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Sandro Cordero
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Sandro Cordero
Pocas novelas retratan la situación social y política que las rodea de manera tan lúcida, mordaz e inteligente como lo hace el 'Lazarillo de Tormes', ... una obra que la compañía cántabra Hilo Producciones ha versionado en una obra 'Anónimo' que se estrena mañana en el Palacio de Festivales (Sala Pereda, 19.30 horas). El encargado del texto y de la dirección es Sandro Cordero, un ávido lector que se enamoró hace tiempo de la obra y de su «afilada visión de la realidad». Le acompañarán en el escenario Laura Orduña, Enrique Dueñas y Bea Canteli. La producción corre a cargo de Begoña García.
–'Anónimo' es una versión de 'El Lazarillo de Tormes', ¿qué va a ver el público en el escenario?
–La adaptación escénica de una de las novelas más divertidas, gamberras y mordaces de la literatura española. Me reí muchísimo cuando la leí, y me reí con asombro porque nada escapa a su visión crítica, no deja títere con cabeza, de arriba abajo. Espero que al público le pase lo mismo. La producción al completo, intérpretes, luz, escenografía, vestuario… Todo se ha hecho al servicio del genial e inteligente entretenimiento que es 'El Lazarillo de Tormes', y de su incisiva y afilada visión de la realidad que nos rodea.
–La obra, que se publicó en el XVI, retrata una sociedad en la que, entre otras cosas medran los ladrones y fracasan los honrados. ¿Se podría decir que es una obra muy contemporánea, no?
–Medran los ladrones, fracasan los honrados, no puede más quien más sabe sino quien más grita, el decente es motivo de burla y al sinvergüenza se le aplaude… Una sociedad, en fin, que oculta su profundo vacío moral bajo una máscara sonriente. Apariencia, apariencia, apariencia… Las personas son deslumbrantes cajitas llenas de miedo y desinformación. Estoy hablando del Lazarillo, ¿eh?, escrito hace mucho tiempo y que habla de cosas que pasaban hace mucho tiempo. ¿Verdad?
–La novela dio origen a un genero, la picaresca, que también se usa para definir la condición de los españoles. Este es el país de la picaresca se suele decir. ¿Esta definición tiene más connotaciones negativas o positivas?
–Yo no considero a Lázaro un pícaro. Lázaro se ve obligado a recurrir a astucias y engaños para sobrevivir, para no morir de hambre o a palos, pero en ningún momento intenta aprovecharse del bien ajeno para beneficio propio. ¿Lo hacemos los españoles? Pues, como en todas partes, habrá unos y unas que sí y habrá otros y otras que no. Creer en el carácter único de todo un país es como creer en el horóscopo. Lo que sí puede suceder es que todo un pueblo reaccione ante determinadas circunstancias políticas y sociales, como fue el surgir del género de la picaresca. En todo caso, decir que España es el país de la picaresca es malo, es muy malo, porque encierra un conformismo muy peligroso: «es que somos así y no podemos hacer nada, no podemos cambiar». Que las cosas, en determinado momento, puedan ser o parecer así, no quiere decir que tengan que seguir siéndolo.
–¿Ha sido muy complicado llevar este texto a la escena?
–El mayor reto fue que el Lazarillo apenas tiene diálogos, es una novela escrita en primera persona, y no quería hacer una obra narrativa, un monólogo en el que el protagonista cuenta su vida. La escena es conflicto, es acción, y el desafío fue convertir toda la narrativa en acción, en diálogo. Los que vean la obra disfrutarán con este desafío que hemos superado. Y el segundo gran reto era plasmar todas las diferentes localizaciones en las que transcurre la acción. Ahí la funcionalidad, ductilidad y belleza de la luz, la escenografía y el vestuario juegan un papel fundamental. No muestran sino que sugieren y evocan, apelan a la imaginación y la emoción del público, que será quien, parafraseando a Shakespeare, complete y haga grande nuestro humilde rectángulo escénico de madera.
–Todos sabemos que no se conoce el nombre del autor, pero ¿por qué ha decidido titular esta obra como 'Anónimo'?
–Podría mentir a medias y decir que el título hace referencia a que Lázaro somos todos, no es la historia de una persona en concreto sino que habla de nuestra condición de náufragos aferrados a una tabla en una sociedad que zozobra, en la que no somos capaces de trascender, de salir del anonimato, y en la que nuestra mayor meta es la pura supervivencia. Que también. Pero ésta es una justificación posterior, la verdad es que queríamos huir de todo lo que remitiese al clásico, al 'Lazarillo de Tormes', porque la nuestra es una visión respetuosa pero personal y actual, como siempre en Hilo. Y 'Anónimo' nos sonó fantástico desde el principio.
–El humor es una de las señas de identidad de Hilo Producciones en sus obras, sobre todo en las revisiones que hacen de los clásicos –este no es el primero que adapta– ¿por qué le da tanta importancia a la comedia'
–El humor es una herramienta mágica con la que afrontar cualquier tema, por duro que sea. Ya lo decía Mary Poppins, con un poco de azúcar esa píldora pasará mejor. Siempre me han fascinado los mecanismos del humor, los engranajes que nos hacen aprehender las cosas de una forma diferente pero completamente válida. El humor distorsiona los hechos sin perder un ápice de veracidad. Cualquier situación, cualquiera, tratada desde el humor, nos puede hacer reír sin faltar a la profundidad y la verdad de esa situación. El humor no cambia los hechos, cambia nuestro punto de vista, y eso es algo muy necesario de vez en cuando.
–Usted mismo es un gran lector, cómo definiría 'El lazarillo...' y cual de todos los capítulos es su favorito.
–Pocas novelas han retratado la sociedad de manera tan lúcida, mordaz e inteligente como lo hace el Lazarillo. Y con tanto humor. El Lazarillo es, por encima de todo, una magnífica comedia que animo a que todo el mundo lea. Es muy cortita y está escrita de forma deliciosa, 'suena' muy bien y se entiende muy bien. En cuanto a mi capítulo favorito, ahora mismo no soy capaz de decantarme por ninguno. No estoy siendo correcto, de verdad, es que ahora mismo no lo sé.
–Ahora que estamos en campaña electoral, ¿cree que los políticos deberían repasar ese texto?
–No.
–¿Qué personaje interpreta?
–Excepto Enrique Dueñas, que da vida al protagonista, y que en ningún momento abandona el escenario, el resto del elenco nos echamos a la espalda unos cuantos papeles. Laura Orduña, Bea Canteli y yo encarnamos entre los tres a los casi treinta personajes que acompañan a Lázaro en su historia. Es un trabajo de interpretación apasionante y meticuloso, apoyado y propiciado en todo momento por el magnífico vestuario de Azucena Rico.
–Háblenos un poco de los personajes.
–La estructura de la obra es la de 'servidor de muchos amos', es decir, un protagonista alrededor del cual gravita no solo la historia sino el resto de personajes. Toda la trama está construida desde y para Lázaro, no conocemos a los personajes en otro ámbito que no sea el de su relación con el protagonista. Hablo de la novela y también, claro, de nuestro montaje. En él están reflejados, a través de los personajes, todos los estamentos e instituciones sociales y de poder, ya sea directamente o por alusiones, y casi nadie, al igual que en la novela, sale bien parado. Hay excepciones, claro, como la madre de Lázaro y alguno más que no voy a decir por no desvelar nada de la trama, pero son, desgraciadamente, pequeñas islas en medio del océano de corrupción, ambición y egoísmo por el que a Lázaro le toca navegar.
–Es un veterano de la escena, ¿sigue sintiendo nervios antes de un estreno? ¿Qué espera del púbico?
–Nervios siempre, y ante un estreno más. La mayor parte de estos nervios está provocada, precisamente, por la segunda pregunta. Lo que espero y deseo es que el público aprecie y disfrute 'Anónimo' como lo hacemos en Hilo. Luego ya están los gustos de cada cual, pero que si a alguien no le gusta o no lo convence que no sea porque no hemos sido capaces de transmitir toda la maravillosa diversión que esta obra posee. Si lo logramos, entonces lo que pasará será que el público reirá, disfrutará, gozará durante setenta y cinco minutos, y luego se irá a su casa con un poso de reflexión profunda pero no amarga, seria pero desde la sonrisa.
–¿Es un buen momento para Hilo Producciones y para el teatro?
–No es un buen momento para el Teatro y, por tanto, no puede ser un buen momento para Hilo Producciones. Mientras se siga considerando a la Cultura y al Arte (y, por ende, al Teatro) desde una visión empresarial y mercantilista, en la que priman los beneficios y la rentabilidad, iremos en la dirección equivocada. Por otra parte, en Hilo Producciones llevamos mucho tiempo viviendo únicamente de una profesión en la que el 70% de nuestros compañeros y compañeras no pueden hacerlo, así que supongo que si adoptase un punto de vista absolutamente egoísta podría decir que es un buen momento para Hilo Producciones.
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Ana del Castillo
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