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El escritor catalán Ildefonso Falcones comenzó su saga en el año 2006 con la publicación de 'La catedral del mar'. Joan Tomás
«Donde estuvieron los españoles, sea América o Nápoles, dejamos un tremendo reguero de caos»

Ildefonso Falcones

Escritor
«Donde estuvieron los españoles, sea América o Nápoles, dejamos un tremendo reguero de caos»

El autor presenta hoy en el Aula de Cultura, 'En el amor y en la guerra', tercera entrega de la saga que comenzó hace diecinueve años

Martes, 25 de marzo 2025, 01:00

Puntual a su cita de un título por década (nueve años en este caso) retorna una de las sagas de novela histórica más exitosas de la actualidad, 'La catedral del mar'. En 1442, con las ideas renacentistas pugnado por dejar atrás la sociedad medieval, la tercera generación de los Estanyol, con el conde Arnau al frente, está ahora al servicio del rey de Aragón, Alfonso el Magnánimo, para participar en la conquista de Nápoles. 'En el amor y en la guerra' es la entrega más reciente de esta trilogía y su autor, Ildefonso Falcones (Barcelona, 1966), la presentará a los lectores cántabros este martes, a partir de las 19.30 horas, en el Ateneo de Santander, en un acto del Aula de Cultura del Diario Montañés.

-Como dice el tópico, en el amor y la guerra todo vale. ¿En literatura también?

-No, en literatura no. Sobre todo en novela histórica hay que ser certero y ofrecer al lector una trama lógica y creíble.

-Dedica la novela a un viejo conocido: su protagonista, Arnau Estanyol.

-Al nieto; pero el Arnau Estanyol de esta de esta novela tiene muy poco que ver con el de la primera: no es una persona obcecada, es tenaz; un caballero cuyos principios son, por encima de todo, la lealtad a su rey. Comparten el nombre, los títulos y la historia, pero poco más.

-Y le embarca en una aventura, la expansión hacia el Mediterráneo, que daría para todo un género. Con mucho menos se inventó el western, ¿no?

-La conquista por el reino de Aragón no es muy conocida, pero sin embargo las hazañas del Gran Capitán, ya bajo el trono español, sí han dado pie a mucha literatura y cine.

-¿Cómo se ve desde la actualidad esa conquista?

-No sabría decir, pero allá donde estuvieron los españoles dejamos un tremendo reguero de caos, fuera en Sudamérica, en Centroamérica o en Nápoles.

-Pero también de mestizaje, ¿no?

-Entre catalanes y napolitanos sí que hubo, pero en otros sitios a mí hablar de mestizaje me duele un poco.

-El Aragón de la novela no parece un reino muy unido, precisamente.

-Eran reinos unidos por la figura del monarca. Cada cual tenía sus cortes, su moneda, sus leyes propias, su lengua, sus principios, sus costumbres, sus gobernantes. Entre aragoneses y catalanes se llamaban extranjeros. Hubo incluso momentos en que Cataluña no acudió a defender a los aragoneses frente a los ataques de Castilla o de los franceses.

-Una situación con la que debe lidiar un rey fascinante, Alfonso V.

-Es un personaje muy complejo, cuya vida refleja el espíritu renacentista. Además de guerrero fue un gran mecenas que consiguió que aquella Nápoles, pobre en manos de los franceses, se convirtiera en un centro cultural europeo.

-Y con escasas simpatías por la nobleza catalana.

-Recordemos que ya a su padre le obligaron a pagar los 'impuestos de la carne'; los catalanes querían controlar al rey y desde luego con esta saga se equivocaron por completo.

-Eso sí, Alfonso V tenía una moral muy laxa para ser un monarca tan 'pío'...

-Bueno, estamos en una época de hijos ilegítimos, de bastardos, de sobrinos, de concubinas... La de los papas valencianos, además.

-O sea que el Twitter de la época echaría humo...

-Sí, desde luego y más en Italia creo yo.

-Bueno, en España tampoco anda mal la cosa, ¿no?

-Hoy en día, pero en aquella época la inteligencia o la sensibilidad estaba allí. Aquí seguíamos siendo más brutos, más primitivos.

-Todo esto le habrá llevado su tiempo.

-A ver, yo tardo mucho en escribir, tres años entre que escribo, leo, me documento, estudio y corrijo. Y tacho cosas, porque garantizo que rompemos páginas pero a mansalva.

-Aún así, le ha salido un tomo de más de setecientas...

-Si en una novela actual dices que tu personaje vuela de Barcelona a Madrid en avión, lo solventas en una frase, no tienes que explicar mucho más. Pero si viaja en el siglo XVIII tienes que explicar cómo lo hizo, porque era imposible ir. Te atracaban en cuanto salías de las murallas de tu ciudad, a un par de kilómetros estaban los salteadores de caminos. Y eso sucedía en todos los ámbitos europeos y del mundo.

-Por cierto, no se corta en las escenas tórridas...

-Es que no me quiero cortar; estamos viviendo una época en que la violencia, la sangre nos salpica incluso desde los libros. Y sin embargo, cuando llega una escena de sexo, caemos en el puritarismo. No lo entiendo, a mí el sexo me gusta y yo creo que al lector también.

-En ocasiones se ha quejado del rechazo por parte del 'establishment' literario; ¿lo sigue percibiendo?

-No me cabe ninguna duda, lo vivo cada día: yo no soy un escritor de calidad. Pero ¿cómo se mide esa calidad?

-¿Entonces se siente escritor, sin adjetivos?

-No, no, yo sí que lo confieso: yo soy escritor comercial. Y quiero serlo. Cuando me dicen que en mis últimos libros hay gran calidad... no la jodamos, ¿eh? Prefiero que digan que soy muy comercial.

-Se diría que no le preocupan mucho ciertas opiniones...

-Me traen totalmente sin cuidado; pero en fin, existen.

-¿Quizás se juzguen mejor sus libros en el futuro?

-No sé siquiera si existirán libros, confiemos en que sí. Aunque al siglo XXIII o XXIV no sé si llegaremos, o algún Trump de estos nos pondrá en fila y nos matará a todos.

-Imagino que hablar de su batalla fiscal le dará una pereza terrible.

-Hacienda es tremendamente cruel.

-Y eso que ha ganado.

-Pero me ha costado diez años, que no se los deseo ni a mi peor enemigo.

-Diez años, que es aproximadamente el plazo en que retoma la saga de 'La Catedral del Mar'. ¿Anotamos ya 2035 para la cuarta?

-Si aguanto diez años en este mundo y en este negocio... ¡Y por ese orden!

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