida. Concha Espina', que ofrece, por primera vez, la obra poética completa de la escritora además de programas una conferencia en la Biblioteca Central. Poco más se ha recordado a una mujer pionera que tal vez nació en una época equivocada.

Una de las historiadoras que más ha venido reivindicando la figura de la escritora en estos meses es la profesora Cristina Fernández Gallo, referente a la hora de saber algo relacionado con Concha Espina. Ella ha sido la autora del estudio preliminar del libro editado por la Universidad de Cantabria que se presentó el pasado mes de julio en el Ateneo. Se trata de un trabajo publicado en la Colección Itinerarios de la institución académica y que presentar una nueva faceta de la autora cántabra. El libro reúne fragmentos de las obras de Concha Espina en las que esta incansable viajera por motivos personales, familiares y profesionales, excelente embajadora de Cantabria, bien recibida y aclimatada en cada una de sus residencias, recuerda y recrea los lugares visitados, a veces con añoranza, otras veces como término de comparación con los ambientes de su infancia o juventud, o simplemente aportando la percepción que de todos ellos tienen los personajes de sus novelas, siempre con la riqueza léxica y cromática que la caracterizan.

Poeta de las flores, el mar y la mies

«Yo nací bajo el signo cándido y loco de la rima, y que rimé en la imaginación esos renglones incautos antes de saber escribirlos, es decir, desde el alba de mi estrella». Concha Espina, tal y como expresó en la introducción de 'La segunda mies', se sintió siempre poeta, pese a que debe su celebridad a sus novelas y artículos periodísticos. El 150 aniversario de su nacimiento ha servido para Torremozas, editorial especializada en literatura escrita por mujeres, con especial atención a poesía y relatos cortos, haya recopilado los tres poemarios que la autora cántabra dejó escritos: 'Mis flores', de 1904; 'Entre la noche y el mar', de 1933, y 'La segunda mies', de 1943. El volumen, que lleva por título 'Concha Espina. Poesía reunida' también recoge todos sus versos aparecidos en prensa, los poemas que incluyó en sus novelas más conocidas y dos inéditos que dedicó a sus nietas.

El responsable de la edición ha sido Fran Garcerá que contó en todo momento con la colaboración de la familia y de Marta Porpetta, directora de Torremozas.

El primero de los tres poemarios. 'Mis flores' está dedicado al ámbito familiar y repleto de imágenes religiosas. Un poemario más bien infantil , del que ella misma llegó a renegar, pero que sirve para comprobar, a partir de él, su evolución literaria.

Treinta años después de ese primer intento publica 'Entre la noche y el mar', un poemario mucho más maduro y en el que da cuenta de sus múltiples viajes, además de reflejar temas universales como el temor, el miedo o el amor.

El último, 'La segunda mies' está compuesto por poemas que escribió durante la Guerra Civil, una época en la que se refugió en su casa de Cantabria. Esta obra no destaca tanto por su valor histórico si no por la forma en la que presenta sus propias vivencias personales.

Aunque no volvió a publicar más poesía y se centró en su faceta de periodista y narradora, nunca dejó de escribir versos incluso cuando fue perdiendo la vista hasta casi quedarse ciega.

«Yo soy una mujer: nací poeta,/ y por blasón me dieron/ la dulcísima carga dolorosa/ de un corazón inmenso», escribe Concha Espina en un poema rescatado de 'La esfinge maragata'

Otra obra que se ha recuperado este año es 'El metal de los muertos', seguramente la primera novela social de la literatura española pues su protagonista colectivo es el microcosmos de la minería de Riotinto en el momento álgido de su huelga. La edición para Renacimiento también ha corrido a cargo de Cristina Fernández Gallo. «Sus bellísimas descripciones ofrecen al lector la posibilidad de, como Concha Espina –aunque nosotros con la imaginación– viajar al fondo de las minas mientras disfrutamos de la lectura de una novela que le otorgó a su autora el mayor éxito internacional», explica la investigadora.

Autora internacional

De Concha Espina hay que recordar su gran proyección internacional, sobre todo europea, aunque sus obras fueron leídas y admiradas en España e Hispanoamericana. Fue merecedora de los tres grandes premios de la Real Academia de la Lengua: el Espinosa y Cortina, el Fastenrath y el Premio Nacional de Literatura, así como candidata, en dos ocasiones, al Premio Nobel de Literatura, que no consiguió a falta de un solo voto, precisamente el de la Real Academia Española.

A partir de su vocación literaria y de su situación personal, la autora escribió incesablemente durante más de cincuenta años, en los que se dedicó a la novela, a los relatos breves, a la poesía, al drama y a las biografías, todo ello paralelamente a su actividad periodística como colaboradora en prensa nacional y extranjera y pudo presumir, algo inusual en su época de haber mantenido a sus hijos de su trabajo como escritora.

Nacida en Santander en 1989, fue la hija séptima de diez hermanos, en una familia acomodada, burguesa y tradicional. Se trasladó a Madrid acompañada de sus cuatro hijos para comenzar su carrera literaria al poco tiempo de separarse de su marido, Ramón de la Serna. Antes había residido en Chile –la primera de recién casada– y atravesó el Atlántico en otras dos ocasiones, como representante de la cultura española. Las experiencias de estos viajes, que recoge el libro de la Universidad de Cantabria, la dureza de su vida durante la Guerra Civil, Mazcuerras y Santander y su interés por el paisaje de su tierra y por el mundo femenino, afectivo, intelectual y labora,, quedan reflejados en sus obras que han sido publicados al completo en tres ocasiones, la última en 1970.

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