Borrar
Las entradas para ver a Dávila están agotadas en todos los espectáculos anunciados hasta mediados de 2026. E. Gonca
«La esencia de la comedia es ser espontáneo: si te paras y piensas 'esto no lo digo', se pasó el chiste»

Juan Dávila

Cómico
«La esencia de la comedia es ser espontáneo: si te paras y piensas 'esto no lo digo', se pasó el chiste»

Con lleno asegurado aquí y en todas partes, llega a Santander el artista que le puede sacar los colores en el escenario si consiguió una entrada

Álvaro Machín

Santander

Miércoles, 19 de febrero 2025, 01:00

Sí, Juan López Fernández-Dávila (Madrid, 1978) fue policía y lo dejó por el escenario. Lo ha contado muchas veces. Es de lo poco que tendrá por seguro antes de entrar este fin de semana al Palacio de Festivales (de viernes a domingo). Porque en La Capital del Pecado 2.0, su espectáculo, no hay guión ni reglas. Eso sí, si consiguió entradas -es el pelotazo, todo vendido hasta mayo de 2026-, sepa que toda España puede ver en un vídeo cómo este cómico le hace un traje.

-Empecemos con formato chiste: Saben aquel que dice que era uno que salía con un megáfono a la Gran Vía para que entrara público al teatro y ahora no hay quién pueda comprar una entrada para entrar. Explíquelo porque cuesta cogerlo.

-Yo estaba en el teatro Arlequín. Empecé a las diez y, como no vendía, me pasaron a las doce. Dije: 'A ver, a las doce hay treinta personas, ¿qué hago? Pues me salgo a la Gran Vía a meter gente'. Como el show era 'El Palacio del Pecado' salía disfrazado de la Inquisición, como diciendo que no entrasen a pecar... Y claro, no entraba nadie. Yo quería conseguir el efecto contrario, pero no entraba nadie. Se me ocurrió a la desesperada. Y mira, han pasado dos años y pico, y ahora es una locura por el tema de los vídeos en las redes.

-Iba para futbolista. Pero, visto lo que hace, los árbitros le hubieran expulsado siempre.

-Pues sí. Me llevaba buenas expulsiones, la verdad. Pero ahora los árbitros me vienen de público. Y si me entero que hay algún árbitro, sale al escenario.

-Me dijo una vez un filósofo que el que dice que no se arrepiente de nada o es idiota o no tiene memoria. ¿Alguna vez ha dicho: 'me he pasado de frenada'? ¿Se arrepiente de algún chiste?

-Hombre, a mí lo de 'me he pasado de frenada' me pasa habitualmente. Y me doy cuenta. Lo que pasa es que el público me lo permite porque, como voy tan al límite, dicen: 'Este se ha pasado porque va a doscientos'. Ahí, cuando te pasas de frenada, hay que cambiar rápido el volante y cogerla hacia otro lado.

El Palacio advierte de los intentos de reventa en canales no oficiales

Cuando el Palacio anunció su programación y el nombre de Juan Dávila saltó a la palestra, la respuesta del público fue abrumadora . Los taquilleros de Reina Victoria afirmaban no haber visto «nada parecido» hasta la fecha. Fechas, concretamente, hay 3 y funciones, 4 con entradas agotadas. Las que quedan disponibles (un 10%) se pondrán a la venta cada jornada a las 11.00 horas, pero serán las aquiridas en taquilla, la web del Palacio o de Unicaja las únicas válidas. El Palacio ha detectado intentos de reventa a través de canales no oficiales, pero si no es posible validarlas en la puerta, no habrá opción de entrar al show.

-¿Y por qué a usted le permiten lo que a otros no?

-Creo que tiene que ver con el lugar desde donde lo hago, un lugar muy honesto y, en el fondo, muy respetuoso. Aunque digas 'madre mía, vaya patinazo', hay una base de respeto. Eso y que yo trato -y siempre he tratado- a todo el mundo por igual, y de eso se dan cuenta. No es que a uno por ser una eminencia de repente le trate de otra manera, o por tener algún problema le trate de otra.

-De hecho, todo empezó con cinco ciegos en primera fila que se fueron encantados...

-Sí. Y hay otra cosa. En España, aunque muchas veces no se ve, hay mucha gente con muchos problemas. En este espectáculo se sienten parte del espectáculo.

-Alguna vez ha dicho que con esto de las líneas rojas y hacer chistes hay mucho postureo.

-Hay mucho postureo en las redes sociales. En cuanto a 'esto lo digo y esto no'. O 'aquí lo digo porque puedo y en este lugar no'. Ahí, al final, se acaba perdiendo la esencia. Porque la esencia de la comedia tiene que ver con ser absolutamente espontáneo. No puedes pensar: 'voy a decir esto, pero no lo digo'. Ahí se pasó el chiste.

-Eso es autocensura.

-Autocensura hay mucha. Y miedo a, de repente, no encajar, a la crítica, al 'hater'... Hay mucho de eso por redes sociales. En ese sentido, yo soy bastante inconsciente. Lo he sido desde el principio y, mira, funcionó.

-Que hay poca tolerancia a la frustración, ha respondido en alguna entrevista...

-Sí, porque te estás arriesgando y puede que no guste. Eso te frustra y tienes que conseguir aceptar esa frustración. Fíjate, antes que hablabas de fútbol, a mí el fútbol me ha ayudado mucho con la tolerancia a la frustración porque, por desgracia, he estado muchos años con equipos en descenso. Estar en los puestos de descenso y tener que ir a entrenar... Cada lunes, martes, miércoles, perder el domingo, volver el lunes... Ahí se trabaja mucho a través de la frustración.

-Le entiendo, aquí somos del Racing. Sabemos de sufrir.

-Sí, sí. Eso es.

-Sale sin papeles, sin guion. ¿La clave del espectáculo es ver la cara del que va a dar juego? Porque hay mucho nota, ¿no?

-El espectáculo se basa en mi intuición, por dónde voy tirando y por dónde creo que va a fluir. Y tiene que ver también con que hay gente que necesita liberarse y gente que necesita lo contrario. Por ahí es por donde me muevo.

-Pero es difícil acertar...

-Es una lotería, sí. Lo que pasa es que, cuando juegas mucho, tienes más posibilidad de que te toque.

-Que sabe pinchar queda claro, pero, ¿qué tal encaja?

-Bien, bien, por supuesto. Y creo que eso también es algo que el público se da cuenta. A mí me han soltado muchas y se han visto en los vídeos y en los escenarios. Con la humildad con la que doy es con la que recibo. Eso genera una empatía, es un juego de todos. No es solo por un lado.

-¿Y si la crítica viene del propio gremio encaja igual?

-Al final sabes que cuando a alguien le va muy bien en algo es complicado de aceptar. Del mismo gremio y de todos lados. Yo siempre he ido a mi bola y no he sido de juntarme mucho con los gremios. Creo que también eso tiene que ver, porque a veces ves a gente que prácticamente hace lo mismo. Ves actuar a uno, al otro, a la otra, que son como clones ¿no? Creo que, el haber ido a mi bola, ha hecho que me desmarque de lo que se ha hecho habitualmente.

-¿Algún cántabro al que le gustaría pinchar? Porque esas cosas se traen estudiadas.

-No, no. Que va. Yo no estudio nada. La gente aparece y empieza el juego, pero yo no sé quién va a estar o quién hay entre butacas. Veremos lo que nos encontramos. De repente un día te aparecen los Williams y ahí me los encontré.

-No sé, pero que apareciera un Revilla, por ejemplo...

-Pues sí. Como cuando vino el hermano de Induráin. Estaría bien que viniese un primo de Revilla que no haya salido nunca. Me gustan más esos. Los que siempre han tenido protagonismo... Son más interesantes los que acompañan.

-¿Aún sigue queriendo ser un actor como Daniel Day-Lewis o con esto ya tiene bastante?

-Con esto, yo creo que he aportado a la sociedad como para tres vidas. Estoy bastante satisfecho por lo que está ayudando este espectáculo a dar visibilidad a gente con problemas, a gente que me escribe con ansiedad, con depresión... Al final, es a lo que había venido. Todo lo demás a partir de aquí es de agradecer. Pero, vamos, no tengo ahora mismo ese objetivo que tenía de hacer como Lewis, personajes con un rollo muy profundo y con grandes premios. Ahora, la verdad, no me interesa.

-Grandes actores comparten una reflexión que usted ha hecho: que con el éxito tiene la sensación de que muchos le ven como una piñata llena de billetes.

-Claro, claro. Es que parece que, cuando llegas a este lugar, todo lo que tocas se convierte en oro, como una alquimia. Creo que tiene que ver con que, al final, mi trato con la gente es cercano, confía mucho en mí el público que viene a verme. Y como tampoco me he puesto a anunciar marcas, ni historias... Si de repente me pusiese a anunciar 17 marcas al mes, a lo mejor empezaba a perder público.

-¿Se ha topado con alguien al final del show que le haya dicho: 'Juan, macho, no me he reído'?

-Pues la verdad es que no. Tampoco con alguien que se haya ido antes de acabar, que cuando empezaba o antes de hacer este espectáculo sí que se te iba alguien del show. Ahora no. No sé si es porque como está difícil conseguir la entrada, dicen: 'bueno, ya que estoy, me quedo'.

-¿Y eso tan típico de que se acerquen en un bar un día libre con amigos y se marchen diciendo: 'pues no es tan simpático...'?

-No me ha pasado. Al final la gente viene y quiere una foto o te dice que le gusta mucho lo que haces... En diez o veinte segundos, hombre, le tendrías que mandar a tomar por culo para que diga eso...

-Eso es que no ha mandado a nadie a tomar por...

-No, no. Por el momento, no.

-Empezamos con un chiste y acabamos igual. Se abre el telón y se ve entre el público a Sánchez, Núñez Feijoó, Santiago Abascal y Yolanda Díaz. Acabe la escena...

-Diría que me han colado en el teatro la inteligencia artificial. O que lo que consigue unir Santander no lo consigue nadie.

-¿Les sacaría?

-Todo donde haya algo que sacar, sale.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes «La esencia de la comedia es ser espontáneo: si te paras y piensas 'esto no lo digo', se pasó el chiste»