Susanna Isern - Autora de literatura infantil y juvenil
«Soy una de las escritoras españolas más traducidas, pero me cuesta creerlo»Secciones
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Susanna Isern - Autora de literatura infantil y juvenil
«Soy una de las escritoras españolas más traducidas, pero me cuesta creerlo»«Emocionada y feliz» de que su trabajo «después de tantos años», se siga reconociendo, en esta ocasión «a través de un premio». Así se siente la escritoras y psicóloga Susanna Isern, que ha recibido el III Premio Internacional de Álbum Ilustrado 'Ciudad de Fuengirola' ... . Un galardón compartido con la ilustradora Ayesha López Rubio Barrio por su trabajo 'Algo pasa en la casa del lobo'. Afincada en Cantabria desde hace trece años, hace cuatro que Isern se dedica por completo a la escritura con sus obras traducidas a más de veinte idiomas que viajan por todo el mundo y algunas llevadas a las tablas del teatro.
–Empecemos por el premio. ¿Qué significa?
–Es un reconocimiento diferente. Ahora que ya llevo trece años en el mundo de la literatura infantil y juvenil, en casi todas las editoriales conocen mi trabajo. Que de una forma anónima, entre tantos trabajos, el jurado especializado, seleccione mi libro, no deja de ser como otra voz de ánimo.
–¿Le han hecho falta esas voces de ánimo a lo largo del camino?
–Lo cierto es que no. Siempre he sido una persona muy positiva. Empecé desde cero; no me conocía nadie en el mundo editorial, no tenía ningún padrino y mi historia ha sido ir llamando puerta a puerta, con mucha ilusión, encajando las negativas de las editoriales, que he tenido muchísimas, y siempre he seguido hacia delante y mis historias han ido encontrando un hueco, hasta hoy.
–Llamó a muchas puertas, hasta que decidió construir la suya propia. ¿Qué es Tierra de Mu, su editorial?
–Es el nombre de un continente misterioso. Cuando llevaba varios años publicando con diferentes editoriales, me apeteció probar la experiencia de editar mis propios libros. Eso significa asumir un riesgo económico, pero sobre todo, poder crear un libro absolutamente a mi gusto. Tierra de Mu me lo permite. Publico poquito, porque el gran volumen está en otras editoriales, pero me permito caprichos; una edición especial, un papel con textura diferente, un acabado dorado, por ejemplo, contacto con los ilustradores con los que más me apetece trabajar…
–¿Qué piensa al ver sus historias traducidas desde el coreano al lituano?
–Imagínate… Desde el principio, mis libros ya se empezaron a traducir en bastantes idiomas hasta llegar a 35. Armenio, búlgaro, coreano…que no son tan reconocibles como otros, pero hace mucha ilusión. Cuando llegan a mi casa, que ya no sé cómo almacenarlos, me hace gracia cuando no reconozco ni mi nombre. La sensación de que una historia que nace aquí, en Cantabria, pueda llegar a niños de tantas partes del mundo da una emoción especial. Llegan a familias de otras culturas y países, y eso es maravilloso. Hay un listado que no conocía en el Instituto Cervantes, de los autores españoles más traducidos y en las mujeres, la duodécima soy yo. Estar en un listado, además siendo literatura infantil, junto a Santa Teresa de Jesús, impresiona. Es como decir: ¡soy una de las escritoras españolas más traducidas de la historia! Me cuesta creerlo.
–Si las historias llegan tan lejos y funcionan en otras culturas, ¿es porque la emoción básica es universal?
–Son mensajes universales; todos tenemos las mismas inquietudes, los niños comparten intereses en otros países. Hay lugares como Polonia, donde ocurre que los libros se han vendido muchísimo. Será que por algún motivo, las historias encajan de una forma especial.
–¿Se acuerda de los primeros cuentos que leyó?
–Pienso muchas veces en cuando era niña y las sensaciones que tenía cuando leía y, sobre todo, escribía. Tenía un cuaderno y me encantaba escribir, pero nunca se me ocurrió que esto podía ser una profesión. Era algo que llevaba dentro. Estudié psicología, seguía escribiendo, pero convertirme en escritora fue una sorpresa de la vida.
–¿En qué momento dio el paso definitivo?
–Esto pasa mientras trabajo de psicóloga, tengo mis tres hijos y de pronto me encuentro un álbum ilustrado en las manos y quiero llevar una de mis historias a ese formato. Oqo, la editorial que me ha premiado ahora, fue quien publicó mi primer libro. Me emociona pensar cómo ha evolucionado todo.
–¿Ha cambiado mucho este sector cultural en esta década y pico?
–Sí. Al principio era más complicado acceder a los editores. Ahora todos están en las redes sociales y un autor puede acercarse de forma más accesible. Hay más libros y novedades en las librerías y existe un sentimiento de libro efímero: hay tantos que se ha creado una especie de círculo en el que los libros tienen dos días de gloria en la librerías y se termina. Pelear para que uno se quede, perdure y no sea flor de un día, es lo más complicado y lo que más he notado en estos años.
–Parece complicado hacer que un niño pare el tiempo suficiente para meterse en una historia.
–Sí, es otro reto crear libros que enganchen a los niños y hagan que se mantengan atentos. El sentimiento de tener que pasar de una actividad a otra constantemente hace que sea difícil mantener la atención en un libro hasta que acaba. Su cerebro necesita acción y que pasen muchas cosas.
–¿Ha hecho ensayo y error con sus tres hijos?
–Lo hice durante muchos años hasta que me dijeron: mamá, ya está bien (ríe). Pero han sido mis primeros lectores y mis mayores críticos, me han ayudado a encontrar ideas, cambios, el final de algunas historias…
–¿Trabaja las historias de una en una?
–Suelo tener varios frentes abiertos, salvo que me apriete una fecha de entrega. Soy más bien caótica en ese sentido.
–¿La psicología se terminó?
Al principio, lo de escribir me lo tomaba como algo complementario. Tenía una consulta privada, daba clases en la Universidad Europea del Atlántico y aparte tenía mis libros, pero vivir de la literatura es muy complicado y hay que vender muchísimos libros para vivir de esto. Era impensable, pero poco a poco, gracias a que algunos libros llegaron para quedarse y que me han traducido a tantos idiomas, se hizo posible. Aunque siempre me ha fascinado la psicología, me di cuenta de que me gustaba quedarme en el ordenador inventándome historias, los momentos de mayor felicidad eran cuando estaba creando.
–Si su propia historia fuera un cuento, ¿qué titulo le pondría?
–(Piensa) Sería un título muy positivo. Algo como 'Tú puedes' o 'Confía en ti'. He sido muy trabajadora, muy constante y nunca he perdido la ilusión y a base de insistir, estoy aquí.
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