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José María Guelbenzu (Madrid, 1944) pasa como cada año su verano en Cantabria, junto a San Vicente de la Barquera. Allí lee, lo que él considera gran literatura, «la que entronca con la tradición hasta nuestros días» y sobre todo relee algunos de sus ... autores favoritos «porque me he dado cuenta de que los libros no cambian, los que cambiamos somos los lectores». Escritor, crítico literario y profesor, el autor de 'El mercurio' y creador de la saga policiaca de Mariana de Marco será hoy el nuevo invitado en los Martes Literarios de la UIMP, a las 19.00 horas, donde además de repasar su historia, hablará fundamentalmente de su ultima obra: 'Mediodía en el tiempo' (Siruela). Está encantado de la cita y la posibilidad de encontrarse con sus lectores porque como dice entre bromas: «El tema soy yo y lo domino», también hablará de su próxima novela, «que espero sea la última. Ya no tengo más que contar».
–Hoy se encontrará con sus lectores en el Paraninfo en la UIMP. Escribir es un oficio solitario, ¿cómo lleva esos encuentros?
–Siempre me provocan una gran curiosidad porque hay algo de eso que usted dice. Un músico que acude al estreno de su sinfonía o un poeta que recita sus versos comprueba de primera mano la reacción, incluso pueden ver la cara de su público, pero los novelistas no tenemos ni la menor idea de quien nos lee. Así que no deja de resultarme curioso el encontrarme frente a gente que tiene interés por lo que hago.
–Han definido su última novela 'Mediodía del tiempo' como una biografía de su generación. ¿Fue esa su intención cuando empezó a escribirla?
–Como les pasa a todos los escritores yo tengo que hablar de lo que conozco y esa es la razón por la que no he escrito muchas novelas de aventuras y en cambio sí he hablado de mi mundo y en este caso de mi generación que pasó sus primeros treinta años bajo el fascismo y luego entró de lleno en la democracia y por lo tanto vivió el gran cambio de este país. También se ha dicho que es una crónica moral de mi generación, cosa de la que yo no estoy tan seguro.
–Son sus editores (Siruela) los que destacan que con 'Mediodía en el tiempo' usted cierra un ciclo moral. ¿A qué cree que se refieren?
–Suponiendo que sea cierto que yo he escrito una crónica moral de mi generación, que eso está por ver, lo que es verdad es que con esta novela cierro definitivamente este tipo de interés, mundo y personajes. De hecho el año que viene aparecerá la que yo creo que será mi última novela, en la que hay un cambio radical pues está ambientada en un mundo completamente distinto, con otras situaciones. Incluso hay un cambio de localización porque sucede en Cantabria.
–¿Cómo que su última novela? ¿Se ha cansado ya de escribir?
–No. Es que ya no tengo nada más que decir. Creo que lo que quería decir lo he dicho ya y no se me ocurre nada nuevo. Si eso pasase volvería a escribir. Pero me causaría una gran desazón porque ya tengo 80 años y no tengo tanto tiempo por delante. Sospecho que me preocupará meterme en algo que no pueda terminar. En este momento, y sinceramente lo digo, no se me ocurre nada de lo que hablar. No sé si es que ya he hablado demasiado o me he quedado agotado.
–¿Esa última novela está ya acabada?
–Sí, sí y contratada por la editorial. Se publicará el año que viene.
–Dice que está ambientada en Cantabria, pero algunos pasajes su serie negra ya tuvieron lugar en esta tierra.
–Sí. Algunos. Toda esa serie de Marina Marco está sujeta a lo que llamaríamos la cornisa del cantábrico y, al principio, si hubo bastante acciones en Cantabria.
–Volvamos a 'Mediodía en el tiempo' y a ese retrato generacional. ¿Cree que la Transición española está mitificada?
–Más que mitificada yo creo que está denostada. Cada vez hay más voces que señalan que la Transición supuso una dejación de los ideales de un generación revoltosa como era la antifranquista. Al menos eso es lo que yo oigo por ahí. No creo que esté mitificada, creo que ha sucedido. Sin más.
–¿Se cumplieron las expectativas de esa generación?
–No, pero las expectativas nunca se cumplen. Siempre te quedas a distancia. Igual que cuando escribes una novela. Como decía Stevenson lo mejor de escribir las novelas es imaginarlas porque en tu cabeza son perfectas, pero luego cuando las pasas al papel resulta que no alcanzas a todo aquello que querías llegar y parece que te quedas a medio camino. Y con lo que me preguntaba ocurre lo mismo, que una cosa son los ideales y otra la realidad.
– A propósito de la nostalgia, que parece que ahora está muy de moda en la literatura, usted ha dicho que «los escritores debemos descubrir nuevas formas de expresión y dejarnos de tonterías». ¿A qué formas de expresión se refiere?
–El papel del escritor es seguir avanzando en el arte de la escritura y a eso me refiero porque me parece su función básica.
–¿Qué papel debe tener un escritor el de comprometido, el de narrador de su tiempo o debe dedicarse solo a entretener?
–El escritor a lo que debe comprometerse es a escribir bien. Básicamente. Ha hacerlo lo mejor que pueda y sepa. Luego ya la decisión de ser más o menos denunciante es algo personal, no creo que sea algo que pertenezca al biotipo escritor si no a cada cual.
–Hablábamos antes de Marina de Marco, la jueza protagonista de su serie negra. Cuando la creó y publicó la primera entrega no había el boom que hay ahora en este género. ¿No cree que hay un exceso de novela negra?
–Exceso de novela negra seguro que hay. Yo me siento más cercano a la clásica policiaca, de crimen y misterio, como se llamaban antes. La novela negra actual me interesa muy poco. Hay demasiados psicópatas y demasiada sangre.
–Antes, para publicar un libro había que llamar a las puertas de muchas editoriales, enviar muchos manuscritos que a menudo eran rechazados y ahora cualquiera que tenga dinero puede pagarse un libro y hasta los grandes sellos parece que han sucumbido a la autoedición. Usted ha trabajado en el mundo editorial, ¿cree que esto empobrece el panorama literario?
–No. No tiene por qué. Creo que la autoedición en España tiene muy poco camino y que los grandes sellos si en un momento determinado se ocupan de un novelista es porque ha tenido mucho reclamo en redes y consideran que puede atraer lectores y vender. Su idea es la de vendedores, pero no creo que eso sea importante realmente.
–¿Qué le parece importante, entonces?
–Hay dos tipos de escritores. Siempre han abundado, aunque ahora más los que escriben para ganar dinero o porque les parece muy chic. Luego está el escritor vocacional que es el que escribe aunque pase hambre. Yo estoy en ese lado, en el de los vocacionales.
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